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Organización Mundial
del Comercio

WT/DS18/R
12 de junio de 1998
(98-2258)
Original: inglés

Australia - Medidas que Afectan a la Importación de Salmón

Informe del Grupo Especial

(Continuación)


45. Creo ... me parece que la Comisión para las enfermedades de los peces, como subgrupo de la OIE, está evolucionando sobre todo con la práctica y pienso que esta diferencia ha sido de verdad muy informativa para ella. El Código para los animales terrestres y el Manual para las enfermedades de los animales de la OIE existen desde hace bastante tiempo. Hace más de 20 años se pensó en hacer este enfoque extensivo a los animales acuáticos, que eran objeto de un comercio que iba en aumento, y se creó la Comisión para las enfermedades de los peces. Hasta la firma de los Acuerdos de la Ronda Uruguay del GATT, a la OIE no se le habían conferido muchas atribuciones respecto de estos asuntos. Después de la Ronda Uruguay, sin embargo, la OIE ha sido considerada en cierto modo como un órgano consultivo y el número de integrantes de la Comisión para las enfermedades de los peces se aumentó a cinco para incrementar su representatividad geográfica y en cierto modo sus conocimientos técnicos. La Comisión no representa a regiones geográficas propiamente dichas y desde luego no representa a países, sino que recoge datos sobre la situación epidemiológica de distintas partes del mundo y para esto algunas aportaciones geográficas son importantes. No cabe duda de que le convendría contar con expertos de otras regiones del mundo, inclusive de Australia y Nueva Zelandia. Los laboratorios de referencia de su red, dos de los cuales se hallan en Australia, son presumiblemente fuentes de información importantes.

46. Creo que puedo formular comentarios sobre una o dos de las preguntas complementarias formuladas por el Grupo Especial. El Dr. Rodgers ha respondido con pericia a la pregunta relativa al salmón y la trucha arcoiris. En esta esfera hay algunas diferencias de opinión, puesto que el genetista les dirá probablemente que todos los miembros del género Oncorhynchus están estrechamente emparentados, pero en virtud de una convención los salmones del Pacífico son en realidad las especies tradicionales de salmón del Pacífico que migran al océano, mientras que la variedad anádroma de la trucha arcoiris se considera trucha en cierto modo, o sea que en realidad es un salmónido, pero tal vez no un salmón del Pacífico, y en esto casi todo el mundo está de acuerdo.

47. En cuanto a las demás preguntas, la mayor parte de las cuales se relacionan con la evaluación del riesgo, desde luego daría traslado de ellas a la Dra. Wooldridge o al Dr. Burmaster. En el Informe final de Australia de 1996 se tuvieron en cuenta de muchas maneras algunas de las técnicas de evaluación de riesgos elaboradas por la OIE, toda vez que este proceso está evolucionando. Supusimos que una evaluación de los riesgos podría ser necesaria, pero lo cierto es que en estos momentos la OIE continúa avanzando, y perfeccionando y adaptando sus técnicas, y en realidad me parece que se ha progresado bastante más de lo que algunos de los que no estamos familiarizados con los métodos de evaluación de riesgos hubiéramos podido imaginar. En ese sentido, como mencionó, creo, el Dr. Rodgers, el Informe final de 1996 no llega a cumplir los requisitos de una evaluación cuantitativa como la preconizada quizá por el Dr. Burmaster. Con todo, reconozco por cierto el hecho de que existen varios vacíos importantes en los datos científicos necesarios para realizar una evaluación totalmente cuantitativa de los riesgos. No obstante, habida cuenta de los datos científicos disponibles, creo que en el informe de Nueva Zelandia y quizá en algunos otros, se ha hecho un esfuerzo encomiable para cuantificar dichos riesgos. Aunque la probabilidad sea de una en 100.000 toneladas o de una en 50.000 toneladas, estoy seguro de que siempre habrá un margen de error. Con todo, estimo que la noción de que al menos se pueden empezar a evaluar estimaciones de probabilidades es importante y creo que todos tendremos la mirada puesta en este enfoque en el futuro. Con esto doy por concluidas mis observaciones.

Presidente

48. Muchas gracias Dr. Winton. Invito ahora a la Dra. Wooldridge a que haga uso de la palabra.

Dra. Wooldridge

49. Buenos días. Muchas gracias por invitarme a esta reunión. En primer lugar querría decir que tengo muchos amigos en los dos países que son partes en esta diferencia y por ende hago mías algunas de las observaciones formuladas por Jim Winton. Lo que he procurado hacer es examinar este asunto con imparcialidad y analizar en realidad la metodología empleada. Por tanto, en primer lugar voy a formular algunos comentarios para resumir lo que pienso sobre este asunto, después de lo cual me voy a concentrar específicamente en las preguntas iniciales y luego en las preguntas adicionales.

