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Comunidades Europeas - Medidas que afectan a la carne y los productos cárnicos (hormonas)

Reclamación de los Estados Unidos

Informe del Grupo Especial

(Continuación)


    Presidente

  1. Muchas gracias por su exposición. Tiene la palabra el Dr. Lucier.

    Dr. Lucier

  2. Gracias, señor Presidente. También quiero dar las gracias al Grupo Especial por haberme invitado a participar en este proceso. Mis observaciones se basan en las actividades de investigación que he realizado en el campo de la biología de los receptores. Hace más de 20 años que realizo un trabajo de laboratorio en la esfera de la biología de los receptores y más recientemente he intervenido en la coordinación de un programa nacional de toxicología organizado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, al que compete la evaluación toxicológica de agentes relacionados con la salud pública en los ámbitos del medio ambiente, los centros de trabajo, los alimentos, los agentes físicos, etc. En el curso de mi colaboración con el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer he participado también en muchas de sus actividades dirigidas a la identificación de riesgos, de carcinógenos químicos y, en particular, aquellos en los que la actividad hormonal parece ser el origen de una posible actividad carcinogénica. Teniendo en cuenta que soy el último en tomar la palabra, probablemente muchas de las cosas que voy a decir ya habrán sido dichas con anterioridad, pero abordaré algunos aspectos que me parecen esenciales y con los que estoy más familiarizado. Una cuestión fundamental es que resulta imposible distinguir los residuos de las hormonas naturales de los derivados del material endógeno natural. Obviamente, esto no se aplica a las hormonas sintéticas. Si se dispone de los métodos analíticos adecuados y las concentraciones de residuos son suficientes es posible detectar residuos de los compuestos sintéticos en cuestión. Quiero indicar también que la semivida, la persistencia biológica de los agentes en cuestión, es bastante breve para la mayor parte de ellos. La semivida es, como su nombre indica, el tiempo que tarda en desaparecer la mitad de las sustancias. Por ejemplo, si la semivida es de un día e inicialmente existen diez unidades de la sustancia de que se trate, al día siguiente sólo quedarán cinco unidades, dos días después dos y media, y así sucesivamente. Por tanto, aun varios meses después de la exposición a un determinado agente, incluso si su semivida es relativamente corta, pueden persistir algunas moléculas. Aunque el número de moléculas sea muy próximo a cero y probablemente no sean detectables por métodos analíticos, permanecerán algunas moléculas. En cuanto a la actividad carcinogénica de las hormonas en cuestión, sabemos que los niveles fisiológicos, las concentraciones naturales, de andrógenos y estrógenos son carcinogénicos. En el mundo industrializado, una de cada diez mujeres sufre cáncer de mama. Existe una información biológica mecánica convincente, estudios humanos y estudios toxicológicos que demuestran que los estrógenos están en el origen de estos sucesos. El cáncer es un proceso que consta de múltiples fases pero los estrógenos parecen ser responsables de la mayor parte de los carcinógenos que se observan en el lugar en el que se forma el tumor. Sabemos, pues, que las concentraciones fisiológicas son carcinogénicas. Sabemos también que la menarquia precoz y la menopausia tardía aumentan el riesgo. Sabemos asimismo que cuando a una mujer se le extirpan los ovarios y disminuye su producción de estrógenos, el riesgo de cáncer de mama es menor. En un importante trabajo que llevó a cabo a principios de los años sesenta, Charles Huggins demostró que la ovariectomía (la extirpación de los ovarios) previene el cáncer de mama en animales experimentales. Esto es válido también para el cáncer de endometrio. De los estudios realizados en seres humanos se desprende que el cáncer de endometrio aumenta de forma significativa como consecuencia de la terapia de sustitución estrogénica si no se compensa con la administración de progesterona, y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer ha determinado que los estrógenos conjugados son un conocido carcinógeno humano. Así se ha calificado al dietilestilbestrol, pero ésta no es una de las sustancias en cuestión y posiblemente el mecanismo por el que provoca el cáncer no es pertinente en este caso. El tamoxifeno, un antiestrógeno utilizado en el tratamiento del cáncer de mama, produce cáncer de endometrio, porque en el endometrio, el útero, actúa como estrógeno. Actúa como antiestrógeno en las mamas, de forma que bloquea ... es un agente quimioterapéutico en las mujeres que padecen cáncer de mama y muchas veces la exposición a esta sustancia reduce el tamaño de los tumores. También los anticonceptivos orales son un carcinógeno humano conocido, pero no provocan cáncer de mama. Aumentan el riesgo de cáncer de hígado. Aunque el riesgo añadido es muy pequeño, lo cierto es que diversos estudios han puesto de manifiesto que son un factor de riesgo indudable. Dicho esto, querría señalar que cuando estas sustancias se emplean en la forma adecuada, el número de moléculas que persiste es muy pequeño. Es muy reducido en comparación con la cantidad de estrógenos y andrógenos naturales. Por ello, el riesgo adicional asociado al consumo de carne que contenga esos residuos es sumamente pequeño. Sería muy difícil afirmar, basándose en testimonios científicos, que el riesgo es cero, pero sin duda es muy, muy reducido, Podría incluso ser cero. Se podría hablar de un caso de cáncer en un millón de personas expuestas a esta sustancia durante todo el ciclo vital. En síntesis, el riesgo puede oscilar entre cero y uno entre un millón. Y ese uno entre un millón puede ser muy difícil de concretar. Entran en ello muchos supuestos. Diría que se trata de una estimación conservadora, una estimación excesiva y puedo explicar, si es necesario conocer ese extremo, cómo he llegado a esa cifra. Querría hacer dos observaciones más. La primera, que la cuestión del umbral no es pertinente en este caso. Como ya he dicho, la cantidad que se añade a las sustancias ya existentes es muy pequeña. La cuantía existente