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Organización Mundial
del Comercio

WT/DS18/R
12 de junio de 1998
(98-2258)
Original: inglés

Australia - Medidas que Afectan a la Importación de Salmón

Informe del Grupo Especial

(Continuación)


91. Por contraste con los animales terrestres, no hay ningún caso fehacientemente comprobado de propagación de enfermedades de los peces a través de productos para el consumo humano. No obstante, como se subrayó anteriormente en la primera comunicación de Australia, esto debe ser examinado en el contexto de la situación reinante en casi todo el mundo, donde muchas enfermedades objeto de preocupación, si no todas, son endémicas, lo que significa que hay pocas posibilidades de demostrar cuál es la fuente de los brotes de las enfermedades de los salmónidos. De hecho, una vez que una enfermedad se establece, los altos costos de las investigaciones científicas encaminadas a determinar su fuente y vía de entrada pueden hacer que se les otorgue una prioridad menor que a la asignación de fondos públicos para la gestión de enfermedades. Las enfermedades de los salmónidos han seguido propagándose por todo el hemisferio norte, donde acarrean pérdidas de producción y consecuencias económicas apreciables a pesar de las Directrices de la OIE, que fueron concebidas para reducir el riesgo de propagación de enfermedades. Australia opina que con el tiempo se aportarán pruebas concluyentes de propagación de enfermedades de los peces a través de productos destinados al consumo humano. Gracias, señor Presidente. Quisiera adelantar, sin embargo, que mi delegación formulará algunas preguntas más a propósito de las respuestas de los expertos.

Presidente

92. Muchas gracias. �Tiene usted por escrito la declaración que acaba de formular? Aunque no hace falta para el acta, en vista de lo mucho que se dice en ella, puede que a los expertos les convenga tener el texto para referirse a él cuando traten de responder. De ser así, quizá la podríamos reproducir.

Australia (Sr. Ric Wells)

93. Podremos facilitar una versión definitiva dentro de poco, señor Presidente.

Presidente

94. Creo que sería útil contar con ella antes de pedir a los expertos que intenten responder.

Australia (Sr. Ric Wells)

95. Podemos facilitar una versión sin corregir ahora mismo.

Presidente

96. Muy bien. Quizá la Secretaría podría conseguir que se hicieran copias rápidamente. Supongo que los expertos preferirán esperar a fin de contar con el documento antes de responder. Si están dispuestos a decir algo ahora mismo, podemos empezar sin más.

Dr. Winton

97. No voy a formular comentarios sobre los campos relacionados con la evaluación de los riesgos, pero me parece que el Sr. Wells se ha referido a dos cuestiones que quedan comprendidas en las esferas de interés de la Comisión para las enfermedades de los peces de la OIE. No cabe duda alguna de que esta Comisión de la OIE es una obra en curso y nos apoyamos en diversos expertos de todo el mundo, así como en aportaciones de países miembros. Australia, Nueva Zelandia, el Canadá, Suecia y varios países más han sido muy diligentes a la hora de trasmitir comentarios sobre el Código y el Manual a la Comisión para las enfermedades de los peces. Éstos se examinan en las reuniones anuales de la Comisión y de hecho muchas de estas recomendaciones se adoptan. Muchas se refieren a cuestiones de precisión técnica o a cambios de redacción y nos parece muy útiles.

98. Ocasionalmente los propios países discrepan entre sí sobre algunos asuntos. Uno de ellos puede ser partidario de añadir una enfermedad, mientras que otro puede esgrimir argumentos para que sea excluida y en tal caso procuramos ponderar científicamente. Pero incluso he traído un ejemplar de los comentarios de Australia examinados en la última reunión, que descansan en razonamientos bien hilvanados, y en general nos han parecido útiles. Agradecemos pues los comentarios y el gran esfuerzo que Australia, el Canadá y otros países han consagrado a este proceso por conducto de sus representantes en la OIE.