50. En primer lugar debo disculparme por haber asignado el número 16 a mi respuesta a la pregunta 17. Con todo, según parece, esto fue observado por todas las partes y no causó pues mayores dificultades.

51. En mi informe original me referí luego a la terminología y creo que lo dicho por David Burmaster demuestra que se emplean terminologías distintas. No obstante, voy a reiterar otra vez qué terminología se emplea en mis círculos, a saber, que el análisis de riesgos abarca la identificación del peligro, la evaluación del riesgo, la gestión del riesgo y la comunicación del riesgo. En mi opinión, una evaluación del riesgo puede ser cualitativa o cuantitativa, pero en ambos casos los elementos esenciales son peligros identificados y definidos, resultados no deseados identificados y definidos y una vía o secuencia de acontecimientos claramente señalada y biológicamente viable desde el peligro objeto de interés hasta el resultado no deseado cuyo riesgo es objeto de evaluación, y datos para evaluar la probabilidad de que se produzcan los acontecimientos previstos en la vía, que luego sirven para evaluar la probabilidad global de que el resultado se produzca. Además, todos los datos han de estar referenciados y toda la evaluación ha de ser transparente.

52. En mi opinión, no basta simplemente con demostrar la posibilidad de que un resultado se produzca. Como dije en mi informe por escrito, y Jim lo ha reiterado también, creo que siempre se puede hallar alguna manera viable, al menos en relación con esta pregunta, de que lo probable se produzca y me parece que esto no es suficiente.

53. Solamente diré unas pocas palabras sobre las Directrices de la OIE, a las que hice referencia efectivamente en una de mis respuestas, a la pregunta 29, creo. Como muchos de ustedes probablemente saben, las Directrices están siendo redactadas de nuevo y como yo había participado en esa labor, se me hizo algo difícil distinguir entre lo que decían las Directrices originales y lo que sabía que iban a decir dentro de muy poco. La verdad es que en muchos aspectos son parecidas y uno de ellos es que ni las Directrices originales ni las nuevas requieren evaluaciones cuantitativas y ambas señalan que una vez que se ha evaluado el riesgo su aceptación depende efectivamente de factores locales, que deben ser puestos de manifiesto y resaltados a la hora de tratar de decidir cuáles son las estrategias adecuadas para gestionarlo. Básicamente, el proyecto de directrices para analizar y evaluar riesgos elaboradas por la OIE pretende recoger la mejor metodología disponible actualmente. Esto significa que siempre estarán anticuadas en cierto modo, a menos que sean revisadas de forma continua. Personalmente creo que no empleamos ni deberíamos emplear tecnología y metodologías anticuadas únicamente porque figuran en unas directrices más antiguas si se puede de hecho demostrar que esas metodologías se han perfeccionado, lo que sería un motivo para revisar las Directrices, que es lo que se está haciendo.

54. Sea como fuere, retomando la pregunta objeto de examen, en mi opinión el Informe provisional de 1995 cumple los requisitos citados de evaluación cualitativa del riesgo. Contiene una evaluación del riesgo claramente expuesta y transparente. El Informe final es el resultado del proceso de comunicación del riesgo. En mi opinión este proceso desempeña dos funciones importantes en este caso: i) descubrir errores en los datos empíricos empleados; y ii) recoger opiniones sobre el nivel de riesgo aceptable entre todos los interesados. La alteración de los datos empíricos puede afectar al riesgo evaluado o científico, es decir, a la probabilidad de que algo llegue realmente a ocurrir. Si una evaluación está bien ejecutada, las opiniones no afectarán, o al menos no deben afectar, al riesgo evaluado, y sólo deben tenerse en cuenta en las decisiones administrativas de aceptar o no el riesgo, lo que supone un juicio de valor que está sujeto a las prescripciones y condiciones locales. Es necesario hacer un distingo claro entre ambas cuestiones para que el riesgo aceptado pueda ser consensuado -o, de ser necesario, impugnado- y los factores determinantes del nivel de riesgo aceptable a nivel local puedan ser comprendidos o modificados por medio de negociaciones si fuera necesario.