de estrógenos naturales, y probablemente también de andrógenos, ya es carcinogénica, de forma que lo que ocurre es que se incrementa una carga que ya es carcinogénica. Establecer un umbral es, pues, completamente indiferente para la evaluación toxicológica de esos agentes. Es posible que tampoco sea pertinente distinguir entre genotóxico y genotoxicidad. Me parece que existen muchas pruebas de que los procesos mediados por receptores, es decir, vías hormonales normales, son la causa principal de que las hormonas y los agentes hormonales sean carcinogénicos. Sin embargo, existen datos que indican que tienen una actividad genotóxica, actividad genotóxica que podría contribuir a la carcinogenicidad; quiero decir que hay ejemplos de algunos experimentos in vivo en animales en los que esto se ha demostrado. Podría referirme a ellos si lo desean. Pero mi idea central es que un análisis extenso de la cuestión de la genotoxicidad y la no genotoxicidad no es pertinente para el debate ni para los resultados, puesto que ya sabemos que las concentraciones presentes son carcinogénicas. Desde mi punto de vista, tal vez un tanto ingenuo, la única razón para distinguir entre genotoxicidad y no genotoxicidad es determinar si en la evaluación del riesgo se debe adoptar un modelo lineal o el concepto de umbral. El concepto de umbral supondría asumir que existe una dosis por debajo de la cual no puede producirse efecto alguno. Dado que ya estamos en el ámbito de los efectos, de nuevo estamos incrementando una carga existente, añadiéndole un cierto número de productos químicos, teniendo en cuenta, una vez más, que se trata de una adición muy pequeña que puede ser muy próxima a cero. En el curso del programa nacional de toxicología también hemos evaluado la carcinogenicidad de alrededor de 500 agentes. Muchos de esos agentes son carcinogénicos en virtud de su actividad genotóxica y muchos otros lo son por su actividad no genotóxica. Al analizar la relación dosis-respuesta en los carcinógenos genotóxicos y no genotóxicos no podíamos distinguirlos unos de otros. Dicho en otros términos, los carcinógenos no genotóxicos no mostraban un comportamiento más lineal que los genotóxicos. Esto me lleva de nuevo a la observación de que no tiene mucho sentido distinguir entre genotóxico y no genotóxico. Quiero añadir un par de cosas. Primero, cuando se consideran los compuestos naturales frente a los sintéticos, es obvio que los compuestos sintéticos tienen actividad hormonal, que es la razón por la que se utilizan. Pueden tener también otro tipo de actividad porque su estructura molecular es diferente de la de los estrógenos naturales, razón por la cual pueden existir metabolitos distintos y, posiblemente, una gama distinta de efectos desfavorables. Doy por sentado que cuando uno examina los datos toxicológicos existentes al respecto, y no he podido acceder a todos ellos porque algunos son de dominio privado, se han realizado los estudios oportunos para determinar que no tienen lugar otros efectos. Efectos que se podrían detectar mediante estudios subcrónicos de una duración de 90 días o estudios durante tres años y mediante las técnicas adecuadas de rastreo molecular. Otra cuestión referente a los cócteles es la de la sinergia. En un artículo reciente se indicaba una posible sinergia de estrógenos, utilizando levadura. No se ha demostrado todavía que este sistema pueda ser pertinente ni siquiera para el riesgo y esos resultados no se han repetido en células humanas. Creo, pues, que la cuestión de la sinergia, más allá de lo que cabe esperar de la suma de dos estrógenos débiles, la cuestión de la adición o el antagonismo, de que uno pueda inhibir al otro, está aún sin resolver. A mi juicio, la capacidad aditiva es lo que hay que tener en cuenta para determinar el riesgo. Quiero reiterar que el cáncer es un proceso de múltiples fases. Podemos definir las distintas fases de forma operativa, en algunos casos de manera un tanto mecánica. Existe una fase de lesiones del ADN, el desencadenamiento de la mutación y la capacidad de las células de experimentar esa mutación para reproducirse más deprisa que las células normales. Se cree, en general, que los estrógenos intervienen principalmente en esa fase que estimula el índice de crecimiento de las células que sufren una alteración genética, células que ya experimentan una mutación, y existen numerosas informaciones y publicaciones científicas que lo demuestran. Los trabajos del Dr. Liehr, el Dr. Metzler, el Dr. Cavalieri y otros indican que estos agentes pueden ejercer una actividad genotóxica, que en cierta medida pueden actuar en esa primera fase, la de generar la mutación. Parece posible, pues, que en el marco de un modelo polifásico del cáncer, las hormonas, y estas hormonas en concreto, puedan intervenir en más de una fase. La última cuestión a la que quiero referirme es que se habla mucho sobre la toxicología de estos agentes, pero me parece importante señalar que los estrógenos se utilizan desde hace mucho tiempo con fines terapéuticos y con muy diversos propósitos. Uno de ellos es la terapia de sustitución estrogénica. Existen datos muy fiables que indican que los estrógenos pueden prevenir la pérdida de masa ósea en las mujeres propensas a sufrir ese problema y, por tanto, puede aminorar el riesgo de osteoporosis. Otros estudios demuestran que los estrógenos pueden reducir las dolencias cardíacas. Así pues, cuando se hace una evaluación global del riesgo, la pequeña cantidad de estrógenos que aporta el consumo de carne que contiene esos residuos, parece conveniente hacer un balance global de los efectos y determinar cuáles son los beneficios y cuáles los riesgos. Creo que ésta es una cuestión realmente difícil. Es posible que el aporte de estas moléculas más pequeñas suponga un riesgo muy limitado, pero puede implicar también un pequeño beneficio. No creo que dispongamos de los instrumentos adecuados para determinar la relación riesgo/beneficio y a mi juicio ésta es una de las dificultades con las tropieza el Grupo Especial, qué recomendaciones debe aceptar, qué decisión debe adoptar. Esto es todo por el momento. Más adelante, a medida que avance la reunión, profundizaré en mis observaciones o responderé gustosamente a las preguntas que se me puedan formular.

