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ORGANIZACIÓN MUNDIAL
DEL COMERCIO

WT/DS238/R

14 de febrero de 2003

(03-0855)

Original: inglés

ARGENTINA - MEDIDA DE SALVAGUARDIA
DEFINITIVA SOBRE LAS IMPORTACIONES
DE DURAZNOS EN CONSERVA

Informe del Grupo Especial

(Continuaci�n)


  1. Determinaci�n de un aumento de las importaciones. P�rrafo 1 a) del art�culo XIX del GATT de 1994 y p�rrafo 1 del art�culo 2, p�rrafo 1 del art�culo 3 y p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias

4.40 Chile alega que un examen del expediente de la investigaci�n revela que la Argentina no demostr� que durante el per�odo de investigaci�n (1996/2000) hubiera habido un "aumento de las importaciones de duraznos en conserva, sea en t�rminos absolutos o relativos, de tal magnitud95, y realizado en condiciones tales" que causara o amenazara causar un da�o grave a la rama de producci�n nacional de productos similares o directamente competidores.96 Chile alega tambi�n que la CNCE no dio una explicaci�n adecuada y razonada de su determinaci�n en el expediente de la investigaci�n.97

4.41 La Argentina, por el contrario, sostiene que el aumento de las importaciones fue tanto absoluto como relativo.98 Mantiene que las importaciones se incrementaron tanto en t�rminos absolutos como relativos, ya que aumentaron de 3.568 toneladas en 1998 a 7.271 toneladas en 1999, y despu�s a 12.181 toneladas en 2000. Seg�n la Argentina, esos vol�menes representaron incrementos anuales relativos del 103,7 por ciento y del 68 por ciento, respectivamente99 (Argentina - Pruebas documentales VII y VIII).100 En lo tocante a las importaciones en vol�menes como porcentaje de la producci�n nacional, la Argentina se�ala que se observ� un incremento abrupto de 10 puntos porcentuales entre 1999 y 2000. Afirma adem�s que la tasa de crecimiento de dicho indicador (importaciones como porcentaje de la producci�n) fue del 90 por ciento para el a�o 2000 respecto del a�o anterior.101

a) Si las importaciones aumentaron en t�rminos absolutos o relativos

4.42 Por lo que respecta a la determinaci�n de un aumento de las importaciones en t�rminos absolutos, Chile sostiene que el crecimiento de las importaciones en los dos �ltimos a�os del per�odo de importaci�n investigado por las autoridades argentinas (1996/2000) refleja una recuperaci�n prevista y esperada de niveles hist�ricos, que se hab�an visto interrumpidos por severas condiciones clim�ticas que afectaron a la producci�n y las exportaciones del producto objeto de investigaci�n, especialmente en Grecia. Adem�s, Chile afirma que si se consideran las importaciones totales punta a punta durante el per�odo investigado, las importaciones del a�o 2000 fueron de aproximadamente 12.120 toneladas, mientras que las del a�o 1996 fueron de aproximadamente 14.401 toneladas. Es decir, el volumen importado durante el a�o 2000 fue inferior en un 16 por ciento al importado el a�o 1996.102 Seg�n Chile, los hechos registrados en el informe t�cnico y su anexo no sustentan la determinaci�n de la CNCE. Chile alega adem�s que ni el Acta N� 781 ni el informe t�cnico contienen un an�lisis fundado, adecuado y razonado que explique c�mo, sobre la base de qu� hechos y por qu� la Argentina lleg� a esta determinaci�n de la manera como lo hizo.103

4.43 Por lo que respecta a la determinaci�n del aumento de las importaciones en t�rminos relativos, Chile indica que al igual que ocurre con la falta de aumento absoluto de importaciones, cuando se considera el pasado m�s reciente del per�odo de investigaci�n punta a punta, visto dentro del contexto de los datos y tendencias presentes durante todo este per�odo, y se analiza la estructura del consumo aparente del durazno en conserva durante el a�o 1996, se llega a la misma conclusi�n: el crecimiento en el consumo aparente del durazno en conserva importado que se verifica durante los a�os 1999 y 2000 no es m�s que una recuperaci�n de este consumo hacia sus niveles hist�ricos sin que, objetivamente, pueda calificarse de aumento relativo como hizo la CNCE.104 Chile observa que la autoridad investigadora, en su informe t�cnico, determin� que "durante los tres primeros a�os del per�odo investigado las ventas de producci�n nacional explicaron alrededor del 90 por ciento del consumo aparente, y disminuyeron su participaci�n al 85 por ciento en 2000. Si bien en t�rminos absolutos las ventas de producci�n nacional registraron un descenso en 1998, su participaci�n del 93 por ciento en el consumo aparente fue la m�xima registrada durante el per�odo investigado. En ese a�o cayeron las importaciones desde Chile, mientras que las de origen griego se mantuvieron en niveles hist�ricamente bajos". Chile aduce que ese comportamiento de las importaciones desde los principales or�genes se debi� a que la producci�n primaria se vio afectada por las condiciones clim�ticas desfavorables arriba mencionadas.105