55. En mi opinión, el Informe final, que es también de carácter cualitativo, es mucho menos claro y transparente que el provisional. Al igual que al Dr. Rodgers, se me hizo difícil distinguir sus distintas partes, en particular las referentes al riesgo evaluado y al riesgo aceptable, y los efectos que la comunicación del riesgo tuvo en estas dos cuestiones distintas. En particular, en el Informe final no se señalan claramente los posibles errores de hecho contenidos en el Informe provisional que hubieran podido alterar los riesgos evaluados. Y como en aquél se llegó a la conclusión opuesta a la del Informe provisional, una explicación clara de cualquier modificación de consideraciones fácticas es esencial. Sobre esta base es muy difícil determinar la posible validez de las distintas conclusiones de una evaluación bien ejecutada. Con todo, como en el Informe final solamente se examina la posibilidad, más que la probabilidad, de que se produzcan los resultados no deseados de la infección e importación de enfermedades, en mi opinión no cumple en cualquier caso los requisitos esenciales de una evaluación del riesgo. Como dije en mi informe escrito, no soy especialista en patología de los peces y por ende no tengan competencia para determinar si los datos aportados para evaluar los riesgos son exactos y completos. Según declaré, esto afectaría al resultado definitivo y a las conclusiones definitivas de una u otra evaluación y en este sentido quienes más tienen que aportar son el Dr. Rodgers y el Dr. Winton.

56. Declaré inicialmente que una evaluación de riesgos puede ser cualitativa o cuantitativa y que en un primer momento a menudo se realiza una evaluación cuantitativa. Con todo, dije también que con frecuencia no es posible realizar una evaluación cuantitativa por dos motivos. En parte por el hecho de que a menudo no se cuenta con los datos necesarios para llevarla a término satisfactoriamente, aunque también señalé el corolario de esto, es decir, que cuando se pone en marcha una evaluación de este tipo a menudo se comprueba que existen muchos más datos de los previstos inicialmente. En segundo lugar, con mucha frecuencia la falta de tiempo y la necesidad de actuar hacen que en esas circunstancias corresponda realizar una evaluación cualitativa, generalmente mucho más rápida, o que ésta sea la única acción viable. Hay también un tercer motivo, a saber, que si se realiza efectivamente una evaluación cualitativa con más rapidez y todos están de acuerdo con el resultado no tiene ningún sentido ir más lejos y realizar una evaluación cuantitativa. Si se concluye, a la vista de una evaluación cualitativa, que un riesgo estimado es insignificante, y se conviene en que la evaluación es acertada y además todos los interesados convienen también en que ese nivel insignificante es aceptable, es improbable que haga falta una evaluación cuantitativa. Ahora bien, desde esta óptica en realidad no importa lo que la gente entienda por "insignificante" si todo el mundo dice "sí, es insignificante, y esto nos parece aceptable", pues en tal caso no hay discusión, no hay diferencia y no hay ningún problema. El problema sí se plantea, evidentemente cuando hay diferencias de opinión y la gente se pregunta qué quiere decir "insignificante". Menester es reconocer que significa efectivamente muchas cosas diferentes para muchas personas y es por esto que en mi resumen señalo que una manera de resolver este problema es seguir adelante y realizar una evaluación cuantitativa.

57. En cualquier caso, como he dicho, cuando una decisión de que los riesgos son insignificantes no ha sido aceptada por todo el mundo o se necesitan más pruebas para demostrar que el nivel de probabilidad es bajo, como he dicho, una evaluación cuantitativa es, en mi opinión, a todas luces el paso siguiente del proceso que cabe intentar. Esto es lo que se hizo en Nueva Zelandia y me parece que no había ningún motivo para que Australia no intentara realizar una evaluación de este tipo de la enfermedad estimada en su Informe provisional como la de más alto riesgo. En mi opinión, como he declarado en mi testimonio por escrito, el método básico y muchos de los datos empleados por Nueva Zelandia son aplicables por igual en este caso. Además, y esto es aún más importante, el intento de realizar una evaluación cuantitativa, tanto si se consiguen todos los datos como si no, e independientemente de si es posible incorporar todas las variables en el modelo y conseguir una respuesta cuantitativa, despeja los procesos mentales y por ende pone de relieve las insuficiencias específicas de los datos, suponiendo que existan. Esto ayuda también a corregir el carácter subjetivo de una evaluación cualitativa y a diferenciar claramente la cuestión del riesgo evaluado de la del riesgo aceptable.

58. En resumen, no acepto la afirmación de Australia de que es imposible intentar realizar una evaluación cuantitativa en esta situación. En mi opinión, salta a la vista que esta es la manera de avanzar. El método específico empleado para estimar la probabilidad de que se produzca el resultado no deseado puede ser examinado luego con absoluta prescindencia de la cuestión de si esa probabilidad es o no aceptable. La evaluación del riesgo realizada por David Vose es un ejemplo de esto. De considerarse pertinente, se podría realizar una evaluación de riesgos separada. Para mí, salta a la vista que la manera de avanzar cuando se plantea cualquier diferencia de esta clase es tratar de aclarar las cuestiones por etapas haciendo esta evaluación cuantitativa y diría que es a todas luces el paso siguiente.