    Presidente

  3. Muchas gracias por esta introducción. Tiene la palabra el Dr. Randell, el experto del Codex.

    Dr. Randell (Codex)

  4. Gracias, señor Presidente. Gracias también por darme la oportunidad de reunirme con usted y con los restantes miembros del Grupo Especial. Agradezco también la oportunidad que se me brinda de coincidir de nuevo con tantos viejos colegas de los días del JECFA, a algunos de los cuales no veía desde hacía muchos años. El JECFA es el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios. Fue creado por la FAO y la OMS en 1955 para que orientara a esas organizaciones y a sus Estados Miembros sobre la adición de sustancias químicas a los alimentos por cualquier razón. Poco después de iniciar sus actividades, el JECFA estableció lo que se conoció como concepto de IDA (ingesta diaria admisible), que de hecho dio a luz el desaparecido Profesor René Truhaut. El concepto de IDA se basa en el principio de no causar un riesgo apreciable al añadir productos químicos a los alimentos. Se viene aplicando desde finales de los años cincuenta y ha experimentado tan sólo ligeras modificaciones. La ingestión inferior a la IDA durante toda la vida de aquellos productos químicos para los que el JECFA, o las autoridades nacionales (pues el concepto ha sido adoptado por muchos organismos nacionales) han establecido una IDA no causan un riesgo apreciable a las personas que lo consumen. Posteriormente, en 1960-61, la FAO y la OMS dirigieron su atención a los residuos de plaguicidas y las reuniones conjuntas sobre residuos de plaguicidas formularon el concepto de límite máximo de residuos (LMR), que es diferente de la IDA. El LMR se estableció para garantizar que los plaguicidas utilizados con arreglo a las buenas prácticas agrícolas cumplieran los objetivos para los que se aplicaban y lo hicieran en condiciones de seguridad. Si se me permite, explicaré de forma sencilla el concepto de LMR en el contexto de los plaguicidas. Si se aplica un plaguicida en un campo de cultivo se hace por una razón determinada, para acabar con una plaga. Si se aplica más de lo que hace falta para ello se excede la cantidad necesaria y los niveles de residuos son excesivos, lo que se considera una práctica incorrecta. Si se aplica menos plaguicida del necesario el problema es doble, pues continúa la plaga y se producen unos residuos no deseados. Por consiguiente, el nivel máximo de residuos indica en cierta medida el volumen de producto químico necesario para conseguir el objetivo de luchar contra la plaga y al mismo tiempo está dentro del margen de seguridad. El JECFA y el JMPR eran, y siguen siendo, comités de expertos. Fue en 1962 cuando la FAO y la OMS crearon la Comisión del Codex Alimentarius, un organismo de carácter intergubernamental, con la finalidad de proteger la salud de los consumidores y facilitar la eliminación de los obstáculos innecesarios al comercio de productos alimenticios. La labor del Codex, el JECFA y el JMPR continuó, y aún prosigue, con un interés creciente de muchas de las partes, más todavía desde la firma del acuerdo de Marrakech. A principios del decenio de 1980, diversos comités del Codex, los gobiernos presentes en las reuniones de dichos comités, comenzaron a plantearse la forma de tratar los residuos de las sustancias utilizadas como estimulantes del crecimiento. Tiene interés señalar que esta cuestión se suscitó en el Comité de Residuos de Plaguicidas, Comité de Aditivos Alimentarios, Comité de Higiene de la Carne y Comité de Productos Avícolas. Hubo, de hecho, una especie de competencia entre los comités del Codex respecto a cual de ellos iba a afrontar este espinoso problema. En 1984, la FAO y la OMS convocaron una consulta de expertos que orientara a ambas organizaciones sobre la forma de hacer frente a este problema. La consulta se centró más en el proceso que en los detalles científicos. No obstante, la consulta llegó a la conclusión de que era una esfera que entraba dentro del ámbito del Codex; que el problema más importante no era el uso legítimo de estimulantes del crecimiento u otros medicamentos veterinarios con arreglo a buenas prácticas veterinarias, sino el abuso y el uso incontrolado; y que era conveniente que la Comisión del Codex creara un comité distinto para estas cuestiones. Además, la consulta de expertos llevó a cabo el primer intento de definir lo que se entendía por medicamentos veterinarios. El propósito de los expertos de dicha consulta, en la que tuve el privilegio de actuar como secretario, fue hacer una definición lo más amplia posible, razón por la que aparecen en ella incluso referencias a la apicultura y a la cría de abejas. La consulta de expertos dio como resultado la creación por el Codex Alimentarius de un comité para los residuos de alimentos veterinarios en los alimentos e impulsó al JECFA a comenzar a trabajar con ahínco en este campo y a conseguir los primeros conjuntos de datos realmente exhaustivos sobre las sustancias sobre las que hoy estamos debatiendo. Se evaluaron en 1987, y en 1989 se llevó a cabo una evaluación complementaria del acetato de trembolona. Las recomendaciones del JECFA adoptaron la forma de límites máximos de residuos (LMR), aunque obviamente para las hormonas endógenas se efectuó la declaración, bastante peculiar, de que el LMR era un LMR no necesario, una tautología interna con la que creo que vamos a tener que convivir aún durante algún tiempo. Los LMR se fijaron en el seno del sistema del Codex y se debatieron por primera vez en el 19� período de sesiones de la Comisión del Codex Alimentarius de 1991, en el que se decidió no adoptar los LMR tal como estaban en ese momento. Una vez que se difundió en el sistema la información complementaria sobre el acetato de trembolona, se volvieron a presentar los LMR en el 21� período de sesiones del Codex Alimentarius, en el que fueron adoptados. Esta es la trayectoria histórica.