99. Me parece también que si bien la óptica de la lista de enfermedades transmisibles de la OIE difiere en cierto modo de la de enfermedades terrestres, es una norma mínima aceptable y, como ha dicho la OIE, es posible que las situaciones no abarcadas por la OIE requieran negociaciones bilaterales o incluso un proceso como el que hoy nos ocupa. Con todo, en general la Comisión para las enfermedades de los peces de la OIE se ha basado en la falta de pruebas documentadas de transmisión a través de productos eviscerados, así como en algunas experiencias personales y, de hecho, en algunos estudios inéditos, para concluir que la práctica de eviscerar es un método que puede reducir los riesgos lo bastante como para excluir determinadas enfermedades de los peces vivos de la categoría generalmente aceptada de las enfermedades de declaración obligatoria.

100. Ahora bien, no creo que nadie sea capaz de pensar que no existen casos de posible transmisión de enfermedades de los peces y otros animales en diversas situaciones. Con todo, a falta de datos científicos que demuestren lo contrario, la Comisión para las enfermedades de los peces al menos, ha estimado que la evisceración es una manera de abordar esta cuestión o incluso motivo suficiente para excluirla del proceso de la OIE. No cabe duda alguna de que hay casos en que es posible prever la presencia de agentes patógenos en filetes o productos eviscerados. No discuto que es posible prever que determinados agentes patógenos puedan estar presentes en ellos, pero habida cuenta de todos los riesgos existentes, me pregunto si son trasmitidos con el producto, si consiguen hallar un huésped susceptible, etc. Es posible que en último término el riesgo global sea de hecho extremadamente bajo y hay muchos ejemplos de enfermedades de los peces que han sido transmitidas por movimientos de peces vivos o incluso de gametos, y unos pocos casos en que han sido trasmitidas a través de pescado no eviscerado, particularmente a través del pescado utilizado en la acuicultura. Creo que los dos ejemplos citados por el Dr. Rodgers de especies de peces marinos consideradas ahora como un riesgo importante de propagación de enfermedades cuando se emplean para alimentar especies acuícolas hacen especialmente al caso. En Australia desde luego es bien conocida la epizootia de la sardina declarada en ese país, y si bien no creo que esto haya sido demostrado científicamente y el Dr. Barry Munday y otros pueden hablar sobre esto con más propiedad que yo, existe algún motivo al menos para suponer que en dicho caso el agente fue introducido por el empleo de pescado marino crudo procedente de Sudamérica en el hemisferio sur.

101. Análogamente, es también probable que el septicema hemorrágico viral haya sido introducido en el Reino Unido, que estaba libre de esta enfermedad según se demostró después de analizar muchas muestras, a través de la utilización de peces marinos. Hay pues muchos casos en que el pescado no eviscerado, particularmente el utilizado sin más para alimentar especies susceptibles, así como peces y gametos, han transmitido enfermedades de peces. No obstante, a falta de información comparable sobre los productos eviscerados, la Comisión para las enfermedades de los peces ha decidido simplemente no abordar dichas cuestiones. No quiero dar a entender que la Comisión piensa que la evisceración es una opción exenta de riesgos. Puede que el agua de lastre no suponga un riesgo nulo y desde luego no ocurre así en el caso de los peces ornamentales, ni tampoco en el de los peces marinos sin eviscerar. La Comisión ha dado por supuesto que en términos relativos esto entraña un riesgo muy bajo, si no nulo. Muchas gracias.

Presidente

102. Muchas gracias. �Desearía la Dra. Wooldridge responder a Australia?

Dra. Wooldridge

103. Quisiera referirme a una o dos cuestiones que en mi opinión quedan comprendidas en el extenso campo de la metodología de evaluación y análisis de los riesgos. He tomado nota de la observación de que el tipo de evaluación de riesgos más adecuado depende de un examen de los datos disponibles. En mi opinión, esta no es en realidad la manera correcta de encarar la cuestión. Yo diría que normalmente se realiza en primer lugar la evaluación cualitativa del riesgo, y que luego, de ser necesario, esto se complementa con un intento de realizar una evaluación cuantitativa del mismo, y que esto no depende de un examen de los datos en la fase inicial para decidir qué tipo de evaluación se desea realizar. A mi juicio, en una evaluación cualitativa se recogen los datos, éstos se clasifican y ordenan, y su resultado es una valoración cualitativa. Dejando de lado el significado de las palabras, ésta puede ser de que el riesgo es "alto", "bajo" o "insignificante". Ahora bien, si todos están de acuerdo sobre esta base en que el riesgo es demasiado alto para ser aceptable, no hay dificultad alguna, y si todo el mundo está de acuerdo en que el riesgo es insignificante, tampoco hay ninguna dificultad, y el significado de estas palabras no importa en esta fase.