59. A continuación voy a repasar las respuestas a las preguntas específicas planteadas la semana pasada. Las preguntas 1, 2 y 3 que figuran en el documento pertinente no iban dirigidas a mí o eran ajenas a mi campo de especialización. En cuanto a la pregunta 4, la sección 2 del Informe final de 1996 contiene descripciones, con referencias, de cada una de las enfermedades consideradas pertinentes y un resumen de los datos proporcionados. Sin embargo, en mi opinión en estos resúmenes no se intenta estimar la probabilidad de importación de enfermedades infecciosas y por ende no cumple mis requisitos mínimos para una evaluación de riesgos.

60. Las distintas enfermedades se examinan también en la sección 1.4.2, relativa a los elementos de análisis del riesgo, del Informe final (página 37). Esta estructura parece innecesariamente repetitiva y confusa -en cualquier caso, a mí me desorientó- y en ella se reitera gran parte de la información contenida ya en la sección 2, sólo que en este caso no está referenciada. Respecto de 19 de los 25 organismos enumerados, la conclusión alcanzada después del examen de la enfermedad y de algunas medidas de salvaguardia posibles está redactada en los siguientes términos: "A causa de vacíos en la base de datos, existe aún cierta incertidumbre sobre la posible eficacia de este tratamiento o estos tratamientos en la práctica". Esto tampoco cumple mis requisitos mínimos para una evaluación de riesgos (véanse mis respuestas iniciales, donde digo que, en mi opinión, no basta con demostrar solamente la posibilidad de que se produzca un resultado no deseado).

61. Así pues, en mi opinión, en el Informe final no se han evaluado los riesgos por enfermedad, aunque en él los datos sí se han clasificado sobre esa base. Solamente para poner de relieve las diferencias entre las secciones del Informe provisional (de mayo de 1995) y del Informe final de diciembre de 1996 relativas a las distintas enfermedades, voy a comparar las secciones relacionadas con Renibacterium salmoninarum. En la sección 4.2.8 del Informe provisional (Consideraciones, página 75), se concluye que "... es muy improbable que los títulos de las bacterias presentes pudieran ser suficientes para provocar un brote de enfermedad". No consigo hallar ninguna conclusión comparable en el Resumen del Informe final (sección 2.4.9, página 162), ni en los pasajes de la sección sobre los factores de análisis del riesgo que tratan de Renibacterium salmoninarum (sección 1.4.2, páginas 41 y 42), que concuerde con dicha conclusión o la contradiga. En realidad, no consigo hallar conclusión alguna basada en esos datos, al menos no donde lógicamente cabría buscarla.

62. Ahora bien, solamente para poner de relieve el carácter subjetivo de una evaluación cualitativa y las dificultades que acarrea, quisiera hacer otra pequeña observación comparativa sobre sendas partes del Informe provisional y del Informe final. Hay una diferencia de redacción interesante e importante entre los pasajes relativos a la supervivencia en el medio ambiente de la bacteria Renibacterium salmoninarum. En la sección de Informe provisional (Consideraciones), se afirma que "Renibacterium salmoninarum no sobrevive bien en el medio ambiente", mientras que en el Resumen del Informe final se dice que: "El organismo (Renibacterium salmoninarum) tiene la capacidad potencial de sobrevivir en el medio ambiente durante largos períodos". Cuando se consultan los datos y las referencias aportados, da la impresión de que ambas conclusiones se basan en la misma fuente, a saber, Austin y Rayment (1985), Journal of Fish Diseases, volumen 8, páginas 505 a 509. Creo que no es posible hallar un ejemplo más claro de las dificultades ocasionadas por una evaluación cualitativa y de su carácter potencialmente subjetivo. Esto significa en último término que si se realiza una evaluación cualitativa y no es posible llegar a un acuerdo, no queda más remedio que seguir adelante e intentar realizar una evaluación cuantitativa.

63. Según parece, el propósito de la pregunta 5 es averiguar si en un análisis del riesgo de las importaciones es imperativo evaluar los riesgos a la luz de cada una de las distintas opciones de gestión de riesgo objeto de examen. Estas opciones generalmente suponen introducir medidas para reducir el riesgo o medidas de salvaguardia, como también se las denomina. Una evaluación del riesgo básico, que a veces procede evaluar, no entrañaría medida de salvaguardia alguna. Sin embargo, con frecuencia algunas de esas medidas forman parte integrante de la evaluación del riesgo inicial, bien porque se hallan ya en vigor (por ejemplo, regímenes legales de pruebas obligatorias), bien porque se incorporan automáticamente en la vía de riesgo pertinente (por ejemplo, si solamente se trata de estimar el riesgo de un producto cocido, la medida de salvaguardia consiste en cocerlo).