  5. Desde el punto de vista científico, quisiera volver a las preguntas que formularon por escrito al Codex y también, según creo, a la Secretaría del JECFA, en particular sobre la relación entre la ingesta diaria admisible y el límite máximo de residuos y sobre si sirven para medir el riesgo aceptable. Sin duda, el límite máximo de residuos no se establece por consideraciones de salud, sino que se trata de un límite fijado para el control de los medicamentos veterinarios en la práctica cotidiana. La idea que subyace al establecimiento de un límite máximo de residuos es que dicho límite evitará siempre una concentración de residuos que en la ingestión normal del producto pudiera ocasionar que un consumidor superara la ingesta diaria admisible. Por consiguiente, se trata de un nivel superior en el límite máximo de residuos impuesto por consideraciones toxicológicas. El límite inferior se obtiene normalmente a partir de ensayos de residuos derivados de la aplicación con arreglo a las buenas prácticas veterinarias propuestas para el uso de estos fármacos. Pero en un caso, el del zeranol, ese límite se sitúa tan por debajo no sólo del límite establecido toxicológicamente sino incluso del que se puede determinar con los métodos normales de la química analítica que ha sido necesario aumentarlo, teniendo en cuenta que para que un programa adecuado de control no sea excesivamente costoso el límite máximo de residuos debe poder controlarse por procedimientos analíticos sin tener que realizar pruebas específicas. La ingesta diaria admisible no es una evaluación directa del riesgo, en el sentido de que no constituye una expresión cuantitativa del riesgo. El concepto de IDA indica que la exposición a los productos químicos para los que ha sido establecida no supone un riesgo apreciable. En el marco del JECFA y el JMPR este concepto se aplica a los aditivos alimentarios, los residuos de medicamentos veterinarios y los residuos de plaguicidas. Me parece muy interesante su observación, Dr. Lucier, de que el riesgo oscila probablemente entre 0 y 1 entre un millón (1 x 10-6), porque fija en cierta forma un marco cuantitativo, pero el JECFA nunca ha hecho una evaluación cuantitativa del riesgo al aplicar la IDA. Si les parece bien acabaré aquí mis observaciones introductorias, pero responderé con mucho gusto a cualquier pregunta adicional que quieran formular sobre las evaluaciones. Gracias.

    Presidente

  6. Muchas gracias, Dr. Randell. De acuerdo con los procedimientos que hemos adoptado, quisiera dar la palabra a la delegación de los Estados Unidos para que pueda hacer observaciones o preguntas a los expertos. Sr. Brinza, tiene usted la palabra.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  7. Gracias, señor Presidente. En primer lugar, en relación con las observaciones sobre las respuestas de los expertos, contamos con algunas observaciones por escrito que querríamos entregar a todos ustedes, pues facilitarán lo que creo que sería una larga tarea ... no sería muy fructífero leerlas simplemente. Por consiguiente, vamos a entregárselas. Espero que haya suficientes ejemplares para los miembros del Grupo Especial y para los expertos, así como para las demás delegaciones. Pensamos que sería útil hacer algunas preguntas a los cinco expertos. Naturalmente, el representante del Codex puede responder también si lo desea, pero asumimos que usted está aquí más bien actuando de oficio sobre las cuestiones institucionales del Codex. Lo que nos gustaría hacer es formular algunas preguntas a los cinco, preguntas muy sencillas, simplemente para estar seguros de haber comprendido aquellas partes de las respuestas en las que ha existido consenso, pues las respuestas son diferentes -en algunos casos se han expresado de forma distinta; por tanto, sólo queremos asegurarnos de haber comprendido correctamente todas las respuestas y los fundamentos de algunas de ellas.

  8. Por ejemplo, con respecto a las tres hormonas naturales -estradiol-17B, progesterona y testosterona- asumimos que los cinco estaban de acuerdo en que los tres compuestos están presentes de forma natural en los animales productores de carne y en los seres humanos (que se producen endógenamente sería, creo, una manera más adecuada de explicarlo).