104. Querría insistir en que, cuando hay una diferencia, y posiblemente en otros casos, pero sobre todo cuando hay una diferencia, el método más apropiado para seguir tratando de dirimirla y de reunir más datos es una evaluación cuantitativa. En este sentido desearía reiterar la observación que hice antes en mi testimonio escrito de que el punto de partida de una evaluación cuantitativa es la elaboración de un modelo en el que se introducen datos. Tanto si se cuenta con los datos como si no, es posible elaborar un modelo e introducirle datos ficticios para determinar las vías que se cree que el peligro identificado puede seguir para llegar a convertirse en el resultado no deseado que se intenta evaluar. La gran ventaja de esto estriba en que pone claramente de manifiesto las vías requeridas y los datos que hacen falta. Y si se piensa que no se dispone de datos para realizar una evaluación cuantitativa y no se intenta de hecho elaborar el modelo necesario para ello, no creo que se pueda afirmar tajantemente que no se dispone de dichos datos. He ahí mi observación teórica. Desde una óptica práctica yo diría que cuando si se intenta organizar una evaluación cuantitativa de los riesgos, casi siempre se hallan muchos más datos del tipo apropiado de los previstos inicialmente. Por tanto, yo diría que no se puede determinar si se dispone o no de datos suficientes para realizar una evaluación cuantitativa hasta que se intenta realizar una.

105. En relación con esto querría decir que me temo que el Informe final no me pareció transparente. Se ha citado alguna fuente o comentado, creo que la versión final es transparente. A mí personalmente me pareció mucho menos transparente que la versión provisional y me costó hallar la información que buscaba. En algunos casos la encontré y en otros no. A mí no me pareció que su presentación hiciera fácil hallar la información o diferenciar el riesgo evaluado del riesgo aceptable.

106. Dicho esto, desearía reiterar, y en este sentido comparto la opinión expresada por Australia, que incumbe al país, a la zona o a la localidad de que se trate decidir lo que allí se considera un riesgo aceptable. En consecuencia, cualesquiera que sean las conclusiones del Informe provisional o del Informe final de Australia respecto del riesgo evaluado, corresponde a Australia decidir si el riesgo es aceptable o no y en este sentido no tiene importancia que yo piense que esto esté bien o mal hecho. Con todo, me parece que las directrices internacionales indican que si Australia ha llegado a la conclusión de que no es aceptable, debe ser capaz de justificarla en una reunión como esta.

107. Querría decir unas palabras sobre las enfermedades mismas, y no me refiero a enfermedades determinadas sino a cuáles enfermedades es conveniente incluir en una evaluación de riesgos, cómo esto interactúa con la lista de enfermedades de declaración obligatoria y las listas uniformes de enfermedades, etc. Mientras redactábamos de nuevo las Directrices para la Evaluación de Riesgos del Código de la OIE intercambiamos muchas opiniones sobre qué datos era conveniente incluir en una evaluación internacional de riesgos. Hubo quienes opinaron que las únicas enfermedades de una fuente dada que se podían incluir eran las que habían sido declaradas y quienes opinaron que "no, es necesario poder incluir cualquier enfermedad si existen motivos para suponer que puede estar presente en el producto objeto de examen o conocimientos que respalden esto". Esto fue lo que yo opiné y, de hecho, la opinión final del grupo de trabajo fue de que procedía examinar todas aquellas enfermedades cuya posible presencia en el producto estuviera respaldada por pruebas, que podían consistir no simplemente en datos transmitidos a la OIE, sino también en datos procedentes de un análisis bibliográfico o de informes o comunicaciones personales. El fundamento lógico de esto fue que cuando alguien está realizando un análisis y una evaluación de los riegos de las importaciones desea contar con los datos más completos, apropiados y de mejor calidad disponibles, y éstos no son necesariamente los que han sido notificados oficialmente a la OIE o a cualquier otro órgano. Por ahora, estos son mis únicos comentarios. Gracias.