64. Si el país importador considera aceptable la estimación del riesgo básico, o del riesgo con la reglamentación vigente, o con las medidas de salvaguardia "usuales" en vigor, señalada por un análisis de riesgos, no haría falta evaluar ninguna hipótesis más. Solamente habría necesidad de ir más lejos si este riesgo básico o inicial fuera inaceptable. Si en tal caso existieran otras medidas de salvaguardia identificadas como viables de emplear, en mi opinión, sería necesario que el país importador evaluara los riesgos con la más estricta combinación viable de dichas medidas de salvaguardia en vigor y demostrara que el riesgo era todavía inaceptable para que prohibiera las importaciones. La cuestión de saber si hace falta evaluar las combinaciones intermedias de salvaguardias por separado depende del problema concreto objeto de examen.

65. Por ejemplo, supóngase que se evalúan los riesgos de las importaciones de canales enteras, frescas, sin enfriar, sin elaborar y sin cocer, del animal X en el país Y, y se considera que el resultado supone un riesgo aceptable. En tal caso, tal vez la eliminación de las vísceras bastaría para reducir el riesgo a un nivel aceptable. No obstante, si las vísceras se eliminan siempre, y cuando digo esto quiero decir sin excepción alguna, por ejemplo, en conjunción con la práctica de deshuesar y ahumar, no tendría sentido evaluar el efecto de la eliminación de las vísceras por separado (a menos que en realidad se estuviera evaluando el riesgo con un producto nuevo). En este caso una evaluación que incluyera estos tres procesos sería la adecuada, pero si se dispusiera de más de un conjunto enteramente separado de medidas de salvaguardia, en mi opinión sería necesario evaluarlos todos para demostrar la inexistencia de métodos para reducir los riesgos de las importaciones a un nivel aceptable.

66. La pregunta 6 no iba dirigida a mí en realidad, pero desearía formular solamente algunos comentarios sobre su redacción. En mi opinión, la OIE ha dicho que se emplean determinadas técnicas de evaluación de riesgos, pero que dichas técnicas han sido elaboradas por terceros y no por la OIE, que se encarga más bien de recopilarlas y publicarlas. Esto es todo lo que tengo que decir en este momento. Gracias.

Presidente

67. Muchas gracias. Antes de dar la palabra a las partes quizá convendría que preguntara de nuevo a los expertos si desean responder a cualquiera de las observaciones hechas hasta ahora o complementarlas. Una o dos observaciones concretas han sido dirigidas por un experto a otro. Por ejemplo, el Dr. Rodgers hizo una observación sobre la expresión "carácter insignificante" a la que la Dra. Wooldridge ha dado ya respuesta, pero me parece que iba dirigida también al Dr. Burmaster. No sé pues si desean decir algo más para ampliar algún comentario o responder de algún modo en este momento. Dr. Burmaster.

Dr. Burmaster

68. No tengo más observaciones que hacer en este momento.

Presidente

69. Bien, en tal caso daremos la palabra a las partes y, como dije antes, empezaremos por el Canadá. Les ruego que al tomar la palabra se identifiquen antes de formular sus preguntas o comentarios. Tiene la palabra el Canadá.

Canadá (Sra. Valery Hughes)

70. Gracias señor Presidente. Me llamo Valery Hughes y soy Consejera Jurídica de la División de Derecho Mercantil del Ministerio de Asuntos Exteriores en materia de comercio internacional. Desearía comenzar dando las gracias a los expertos en nombre de mi delegación y del Gobierno del Canadá por acceder a participar en este proceso y por todo el trabajo que han realizado hasta ahora. Mucho les agradecemos que hayan dejado temporalmente de lado sus deberes y funciones para acudir a esta reunión. Como hemos tenido ya ocasión de formular comentarios sobre las respuestas dadas por los expertos a las preguntas que les formuló el Grupo Especial, gran parte de lo que el Canadá tiene que decir ha sido dicho ya y por ende no hace falta repetirlo ahora. Me pregunto, señor Presidente, si acaso me podría conceder unos cinco minutos para intercambiar opiniones con mi delegación sobre lo que acabamos de escuchar a fin de que pueda decidir si tenemos o no otras cosas que mencionar en este momento.

Presidente

71. Bien, haremos una corta pausa. Nos volveremos a reunir aquí dentro de diez minutos para que los que deseen bajar a tomar un café puedan hacerlo.