  9. En segundo lugar, dando por supuesto que eso es así, �están de acuerdo también en que esas tres hormonas están presentes de forma natural en la carne y en la leche de esos animales? Me parece que algunos de los expertos ya lo han mencionado, pero sería conveniente tener la seguridad de que los cinco concuerdan sobre este punto. Suponiendo que exista acuerdo a este respecto, cuando los productos alimenticios que contienen concentraciones naturales de esas hormonas, o dicho de otra forma niveles comprendidos en los valores fisiológicos normales, �tienen esas hormonas efectos biológicos sobre los consumidores? Queremos formular varias preguntas de esta índole y dejamos a su arbitrio si es conveniente que se respondan ahora para pasar luego a otras cuestiones, o si debemos formular ahora todas las preguntas y dejar para más adelante las respuestas. Puede ser difícil para ellos recordar todas las preguntas.

    Presidente

  10. Propongo que formulen las preguntas al Grupo Especial y establezcan un diálogo y que luego prosigan con el resto de su programa.

    Sr. Brinza (Estados Unidos)

  11. Gracias, señor Presidente. En ese caso, si puedo preguntar a los cinco expertos sobre las tres primeras preguntas (sólo quiero estar seguro de haber comprendido las respuestas), en primer lugar, �están presentes de forma natural estas tres hormonas en los animales productores de carne y en los seres humanos? Tal vez sería útil que intervinieran en el orden en que se encuentran en la mesa y que comenzara el Dr. Ritter.

    Dr. Ritter

  12. Como usted sabe, la presencia depende, hasta cierto punto, de la condición y de la edad de la persona en cuestión, pero para responder de forma general, la respuesta global es que "sí", teniendo en cuenta que la cantidad puede variar. Creo que los niveles son diferentes pero que todas ellas están presentes en una cierta medida.

    Dr. McLean

  13. Sí. Existirán variaciones en los niveles pero las tres hormonas naturales aparecen en los animales y en los seres humanos.

    Dr. Arnold

  14. Estoy de acuerdo, señor Presidente. Conocemos perfectamente los niveles que existen desde la vida fetal hasta una edad muy avanzada.

    Dr. André

  15. Sí. Las hormonas son las mismas pero no se sabe con certeza si los metabolitos pueden ser distintos. Por ejemplo, si se administra una hormona natural (.?.) a terneras o a cualquier animal productor de carne, pueden metabolizar y transformar la hormona y en ese caso la ingesta de alimentos por el ser humano no es la misma. Algunos animales son manejados como si no hubieran sido tratados.

    Dr. Arnold

  16. Para aclarar este punto con el Profesor André, �existen niveles de esa magnitud cuando nos referimos a la administración de cualquiera de estas tres hormonas para estimular el crecimiento de conformidad con las buenas prácticas ganaderas?

    Dr. André

  17. La transformación metabólica, la transformación biológica no guarda relación alguna con los niveles. No es un problema de niveles. Tal vez no he comprendido su pregunta.

    Dr. Arnold

  18. Creo que antes respondió que existe la posibilidad de que se puedan dar unas dosis que no puedan ser metabolizadas por el animal. Mi pregunta era si las dosis de las que estamos hablando en el caso de la estimulación del crecimiento son tan elevadas que el animal no puede metabolizarlas.

    Presidente

  19. No habrá respuesta a esta pregunta.

    Dr. Lucier

  20. Sí, como han dicho mis colegas, estas sustancias estarán presentes en cantidades variables y en todos los estadios de la vida, en ambos sexos.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  21. La siguiente pregunta es si las hormonas están también presentes en la carne y en la leche de esos animales, admitiendo también en este caso que las concentraciones pueden variar.

    Dr. Arnold

  22. Señor Presidente, creo que existen diferentes vías metabólicas para estas sustancias. En dosis elevadas, depende en cierta medida de la vía de administración que se utilice, pero el metabolismo es el mismo en el animal y en el ser humano. Por ejemplo, en el ganado bovino el 17 alfa estradiol tiene más importancia que en los seres humanos, pero como estrógeno este metabolito es menos activo o prácticamente no tiene actividad. Por tanto, hay pequeñas diferencias.

    Presidente

  23. Esto por lo que se refiere a la primera pregunta. Me siento muy satisfecho de haberlo comprendido. Continuemos, pues, con la segunda pregunta. Diré tan sólo, como cuestión de procedimiento, que no tratamos de que haya consenso. Simplemente registramos lo que dice cada experto pero no tratamos de conseguir un consenso.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  24. Comprendo, señor Presidente. Se trata simplemente de que es útil para nosotros percibir si tenemos la misma interpretación de los hechos. Sí, la segunda pregunta es si cada una de esas tres hormonas (estradiol-17B, testosterona y progesterona) está presente en la carne y en la leche de esos animales.

    Dr. Ritter

  25. La respuesta es afirmativa, con sujeción a las variaciones que he indicado hace un momento.

    Presidente

  26. �Estarán presentes en la leche?

    Dr. Ritter

  27. Sí, con las mismas variaciones que hemos mencionado, aunque las concentraciones y coeficientes, etc. estarán en función de la condición del animal en cuestión, pero para no alargar la respuesta diré que sí, señor Presidente.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  28. Señor Presidente, con el fin de ahorrar tiempo podría ser útil complementar estas preguntas preguntando también si los niveles de los que se está hablando estarían dentro de los valores fisiológicos normales cuando estas hormonas se administran para estimular el crecimiento.