Presidente

108. Muchas gracias. Pasemos a la otra mesa. �Dr. Burmaster? Tiene usted la palabra.

Dr. Burmaster

109. Tengo algunos comentarios que formular en respuesta a la declaración general de Australia. Las evaluaciones de riesgos, al menos en el sentido que yo le atribuyo a la expresión, siempre anticipan algún acontecimiento. Esto significa que cuando un grupo de personas está contemplando la posibilidad de reformar una política o de tomar una medida nueva, por definición no contaremos nunca con datos suficientes para describirla. En toda evaluación de riesgos siempre faltan algunos datos que alguien, en algún sitio, considera importantes. Esto forma parte del proceso y como estamos anticipando el porvenir, por definición una parte de éste se nos escapa. No obstante, tiendo a estar de acuerdo con la Dra. Wooldridge en que la elaboración de un modelo da resultados muy provechosos. Agudiza el pensamiento. Cuando digo esto me refiero a un modelo cuantitativo, es decir matemático, que nos permite introducir cifras o distribuciones y hacer cálculos sobre preguntas como "�qué ocurriría si?", "�qué ocurriría si esto o aquello fuera cierto?", "�qué ocurriría si hiciéramos esto?", "�qué pruebas tenemos?". Sin embargo, nunca contaremos con datos perfectos y no estoy enterado de ninguna situación en que una evaluación de riesgos se haya hecho en campo o momento o con objetivo alguno con datos perfectos. El concepto de datos perfectos no existe en la evaluación de riesgos y puede que tampoco exista en la ciencia en general.

110. No obstante, hay maneras de aprovechar el modelo para emplear una combinación de datos y una combinación de opiniones y testimonios de expertos, inclusive de expertos en otros campos, para hacer cálculos que de algún modo asignan un valor numérico a la medida propuesta. También puede señalar qué datos faltan y dónde buscarlos. Esto, a su vez, puede indicar dónde faltan más datos y cuáles podrían ser más útiles (esto se denomina método del valor de los datos). Ahora bien, esto forma parte de la evaluación del riesgo y del esfuerzo encaminado a determinar qué riesgos se podrían plantear en el futuro. Luego viene una etapa distinta, que se denomina de gestión del riesgo, en que cabe preguntarse si el riesgo estimado es o no aceptable. Yo hago un distingo tajante entre la evaluación y la gestión de un riesgo. Con esto doy por concluida mi intervención.

Presidente

111. Muchas gracias. Dr. Rodgers, �desea usted responder algo a Australia? Tiene usted la palabra.

Dr. Rodgers

112. Gracias, señor Presidente. Uno de los atractivos de ser el último estriba en que no hace falta decir gran cosa, siempre que los demás expertos hayan hablado por uno y esto es lo que ha ocurrido en este caso en cierto modo. Seré, pues, breve. En la última reunión semestral internacional de la Asociación Europea de Patología de los Peces, celebrada en Edimburgo en septiembre del año pasado, organizamos un seminario sobre la evaluación de los riesgos sanitarios para los animales acuáticos. La sala tenía capacidad para 120 personas y había gente de pie. La reunión estuvo abierta a la participación de cualquier asistente a la conferencia principal y en ella examinamos muchas de las cuestiones que han sido planteadas por ambas partes en sus comunicaciones. La reunión redundó no sólo en una sensación de alivio por el hecho de que alguien hubiese de hecho reunido a un grupo de personas para tratar este tema, sino también en la conclusión de que faltaban datos sobre algunos aspectos importantes de la sanidad de los animales acuáticos para uso en evaluaciones cualitativas o cuantitativas de riesgos. Éstos se relacionan en particular con la susceptibilidad de las especies, las técnicas de diagnóstico, los parámetros de supervivencia en los peces de los agentes patógenos mismos, especialmente después de la captura y la inactivación de los agentes patógenos.