[Pausa]

Presidente

72. Bien, continuemos. Doy la palabra al Canadá para que dirija preguntas y observaciones a los expertos. Canadá.

Canadá (Sra. Valery Hughes)

73. Gracias, señor Presidente. Querría agradecer en este momento a los expertos las muy útiles y provechosas observaciones e informaciones adicionales que nos aportaron esta mañana [fallo del micrófono]. Como decía, querría dar las gracias a los expertos por las nuevas intervenciones y aclaraciones que hicieron esta mañana, de las que hemos sacado mucho provecho. En este momento no tengo mas preguntas que formular a los expertos, pero querría reservarme el derecho de hacerlo más adelante si en el curso del día se plantearan otros asuntos sobre los que tuviéramos preguntas que hacer. Si me lo permite, quisiera dirigirle una corta pregunta a usted señor Presidente, a propósito del proceso de preparación de la transcripción. Me he estado preguntando si ésta será distribuida a las partes esta tarde, mañana o alguna vez.

Presidente

74. Me temo que la preparación de la transcripción depende de lo que dure la reunión y que el proceso puede ser largo. Lo único que puedo decir es que se publicará tan pronto como se acabe de preparar si el material es mucho, esto puede llevar varias semanas. Lo siento pues, pero así son las cosas. Con todo, lo publicaremos lo antes posible y como será una transcripción literal, no debería ser necesario que formulen preguntas o comentarios por escrito sobre lo que hayan dicho en el curso de esta reunión.

75. En ese caso quizá pueda continuar con Australia y preguntar a su delegación si tiene algún comentario o pregunta que dirigir a los expertos. Tiene usted la palabra.

Australia (Sr. Ric Wells)

76. Gracias, señor Presidente, soy Ric Wells, Representante Permanente Adjunto de la Misión de Australia en Ginebra. Señor Presidente, querría pedirle que me orientara, pues hemos preparado una declaración general sobre las cuestiones tratadas en las intervenciones de los expertos que desearíamos formular en algún momento.

Presidente

77. Siempre que guarde relación con los asuntos objeto de examen, no cabe duda alguna de que puede ser considerada como un comentario, y si contiene preguntas no hay inconveniente, aunque ofreceremos de todos modos a los expertos la oportunidad de responder a todo lo que se diga en ella. Le ruego pues continuar.

Australia (Sr. Ric Wells)

78. Gracias señor Presidente. En primer lugar, Australia no tiene la intención de abordar cuestiones jurídicas concernientes a la OMC en este momento y sus observaciones serán sin perjuicio de su opinión jurídica sobre preguntas, respuestas y testimonio determinados. En primer lugar desearíamos agradecer a los expertos su participación en estas audiencias, así como el tiempo y el esfuerzo que han dedicado a responder a las preguntas del Grupo Especial.

79. Los datos científicos de base examinados y evaluados en el Informe final no han sido impugnados por los expertos ni por el Canadá; a Australia tampoco se le han presentado nuevas pruebas que justifiquen la revisión de su evaluación del riesgo. Con todo, desearía hacer notar, señor Presidente, que los propios expertos han subrayado el hecho de que la ciencia y la metodología son dinámicas y están evolucionando, observación que, por cierto, hemos formulado en nuestras comunicaciones. No obstante, querría destacar que lo único que no está cambiando es el nivel adecuado de protección de Australia. Australia ha adoptado un enfoque estructurado de elaboración de políticas de cuarentena que abarca la evaluación y la gestión de los riesgos. El tercer elemento del análisis de los riesgos, es decir su comunicación, es muy importante y forma parte integrante del régimen australiano de análisis de los riesgos de las importaciones. Esto redunda a menudo en una serie de consultas y en la revisión consiguiente de documentos provisionales, así como en nuevas evaluaciones de riesgos para velar por que la decisión sea congruente con el nivel adecuado de protección de Australia.

80. En esta reunión desearía subrayar que, como hemos dicho antes, el Informe final abarca todas las consideraciones y todos los documentos científicos de referencia comprendidos en el Informe provisional de 1995. Querría subrayar también que las consecuencias forman parte integrante por igual tanto del análisis del riesgo como de su evaluación. El excelente estado de salud de los animales de Australia, en particular de los animales acuáticos, que generalmente está por encima del de muchos otros países, sustenta en grado importante la rentabilidad de las industrias primarias de Australia y la amplia aceptación de sus productos en el país y el extranjero. En consecuencia, un gobierno australiano tras de otro ha adoptado un enfoque muy conservador de gestión de los riesgos con la finalidad de conservar las ventajas obtenidas gracias a la evitación de las pérdidas de producción causadas por estas enfermedades a fin de contribuir a mantener los mercados de exportación y proteger el medio ambiente.

81. En la práctica Australia solamente está dispuesta a aceptar una baja probabilidad de que entren, se establezcan o propaguen enfermedades que son motivo de preocupación por motivos de cuarentena si se prevén consecuencias importantes como resultado de la entrada de una plaga o enfermedad. Cuando la falta de datos epidemiológicos importantes no hace posible garantizar razonablemente que una enfermedad no entrará, se establecerá o propagará, se procede con la debida cautela en toda la evaluación del riesgo y se adoptan medidas consiguientemente conservadoras de gestión del riesgo.