    Dr. Ritter

  29. La respuesta a esa pregunta es también que sí. Mi punto de vista es que cuando esas sustancias se utilizan con arreglo a las condiciones de uso prescritas, las concentraciones existentes no se pueden distinguir de las que están presentes en los animales que no han sido tratados. Para aclarar este punto hay que decir que normalmente, en los animales no tratados pueden encontrarse concentraciones distintas, y es eso lo que he querido decir. En lo que respecta a la cantidad de estas hormonas que está presente en un animal que no ha sido tratado no se puede dar una cifra exacta, sino unos valores aproximados. Las concentraciones presentes en animales tratados corresponden a los valores que podrían detectarse en animales que [fin de la casete...].

  30. No quiero transmitir la idea de que se puede dar una cifra exacta para las concentraciones de testosterona; lo que existe es una gama de valores. Como es lógico, se trata de sistemas biológicos vivos y existe una gama de valores distintos, pero el tratamiento da como resultado unos niveles de residuos que están dentro de esos valores.

    Dr. McLean

  31. Señor Presidente, la respuesta es que sí y para facilitar una explicación sugiero que se consulte el anexo 1 de mi comunicación, que contiene cifras relativas a la progesterona, el estradiol-17B y las testosterona en diferentes tejidos y, en particular, a la excreción en la leche. En cuanto a las hormonas no naturales, la trembolona y el zeranol, cabe pensar que estarán presentes en los tejidos y en la leche, dado que son liposolubles.

    Dr. Arnold

  32. Señor Presidente, como han dicho los anteriores intervinientes, tenemos datos muy completos que demuestran que existe una gran variabilidad según la situación fisiológica. Para determinadas hormonas puede haber un factor de hasta 1.000 y he presentado los datos correspondientes en mis respuestas escritas. Concuerdo, por tanto, en que si las sustancias se emplean con arreglo a las buenas prácticas veterinarias, ya sea para estimular el crecimiento o con los fines terapéuticos autorizados en las CE, existirá una pequeña diferencia al principio, pero en el momento del sacrificio será imposible distinguir entre animales tratados y animales no tratados, tanto si el tratamiento se ha aplicado para estimular el tratamiento como con fines terapéuticos o zootécnicos.

    Dr. André

  33. Sí, no hay duda de que las dos hormonas están presentes en la carne y en la leche y de que las concentraciones son muy variables. Discrepo del Dr. Arnold en el último punto, cuando afirma que es imposible distinguir las hormonas, las hormonas que han sido inyectadas de las producidas de forma natural. En algunos casos es posible distinguirlas por medios físicos, por las relaciones entre los isótopos, aunque tal vez no sea posible hacerlo cuando las concentraciones son muy bajas, en cuyo caso es muy difícil distinguirlas.

    Presidente

  34. Gracias.

    Dr. Lucier

  35. Sí, estas sustancias están presentes en la leche en concentraciones variables. La cantidad de progesterona es mucho más alta que la de las otras dos hormonas, de 100 a 1.000 veces más alta, pero todas las hormonas están presentes.

    Presidente

  36. Gracias. �Quería usted intervenir?

    Dr. Arnold

  37. Una observación general sobre lo que ha dicho el Profesor André. Estoy totalmente de acuerdo en que teóricamente es posible. Si se marcan las hormonas con isótopos estables es posible distinguir las hormonas administradas de las endógenas, pero en la práctica este sistema es inaplicable.

    Dr. André

  38. Discrepo totalmente. Me refería a isótopos naturales, C-12 y C-13. En tal caso, es posible distinguir las hormonas naturales de las inyectadas, como ocurre en el caso de los deportistas. En la actualidad, este sistema se utiliza para controlar el dopaje en los deportistas. Permite distinguir la testosterona endógena de la inyectada, pues aunque el compuesto es idéntico, la composición isotópica es diferente.

    Presidente

  39. Gracias, señor. Tomamos nota de las dos opiniones.

    Dr. McLean

  40. Querría añadir algo. En lo que se refiere a la leche es importante tener en cuenta que dado que estas hormonas son liposolubles la concentración en los dos productos de consumo habitual o productos comerciales habituales, la crema y la leche, es mucho más alta. Es tres o cuatro veces más alta en la crema y unas 40 veces más elevada en la mantequilla. Creo que también hay que tener en cuenta este factor.

    Presidente

  41. Gracias. La siguiente pregunta era si en los niveles de los que se está hablando, dentro de los valores fisiológicos normales, los residuos de las hormonas tienen efectos biológicos sobre el consumidor.

    Dr. Ritter

  42. Considero que intentar responder a esa pregunta supondría realmente prejuzgar el resultado de los trabajos de este Grupo Especial. Creo que ésa es la pregunta a la que el Grupo Especial debe dar respuesta. Por consiguiente, señor Presidente, con todo respeto, creo que el problema que hay que afrontar al concluir estos procedimientos es precisamente el de responder a esta pregunta. �Pueden producir una actividad biológica las concentraciones existentes tras la administración de esas hormonas? Si se me permite, señor Presidente, modificaré ligeramente su pregunta para sustituirla por aquella a la que me gustaría dar respuesta, pues por los motivos que he apuntado me siento un tanto cohibido en el momento de intentar contestar a la pregunta que ha formulado. En efecto, ya he dicho que, al menos desde mi punto de vista, en el caso de las hormonas naturales las concentraciones existentes en la carne de animales tratados están dentro de los valores presentes en la carne de animales no tratados y, por tanto, la cuestión de si existe una actividad biológica asociada con esas concentraciones hormonales es discutible. Lo es porque la concentración no es mayor o menor que la que se observa en la carne de un animal que no ha sido tratado. Es decir, el consumidor no estará expuesto a una actividad biológica mayor o menor si el animal ha sido o no tratado, porque las concentraciones están dentro de los mismos parámetros. Gracias.