113. Ahora bien, tiendo a pensar que la necesidad de evaluar los riesgos para la salud de los animales acuáticos es real, pero esto está redundando ya en la necesidad paralela de realizar estudios epidemiológicos básicos para llenar los vacíos en los datos, por así decir. Como científico, no me había tocado conocer personalmente una situación como ésta porque lo que suele ocurrir en este tipo de situación es que se generen datos ejecutando proyectos de investigación, que luego redundan en otras necesidades, como la de evaluar riesgos. En este caso el orden se ha invertido; el impulso viene de arriba y arranca, en mi opinión, de acuerdos como el Acuerdo MSF, que estipula que se ha de emplear esta técnica. Estoy de acuerdo en que esto es nuevo y está evolucionando, pero en último término está señalando los vacíos en los datos, como acaba de decir David Burmaster. Creo que en este momento otro de los aspectos más importantes de la evaluación de riesgos es que puede impulsar proyectos de investigación, porque señala dónde se hallan los datos que faltan. Al mismo tiempo, sin embargo, a veces da la impresión de que pisamos un terreno peligroso porque buscamos información, una parte de la cual está disponible; con todo, en la mayor parte de los casos no lo está. Cuando los datos no están disponibles, se necesitan opiniones de expertos. Creo que no se ha hecho aún bastante en este sentido en materia de sanidad para los animales acuáticos. De hecho, nadie ha reunido a expertos, excepto en foros como éste, para que puedan realmente opinar sobre los datos que faltan. En términos estadísticos y de evaluación de riesgos esto es aceptable para respaldar el análisis del riesgo. Lo admirable de esta técnica es que los expertos tampoco tienen por qué estar de acuerdo y de hecho probablemente es preferible que no lo estén, pues en ese caso el resultado será un espectro de probabilidades, un espectro de distribución y una distribución de probabilidades. El Dr. X podrá decir que hay una posibilidad en un millón de que esto ocurra y el Dr. Y podrá discrepar y decir que puede ocurrir al día siguiente. Esto es útil y no creo que haya sido hecho aún en materia de sanidad para los animales acuáticos. No tengo más comentarios que hacer al respecto.

Presidente

114. Muchas gracias. �Hay otras preguntas u observaciones para los expertos? Australia.

Australia (Sr. Ric Wells)

115. Gracias, señor Presidente. Sí, tenemos algunas preguntas para los expertos, pero desearía saber si nos podría conceder cinco minutos a solas antes de formularlas.

Presidente

116. En tal caso haremos una pausa de cinco minutos.

[Pausa]

Presidente

117. Si pudiéramos reanudar la sesión, rogaría de nuevo a Australia que si tuviera otras preguntas u observaciones para los expertos se sirviera formularlas ahora. Australia tiene la palabra. Sr. Wells.

Australia (Sr. Ric Wells)

118. Señor Presidente, voy a pedir al Dr. Gardner Murray, oficial veterinario jefe de Australia que formule las preguntas. Gracias.

Australia (Sr. Gardner Murray)

119. Gracias, señor Presidente, soy Gardner Murray, de Australia, a pesar del acento escocés. Tenemos varias preguntas. Supongo que la primera pregunta que querría formular guarda relación con las consecuencias. Me parece que solamente uno de los expertos se refirió esta mañana a las posibles consecuencias de la entrada irreversible de enfermedades en Australia. Mi pregunta es la siguiente: �cuál sería la mejor manera de resolver el problema que se podría plantear caso de que una enfermedad con una baja probabilidad de establecimiento y consecuencias socioeconómicas importantes entrara en un país? Lo pregunto porque esto es lo que se plantea en la comunicación de Australia, es decir, baja probabilidad y consecuencias muy importantes. Gracias.

Presidente

120. Gracias. �La pregunta va dirigida a todos los expertos o a uno en particular? Dr. Burmaster.

Dr. Burmaster

121. Quizá pueda aclarar este asunto en algún grado. No cabe duda de que se trata de un aspecto clave de esta diferencia entre ambos países, pero es también una característica que se repite en muchísimas evaluaciones. Por ejemplo, hay quienes hacen evaluaciones de grandes terremotos en Los Ángeles de California, en los Estados Unidos. Ahora bien, si se registrara un terremoto de baja probabilidad en Los Ángeles de California, podría provocar cientos de miles de víctimas y daños materiales valorados en centenares de millones de dólares o más. Así, difícilmente se me puede inducir a pensar que esta es la primera vez que alguien en algún sitio ha pensado nunca en unos acontecimientos poco probables con consecuencias importantes. Se trata de una pregunta de lo más usual que se formula muchas veces en muchas evaluaciones de riesgos.