82. Australia ha realizado un exhaustivo análisis del riesgo, incluida una evaluación del mismo, en que, a su juicio, se empleó una metodología adecuada a las circunstancias. En el Informe final se tuvieron en cuenta todos los elementos de la evaluación de riesgos identificados en el Acuerdo MSF y en el Código Sanitario Internacional para los Animales Acuáticos. Este Código es objeto de elaboración y perfeccionamiento continuos. Quedan cuestiones importantes por resolver, incluidos los criterios empleados para inscribir enfermedades en la lista. El Código contiene unas Directrices mínimas de carácter voluntario que deben ser aplicadas en el comercio internacional por los países importadores y exportadores.

83. La característica del Informe final que más salta a la vista es el alto número de agentes patógenos potencialmente presentes en el salmón del Pacífico del Canadá que no han sido hallados en Australia. Existen muchos vacíos en la base de datos sobre estos agentes, que incluyen la dosis infectante y la ruta de infección, la prevalencia en las poblaciones fuente, el número de agentes hallados en distintos tejidos del huésped y la capacidad de adaptación del agente cuando se le somete a distintos tratamientos fisicoquímicos. Todos estos factores tiene un efecto importante en el nivel del riesgo.

84. A continuación, Australia desearía referirse a tres cuestiones principales, a saber, el análisis del riesgo, las normas internacionales y las enfermedades de los peces. Las respuestas de los expertos a la pregunta de qué constituye un análisis adecuado de riesgos demuestra que existen diversos análisis aceptables, que van desde el análisis estrictamente cuantitativo preconizado por el Dr. Burmaster hasta el enfoque más bien cuantitativo de los doctores Wooldridge y Rodgers. El Informe final de Australia constituye un análisis del riesgo que queda comprendido en este último espectro de descripciones y en él se tuvieron en cuenta las Directrices recomendadas por la OIE. Es importante hacer notar que el Acuerdo MSF no prescribe que deba emplearse una metodología de evaluación de riesgos determinada, sino más bien que cualquiera que sea el método adoptado, ha de ser adecuado a las circunstancias. La variedad de los comentarios de los expertos sobre esta cuestión pone de manifiesto el carácter altamente subjetivo de lo que es adecuado en términos de evaluación del riesgo, así como los efectos que unas circunstancias determinadas pueden tener en la determinación que corresponda tomar, y desearíamos subrayar que los expertos reconocen, al parecer, que no existe obligación alguna de realizar un análisis cuantitativo del riesgo. Para decidir qué clase de evaluación del riesgo es más adecuada en determinadas circunstancias, lo más importante es un examen y evaluación de los datos disponibles. Es posible que haya diferencias de opinión legítimas entre los expertos sobre si es preferible un método cuantitativo o cualitativo dependiendo de su opinión personal sobre cuestiones como la utilidad de aplicar métodos cuantitativos cuando se dispone de pocos datos empíricos. Por ejemplo, la determinación de Nueva Zelandia de que en sus circunstancias cabía realizar una evaluación cuantitativa del riesgo respecto de las importaciones del salmón no guarda relación directa con la situación de Australia. Por estos mismos motivos unos resultados obtenidos en otros países no puede servir de indicador de cómo Australia debería haber realizado una evaluación del riesgo respecto del salmón del Canadá.

85. En su Informe final Australia tuvo plenamente en cuenta todos los conocimientos disponibles y determinó que no existían datos suficientes para realizar un análisis cuantitativo, sobre todo a la vista de la orientación conservadora de la política australiana de cuarentena y del elevado nivel de incertidumbre reinante. La evaluación del riesgo realizada por Australia fue exhaustiva e intensiva. Dadas las circunstancias, era la más rigurosa evaluación del riesgo que se podía realizar. En cuanto a la observancia de las normas mundiales, medida teniendo en cuenta las evaluaciones publicadas por otros países, la evaluación del riesgo hecha por Australia es excepcionalmente minuciosa, rigurosa y transparente. En ella se tuvieron en cuenta todos los datos científicos pertinentes, así como los vacíos existentes en ellos, y se determinó que la probabilidad de establecimiento de agentes patógenos era baja. Sin embargo, en vista de la incertidumbre inherente a esta evaluación, por ejemplo, a causa de la escasez de datos sobre la dosis infectante, la prevalencia y el índice de transmisión, así como de las muy graves consecuencias potenciales, en el informe se concluyó que el riesgo existente era incompatible con el nivel adecuado de protección de Australia. Al respecto, quisiera subrayar que los expertos reconocen, al parecer, que le corresponde a Australia tomar una decisión sobre la aceptabilidad del riesgo y repito otra vez que Australia sí tomó esa decisión teniendo en cuenta su nivel adecuado de protección.