    Dr. McLean

  43. Señor Presidente, por lo que respecta a las hormonas naturales, no es posible diferenciar los efectos de las sustancias existentes en los animales que han sido tratados de las sustancias de los animales no tratados, porque están dentro de los mismos parámetros biológicos. En el caso de las hormonas no naturales, para fijar la IDA se derivaron puntos finales de evaluación muy sensibles a partir de estudios realizados en primates no humanos y al establecer los factores de seguridad se tomó en consideración la situación de miembros sensibles de la población. Así, las concentraciones presentes en la carne son muy inferiores a las que ocasionan efectos en los primates y sabemos que existe una correlación bastante estrecha entre los primates y los seres humanos en lo que concierne a los niveles hormonales y a los efectos de esas sustancias. En consecuencia, las concentraciones que se pueden detectar en los animales tratados con los dos estimulantes del crecimiento no naturales no tendrían efectos en los seres humanos que consumieran la carne.

    Dr. Arnold

  44. Señor Presidente, sin duda, las concentraciones fisiológicas de las tres hormonas naturales producidas endógenamente tienen efectos biológicos en los seres humanos. Ése es su papel y su función. Estos esteroides figuran entre las moléculas que mejor han evolucionado y están presentes en especies muy poco evolucionadas. Es claro, pues, que en los niveles fisiológicos desempeñan funciones muy importantes, interactúan con muchas otras hormonas y actúan prácticamente en todas las células del cuerpo. Ahora bien, la cantidad adicional que se puede ingerir con la carne de animales no tratados o de animales que han sido tratados con arreglo a las buenas prácticas veterinarias no puede modular la actividad endógena de esas hormonas, porque se trata de una cantidad muy reducida.

    Presidente

  45. Entiendo que la clave está en la aplicación de buenas prácticas veterinarias. La palabra clave es siempre "si", según se lee también en su informe.

    Dr. André

  46. Estoy de acuerdo sobre ese punto y creo, al igual que mis colegas, que en los niveles fisiológicos no existen grandes diferencias en los efectos que tienen estas hormonas en los seres humanos. Pero el problema estriba en saber si las concentraciones de esas sustancias están dentro de los valores fisiológicos tanto en los animales tratados como en los no tratados. Quiero decir que, tal como ha afirmado Dieter Arnold, soy de la opinión de que si sólo se consume carne de animales tratados aumenta ligeramente la ingesta hormonal media en los alimentos, que no tendrá los efectos biológicos normales en los seres humanos. El problema es que hay otros efectos biológicos que no se han estudiado y cuyo estudio exige mucho, mucho tiempo. Pienso, por ejemplo, en los cambios en la fecundidad humana o en la proporción entre los sexos que se están registrando en algunos países, pero no existe una relación entre esos acontecimientos y el hecho de que las hormonas estén o no estén prohibidas en esos países, pues no es ése el problema. Lo único que digo es que no se han estudiado esas modificaciones en la reproducción humana, por ejemplo, y, por tanto, no se ha demostrado o descartado que estén relacionadas con el cambio hormonal, y eso suscita en mí algunas dudas.

    Presidente

  47. Gracias. Dr. Lucier.

    Dr. Lucier

  48. La respuesta es que sí, que pueden producirse algunos efectos biológicos. Pensemos, por ejemplo, en una situación normal, una mujer normal en la que en un momento determinado estuviera ocupado el 30 por ciento de sus receptores de estrógenos. Si consume carne con una carga adicional de estrógenos a causa de la administración de estimulantes del crecimiento, la ocupación de los receptores podría pasar a ser del 30,01 ó 30,001 por ciento, un incremento muy pequeño que no se podría detectar con los instrumentos experimentales disponibles. La respuesta es, pues, que puede producirse un efecto biológico, que si se produce no se podría detectar y, por último, que no se puede saber si existe una relación entre ese efecto biológico y un posible efecto tóxico, como el cáncer o un defecto congénito. De cualquier forma, de producirse algún efecto, sería sumamente pequeño, cercano a cero.

    Presidente

  49. �Querría hacer uso de la palabra, Dr. Randell? �Ahora? �Una cuestión de procedimiento o ...? Muy bien.

    Sr. Christoforou (CE)

  50. Gracias, señor Presidente. En la reunión que celebramos esta mañana para estudiar los aspectos organizativos dijo usted que transcurrido un cierto tiempo examinaríamos la marcha del procedimiento. Creemos que sería el momento de hacerlo. Los Estados Unidos ya han formulado tres, cuatro, o cinco preguntas, luego el Canadá hará algunas preguntas sobre las mismas cuestiones y luego hablaremos nosotros. Esto se está prolongando demasiado y si fuera posible querríamos intervenir a propósito de la cuestión de los niveles de residuos y de la distinción entre las tres hormonas naturales y las tres hormonas sintéticas. En mi opinión, sería más adecuado y probablemente elevaría la calidad del debate que los Estados Unidos hicieran una o dos preguntas más, luego el Canadá y que a continuación nosotros formuláramos algunas preguntas sobre el tema que se está debatiendo en este momento.