Presidente

122. Gracias. �Alguien más quiere responder? Dr. Rodgers.

Dr. Rodgers

123. En repuesta a esto yo diría únicamente que el riesgo de baja probabilidad se puede reducir aún más, si se quiere, teniendo en cuenta determinados factores de reducción del riesgo, como dije esta mañana. De existir acuerdo entre las partes respecto de estos factores, me parece que esto no tendría por qué acarrear ninguna dificultad. Naturalmente, hay que tener en cuenta las consecuencias importantes de la introducción de una enfermedad, aunque es posible que ni siquiera esto redujera el nivel de riesgo a un nivel aceptable para Australia en este caso.

Presidente

124. Dr. Burmaster.

Dr. Burmaster

125. Supongo que puedo volver atrás y decir que los valores numéricos son útiles precisamente en las situaciones de baja probabilidad y consecuencias importantes. Es posible prever la repetición de un fenómeno hidrológico y la gente habla de tormentas de cierta magnitud, como habla también de una tormenta que podría repetirse cada 100 años o de una tormenta tan fuerte que solamente se podría repetir una de fuerza comparable cada 100 años aproximadamente por término medio o una vez cada 500 años o una vez cada 1.000 años, es decir, a inundaciones de distinta magnitud. Es importante empezar a referirse a esto en términos numéricos, en lugar de decir únicamente "vaya, es una gran inundación". "Gran" significa cosas enteramente diferentes para distintas personas; no hay una definición uniforme. Creo que si se preguntara a los presentes �qué significa "baja probabilidad?", no habría acuerdo en la sala, y que ni siquiera los integrantes de la delegación de Australia, ni solamente los de la canadiense, estarían de acuerdo. Si yo empleara el calificativo "bajo" para describir algo y cada uno de ustedes escribiera en una hoja de papel lo que en su opinión podría significar, habría distintos órdenes de magnitud y opiniones distintas al respecto. Estoy empleando una sola expresión, "baja probabilidad", pero los presentes pensarían en distintos órdenes de magnitud y tendrían opiniones distintas acerca del significado de la expresión "baja probabilidad" en el contexto de lo que se ha dicho en esta sala. Por tanto, si no empleamos cifras nos enfrascamos en una labor que no puede converger. El idioma inglés no se concibió para encarar esto; las matemáticas, en cambio, fueron concebidas para responder a este tipo de pregunta y nos suministran los instrumentos que necesitamos para resolver este tipo de diferencia y determinar lo que sabemos y lo que no sabemos. Lo que sabemos es importante y lo que no sabes es importante. Aquello y esto debe ser planteado de una forma que nos permita intercambiar opiniones al respecto y entender lo que los demás quieren decir. Gracias.

Presidente

126. Muchas gracias. Dra. Wooldridge.

Dra. Wooldridge

127. Estoy de acuerdo en general con lo dicho por Dave Burmaster, pero lo voy a repasar y explicar desde mi punto de vista. Creo que lo que debemos hacer es decidir en primer lugar a qué nos referimos cuando decimos "consecuencias" y luego hacer lo mismo respecto de la identificación del peligro enumerando cada una de las consecuencias objeto de preocupación. Estas consecuencias pueden ser sencillas o complejas. Por ejemplo, nos hemos referido a la probabilidad de que se importen enfermedades, que es quizá la consecuencia más sencilla que se puede prever en este caso. La importación de enfermedades es pues una consecuencia. Luego podríamos pensar quizá en otra a saber, una epidemia de esa enfermedad. Ahora bien, la importación de una enfermedad puede o no redundar en una epidemia. Así, la consecuencia anterior puede tener varias consecuencias distintas, algunas de las cuales podrán producirse y otras no, pero cuando se emplea un modelo cuantitativo, éste se puede de hecho adaptar y convertir en la etapa siguiente de la vía hipotética para poder calcular la probabilidad de que se importe la enfermedad. Luego se puede calcular la probabilidad de que una epidemia de esa enfermedad afecte a una especie determinada o a todas las especies o a lo que sea que interese. Puede que en la lista de consecuencias objeto de preocupación y clasificación figuren también, por algún motivo, unas pérdidas económicas de una cuantía determinada. No soy economista y no me propongo tratar de explicar esto más detalladamente, pero acabo de hacer una nota que dice "pérdida de X cantidad de dinero como resultado de la declaración de esta epidemia". En la práctica esto se puede añadir al modelo y permite calcular la probabilidad de que se registre esa pérdida, aunque es probable que todas estas probabilidades estén sujetas a márgenes de error muy grandes.