86. Pasando a las normas internacionales, como se ha determinado que el Código Sanitario Internacional para los Animales Acuáticos es lo que más se aproxima a un modelo internacional, acogemos con agrado la participación en estas audiencias de un integrante de la Comisión para las enfermedades de los peces, el Dr. Winton, y la información acerca del funcionamiento de dicha Comisión que ha aportado a estos debates. En estas actuaciones Australia ha manifestado cierta preocupación por la falta de medios para determinar la opinión o intención de esta comisión de la OIE en relación con las Directrices del Código, puesto que no se levantan actas de sus reuniones, así como por el equilibrio de la representación del mundo en dicha Comisión, en particular por lo que se refiere a sus efectos en la inscripción de enfermedades en la Lista. En las respuestas que figuran en la página 22 de su réplica de octubre de 1997, Australia pone en tela de juicio el procedimiento seguido para seleccionar las enfermedades sujetas actualmente a declaración obligatoria y otras enfermedades importantes. Australia desearía subrayar también que dicho Código se halla en una fase de elaboración y está sujeto a revisión continua. Es más, solamente aporta directrices mínimas de aplicación voluntaria. En otras palabras, el Código es una obra en curso y no un documento acabado. Al respecto, quisiera destacar que el Dr. Winton ha reconocido la utilidad de los antecedentes que están siendo aportados en relación con las condiciones reinantes en Australia y Nueva Zelandia.

87. La opinión que acabo de expresar cuenta con el respaldo del actual Director General de la OIE. Cito: "El Código y el Manual de la OIE para los animales acuáticos no son de ninguna manera inalterables, sino que se prevé que sean perfeccionados y revisados a fondo en forma continua a medida que los países los vayan aplicando y adquiriendo experiencia en ese sentido". Fin de la cita, que ha sido tomada de la Revista científica y técnica de la OIE (15 de junio de 1996, página 378).

88. Australia ha manifestado también preocupaciones por la manera en que la OIE aplica las definiciones empleadas para clasificar las enfermedades y por la exclusión consiguiente de enfermedades que pueden ser motivo de mucha preocupación en algunos países. Por ejemplo, a pesar de que la lista de enfermedades que se han de notificar obligatoriamente a la OIE contiene enfermedades transmisibles consideradas importantes desde el punto de vista socioeconómico o de la sanidad pública dentro de los países, así como en el comercio internacional de animales acuáticos y productos de animales acuáticos, una enfermedad no se inscribe en ella si tiene una distribución geográfica amplia. La forunculosis es una de las enfermedades más importantes de los salmónidos, en particular del salmón del Atlántico, pese a lo cual no figura en la lista de la OIE, presumiblemente porque es endémica en la mayoría de los países productores de salmónidos. Esto contrasta con las enfermedades de los animales terrestres que tienen una distribución geográfica extendida y consecuencias importantes, que sí figuran en el Código Sanitario para los Animales de la OIE.

89. El Acuerdo MSF autoriza a los Miembros de la OMC a decidir si las recomendaciones mínimas de la OIE pueden constituir una base apropiada para alcanzar su nivel adecuado de protección. Ninguna organización internacional tiene por función determinar el nivel adecuado de protección de un Estado soberano. Las Directrices mínimas de aplicación voluntaria aportadas por la OIE son una de las opciones que los países importadores deben tomar en consideración al examinar el riesgo de las importaciones. El que estas Directrices basten por sí solas para alcanzar el nivel adecuado de protección de los países es algo que cada país importador debe determinar mediante un análisis del riesgo.

90. A continuación me voy a referir a las "enfermedades". La sola evisceración no satisfaría el nivel adecuado de protección de Australia. Otros factores afectan al nivel de riesgo, incluso el hecho de que el agente patógeno puede hallarse en la carne y la sangre. En la respuesta australiana de octubre de 1997 a la pregunta 13 figura una evaluación más detallada de esta cuestión y en ellas se identifican los principales tejidos que alojan potencialmente agentes patógenos después de la evisceración, a saber, los músculos, los restos de tejido de riñón, los huesos, las agallas, la piel y los apéndices, la cabeza con sus órganos especializados y la sangre, especialmente en los restos de grandes vasos sanguíneos, las zonas muy vascularizadas y los lechos capilares. Según parece, la Comisión para las enfermedades de los peces ha adoptado, sin ningún tipo de evaluación de riesgos, la posición de que la evisceración es un método eficaz de tratar el pescado con aletas para reducir la presencia de cualquier agente patógeno a niveles aceptables.

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