    Presidente

  51. Personalmente, considero que el procedimiento es el adecuado. Me parece muy educativo y preferiría que nos atuviéramos a las reglas que establecimos, y usted podrá formular preguntas cuando sea su turno. En ese momento puede centrarse en los puntos que considere oportuno en lugar de responder simplemente a lo que otros plantean. Creo que este método es eficaz; sin duda, conforme vaya pasando el tiempo será necesario plantear unas cuestiones más especializadas y otras menos, centraremos más la cuestión y usted abordará otros aspectos distintos de los que plantean las otras partes. Pienso que sería preferible que continuáramos con el mismo procedimiento. Tiene usted la palabra.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  52. Gracias, señor Presidente. Mi siguiente pregunta está relacionada con la que acabamos de formular. Sólo quiero estar seguro de que he comprendido bien la respuesta, es decir, �los residuos presentes en la carne serían químicamente idénticos tanto si procedieran de la aplicación para estimular el crecimiento, de la producción endógena o de la administración con fines zootécnicos o terapéuticos? �Serían los mismos residuos químicos, admitiendo que los niveles podrían variar?

    Dr. Ritter

  53. Supongo que se refiere usted a las hormonas naturales.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  54. Sí.

    Dr. Ritter

  55. En aras de dar una respuesta rápida, señor Presidente, diré que básicamente sí. Básicamente sí.

    Dr. McLean

  56. Señor Presidente, las residuos serán similares en el caso de aplicaciones zootécnicas, en las que se administran dosis muy elevadas; puede producirse el desbordamiento o la inhibición de determinadas vías metabólicas; así, los niveles de residuos serían similares desde el punto de vista cualitativo pero cuantitativamente muy distintos.

    Dr. Arnold

  57. Esa es también mi opinión, señor Presidente, serían cualitativamente iguales pero existiría una ligera diferencia desde el punto de vista cuantitativo, en función del compuesto administrado, la dosis, la vía de administración, etc. Habría algunas diferencias.

    Presidente

  58. Gracias, �quería intervenir, Dr. Ritter?

    Dr. Ritter

  59. Perdone señor Presidente, sólo a modo de aclaración, tal vez no comprendí bien la pregunta, se refería a la misma aplicación, eso es lo que ...

    Presidente

  60. �Podría formular de nuevo la pregunta?

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  61. Sí, la pregunta era si los residuos serían químicamente iguales si se produjeran de forma endógena, por ejemplo, en el caso de la testosterona. Si se tratara de testosterona producida endógenamente, testosterona administrada para estimular el crecimiento o testosterona administrada con fines zootécnicos o terapéuticos.

    Dr. Ritter

  62. En ese caso, naturalmente estoy de acuerdo con la respuesta de mis colegas. Creo que no se podría establecer una diferencia cualitativa entre los residuos. Desde el punto de vista cuantitativo, la cantidad detectable dependería de la dosis que se hubiera administrado, ya fuera para estimular el crecimiento o con fines terapéuticos.

    Dr. André

  63. Creo que en la mayor parte de los casos los residuos son iguales, tanto si las hormonas naturales se utilizan para estimular el crecimiento como con fines terapéuticos o zootécnicos. Puede haber diferencias en los perfiles metabólicos, quiero decir que en el efecto a largo plazo se inducen algunos grupos enzimáticos distintos y al cabo de mucho tiempo esas enzimas pueden producir pequeñas cantidades de metabolitos que son distintos que si esas hormonas sólo se utilizan una vez. Ahora bien, tengo entendido que esto se ha demostrado en el caso de otros compuestos, pero no en el de las hormonas, aunque creo que no se ha estudiado esta cuestión.

    Presidente

  64. Gracias. Dr. Lucier.

    Dr. Lucier

  65. Sí.

    Presidente

  66. Gracias. Bien, si está de acuerdo no hace falta que tome la palabra, y así ganamos tiempo.

    Sr. Brinza (EE.UU.)

  67. Creo que al Dr. Lucier le será más fácil estar de acuerdo en lo que respecta a la siguiente pregunta, pues si lo he comprendido bien creo que ha afirmado que, dado el concepto de semivida, si se administra una de esas hormonas a un animal, y en este caso me refiero a las seis hormonas, si se administra una hormona a un animal existirán residuos, incluso al cabo de mucho tiempo, aunque se trate únicamente de un número tan reducido de moléculas que no se podría detectar por los medios de que disponemos en la actualidad. Sólo quería estar seguro de haberlo comprendido y si ése es también el punto de vista de los otros expertos, o lo que yo he comprendido de sus respuestas. Por favor, corríjanme si estoy equivocado.

    Dr. Lucier

  68. �Me pregunta a mí? En efecto, probablemente persistirían algunas moléculas, sin duda no detectables, pero con toda probabilidad habría algunas moléculas.

    Dr. Arnold

  69. Señor Presidente, las hormonas exógenas tienen, inicialmente, después de haber sido administradas, una semivida muy corta, que se cuenta en minutos. Pero luego la semivida se prolonga más y más porque esas hormonas van a parar a diferentes partes del cuerpo y al cabo de algunas horas la semivida es ya de 50 ó 100 minutos, mientras que inicialmente es de alrededor de 10 ó 15 minutos. Por ello, es muy difícil predecir durante cuánto tiempo persistirá en el cuerpo la última molécula, aunque desde luego permanecerá durante largo tiempo.

    Presidente

  70. Gracias.

    Dr. McLean

  71. Sólo para que conste, señor Presidente, estoy de acuerdo con el Dr. Arnold.

    Presidente

  72. �Usted asiente también?

    Dr. Ritter

  73. Si se trata de tener constancia de todas las opiniones, sí.

    Presidente

  74. En realidad, no es necesario, gracias. �Podemos continuar?


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