128. Es pues posible determinar cuantitativamente la probabilidad de que se produzca cada una de las consecuencias de gran envergadura en cuestión. Una vez evaluado el riesgo y calculada la pérdida económica en cuestión, lo que se plantea, suponiendo que todos estén de acuerdo con la metodología y la conclusión, es decir, la probabilidad de esa pérdida o de esa epidemia o lo que fuere, es un problema de gestión del riesgo, a saber, si esto es aceptable. Hay una gran diferencia entre esto y la evaluación del riesgo. En el caso citado las consecuencias de gran envergadura habrán sido de hecho incluidas en la evaluación del riesgo mediante el cálculo de la probabilidad de que se produzcan. Acto seguido, cabría preguntarse si la probabilidad de esa epidemia es aceptable y si se está dispuesto a aceptar esa serie determinada de consecuencias. Es muy difícil tomar una decisión en este sentido, pero una manera posible de hacerlo consiste en realizar algo parecido a una evaluación del riesgo, a saber, un análisis costos-beneficios. También esto se puede realizar de forma cuantitativa, pues de plantearse en la práctica una situación en la que es posible pero poco probable que un acontecimiento se produzca, pueden de hecho compararse las dos posibilidades y valorarse los beneficios que supondría dejar que el proceso continuara. Como he dicho, desde el punto de vista metodológico, un análisis costos-beneficios se puede realizar de manera parecida a una evaluación de riesgos, toda vez que admite la incorporación de márgenes de error tanto respecto de los beneficios como de la posible importación de la enfermedad. Esta es la forma más directa que conozco de evaluar esta clase de problema. Con todo, reconozco que es un problema difícil y, desde luego, distintas personas en distintos lugares con distinta formación y ópticas y culturas diferentes tendrán opiniones diferentes sobre la aceptabilidad de las posibles consecuencias en todo el mundo. Por tanto, como he dicho, yo recomendaría algo parecido a un análisis de costos-beneficios, que también es largo, laborioso y lleva tiempo, pero esto no tiene remedio.

Presidente

129. Muchas gracias. �Dr. Winton?

Dr. Winton

130. Solamente un comentario breve. El Dr. Murray tiene toda la razón cuando dice que las consecuencias de la introducción de ciertas enfermedades pueden ser muy importantes en algunos casos, pero desde luego esto no ocurre en todos. El espectro puede oscilar entre efectos casi nulos y efectos de un nivel controlable. Por ejemplo, cuando la septicemia hemorrágica viral se introdujo en el Reino Unido, presumiblemente a causa de la utilización de peces marinos sin eviscerar en los viveros locales de rodaballos, el país dejó de ser una zona libre de dicho virus, pero se consiguió aislar y erradicar la enfermedad y el Reino Unido se ha convertido de nuevo en zona libre de septicemia hemorrágica viral. Así pues, aunque las consecuencias eran potencialmente muy graves, se gestionaron y controlaron. Australia desde luego ha sido testigo de los efectos que la introducción de una enfermedad puede tener en los peces silvestres, por ejemplo, a raíz de la mortalidad de sardinas registrada en ese país, que está considerada por acuerdo general, creo, como la mayor muerte en masa de peces silvestres registrada nunca en el planeta. Una vez que una enfermedad se introduce en una población silvestre, se vuelve mucho más difícil de erradicar. La enfermedad del vértigo introducida en los Estados Unidos desde Europa es un ejemplo de una enfermedad que ha sido prácticamente imposible erradicar en extensas zonas a causa de su presencia en peces silvestres.

131. Las consecuencias pueden oscilar también entre consecuencias biológicas, como la desaparición de poblaciones naturales de peces, y económicas, que afectan generalmente a la acuicultura. Así, comparto desde luego la opinión de la Dra. Wooldridge de que una evaluación de riesgos puede abarcar también, por ejemplo, este espectro de consecuencias y procurar quizá cuantificarlas.

132. El Sr. Wells se refirió a la forunculosis como un ejemplo de enfermedad que no figura en la lista de la OIE de enfermedades de declaración obligatoria, presumiblemente porque está muy extendida. Esto se debe también a que esta enfermedad se puede controlar en el contexto de la acuicultura empleando agentes terapéuticos y vacunas en un grado que hace que sea objeto de menos preocupación para la industria acuícola. En Australia existe también una cepa de forunculosis que desde luego no es virulenta en sí misma, y por ende no cabe duda de que la forunculosis es un ejemplo de una enfermedad que puede ser objeto de más preocupación en algunos sitios que en otros, pero no creo que su ausencia en Australia y su presencia en otras regiones signifique que pueda servir de ejemplo de un caso especial. Me parece que hay muchos casos de enfermedades que están presentes en otras partes del mundo o incluso cepas de enfermedades que están presentes ya en Australia que podrían ser importantes en algunos sentidos. Así pues, la probabilidad de importación puede oscilar entre cero y una muy alta, pero las consecuencias pueden oscilar también entre muy escasas y relativamente importantes dependiendo del lugar y del agente patógeno de introducción, así como de la especie de pez afectada. Es prácticamente imposible que la Comisión para las enfermedades de los peces de la OIE o quizá cualquier otro grupo de expertos pueda prever todas estas variaciones. Me parece que es en este contexto que interviene la utilidad de estas evaluaciones de riesgos, toda vez que permiten empezar a valorar dichas probabilidades y consecuencias de una manera más cuantitativa para que puedan ser analizadas con más lucidez. Gracias.

Presidente

133. Gracias. Bien, ésta es la respuesta a la pregunta de Australia. Faltan cinco minutos para la una y convendría hacer una pausa para comer. Sin embargo, antes de suspender la sesión quisiera preguntar si las partes tienen más preguntas que formular. Australia desde luego las tiene y quizá también el Canadá.

Canadá (Sra. Valery Hughes)

134. No en este momento.

Presidente

135. Australia formulará pues más preguntas esta tarde. Reanudaremos la sesión a las tres de la tarde en esta sala. Sr. Wells.

Australia (Dr. Gardner Murray)

136. Soy Gardner Murray, señor Presidente. No tengo ninguna pregunta que formular en este momento, pero querría hacer una observación a propósito de uno de los comentarios del Dr. Winton respecto de los casos de mortalidad de sardinas. En nuestra opinión y también en la de Nueva Zelandia, el organismo causante del virus del herpes es endémico en Oceanía y no conseguimos descubrir relación alguna entre la importación de piensos y ese fenómeno, en particular porque se inició en Nueva Zelandia. Con todo, esta es nuestra opinión y desde luego hay quienes piensan otra cosa. Gracias.

Presidente

137. Dr. Winton.

Dr. Winton

138. Agradezco esta aclaración. Creo haber dicho antes que desde el punto de vista científico no se cumplieron los postulados de Koch y no me parece que esta epizootia se entienda del todo. Con todo, agradezco esta aclaración, aunque en tal caso, suponiendo que fuese así, éste no constituiría un muy buen ejemplo de importación de una enfermedad. No lo sé y me pregunto si existe alguna explicación de tan elevada mortandad o si intervino también algún factor ambiental. �Cuál es la otra explicación?

Australia (Dr. Gardner Murray)

139. La explicación, que procede sobre todo de Nueva Zelandia, así como de Australia, es que el virus en cuestión, el virus del herpes, que afecta a la sardina, se puede manifestar cuando está sometida a tensión. Según parece, en este caso los factores de tensión fueron un descenso brusco de la temperatura, ya que la sardina es muy sensible a los descensos bruscos de la temperatura, y probablemente cambios hormonales fisiológicos en esa época del año. Esto explica los factores de tensión. Gracias.

Presidente

140. Una pregunta aclaratoria. �Es ésta la única pregunta pendiente de Australia o habrá otras? Habrá otras. Bien, reanudaremos la sesión a las tres de la tarde en esta sala y escucharemos las demás preguntas. Antes de que abandonemos la sala, quisiera decir que el Grupo Especial dirigirá más tarde algunas preguntas a los expertos. Las preguntas se están acabando de preparar. Estarán listas dentro de cinco minutos aproximadamente y se van a distribuir por escrito o sea que les ruego recoger un ejemplar antes de abandonar la sala.

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