4.44 Chile alega que el an�lisis del aumento relativo de las importaciones efectuado por los directores de la CNCE se basa exclusivamente en datos correspondientes a lo que estiman que es el pasado m�s reciente (1997/2000), y que esos datos no se eval�an en el contexto de todo el per�odo de investigaci�n (1996/2000). La evoluci�n de las importaciones durante el per�odo de investigaci�n (1996/2000) s�lo se considera con respecto al an�lisis del aumento absoluto de las importaciones, pero no con respecto al an�lisis del aumento relativo. El a�o 1996, que se omite en el an�lisis, refleja una tendencia de importancia crucial para un an�lisis adecuado y objetivo de este indicador. Adem�s, seg�n Chile, en el expediente de la investigaci�n no se encuentra un an�lisis fundado, adecuado y razonado que explique los motivos y los hechos en los que se apoya la CNCE para haber determinado la existencia de un aumento relativo de las importaciones de la manera como lo hizo.106

4.45 La Argentina sostiene que las afirmaciones de Chile arriba expuestas son consecuencia de una err�nea interpretaci�n incomprensi�n de algunas cuestiones. A juicio de la Argentina, Chile parte de la falsa premisa de que la autoridad encargada de la aplicaci�n actu� indebidamente al considerar un per�odo para la investigaci�n (1996/2000)107 y constatar que las importaciones aumentaron en un per�odo que no coincid�a exactamente con ese per�odo de investigaci�n, si bien ca�a dentro de �l. La Argentina opina que esa interpretaci�n de Chile no encuentra fundamento en normativa alguna, ya sea nacional o de la OMC, ni en los precedentes de la OMC. En particular, el Acuerdo sobre Salvaguardias no estipula un per�odo que deba considerarse obligatoriamente para determinar si las importaciones han aumentado, ni la legislaci�n argentina difiere del Acuerdo sobre Salvaguardias a este respecto. En lo tocante a la legislaci�n argentina, el Decreto N� 1059/96 requiere que los solicitantes de la iniciaci�n de una investigaci�n faciliten datos sobre importaciones correspondientes a los cinco a�os completos m�s recientes que demuestren la existencia de un aumento significativo, en t�rminos absolutos o relativos, del producto de que se trate. Sin embargo, aduce la Argentina, �sta es una obligaci�n que recae �nicamente sobre el solicitante de la iniciaci�n de una investigaci�n, y no sobre la autoridad encargada de la aplicaci�n. En apoyo de su opini�n, la Argentina hace referencia a los informes del �rgano de Apelaci�n sobre los asuntos Argentina - Calzado (CE)108 y Estados Unidos - Cordero .109, 110 La Argentina mantiene adem�s que la autoridad investigadora actu� de conformidad con los precedentes de la OMC en la medida en que �stos establecen que a efectos de la aplicaci�n de una medida de salvaguardia lo que debe tenerse en cuenta es el per�odo m�s reciente.111

4.46 Chile se�ala que si bien las autoridades competentes deben atribuir importancia a los datos correspondientes al per�odo m�s reciente, no deben considerar esos datos aisl�ndolos de los correspondientes a todo el per�odo de investigaci�n. De lo contrario, aduce Chile, es imposible apreciar objetivamente el verdadero significado de las tendencias a corto plazo en el pasado m�s reciente.112, 113 Chile explica que en el caso de la determinaci�n de la CNCE, los directores que votaron a favor de la imposici�n de la medida basaron su constataci�n del presunto aumento de las importaciones en t�rminos absolutos o relativos en datos correspondientes al final del per�odo (1999/2000) y utilizando 1998 como a�o de referencia.114 Seg�n Chile, innegablemente, si se toma como a�o base a 1998, se concluye que cualquier determinaci�n sobre aumento de las importaciones carece de objetividad siendo, por ende, altamente cuestionable, ya que 1998 no es un a�o representativo del comportamiento normal de dichas importaciones.115 El expediente de la investigaci�n demuestra que las importaciones de duraznos en conserva en la Argentina son c�clicas, debido a su asociaci�n con fluctuaciones del mercado que afectan a Grecia, principal productor y exportador del producto objeto de investigaci�n. En 1997 y 1998, tras circunstancias clim�ticas imprevistas, Grecia sufri� una p�rdida sustancial de su capacidad para producir y exportar duraznos en conserva. Esta situaci�n aislada conllev� una interrupci�n de la cuota hist�rica de las importaciones procedentes de Grecia en el mercado de la Argentina, tanto en t�rminos absolutos como relativos (consumo aparente), como se observa en el primer a�o del per�odo de investigaci�n, 1996.116 Seg�n Chile, esto queda claramente de manifiesto cuando los directores de la CNCE constatan un supuesto aumento absoluto y relativo de las importaciones en 1999 y 2000. A juicio de Chile, es evidente que si se comparan las importaciones de esos a�os con la situaci�n en 1998, cualquier resultado siempre arrojar� fuertes incrementos en el final del per�odo, cuando esas importaciones comenzaron su proceso de recuperaci�n hacia sus niveles hist�ricos. Si, por otro lado, los directores de la CNCE hubieran examinado los datos de 1999 y 2000 sin aislarlos de los datos de 1996, su conclusi�n, objetivamente, deber�a haber sido la misma a la que lleg� la autoridad investigadora en el informe t�cnico. Esto es, que los incrementos de las importaciones durante 1999 y 2000 constitu�an una recuperaci�n de las mismas hacia sus niveles normales e hist�ricos interrumpidos a partir de 1997, tanto en t�rminos absolutos como relativos.117, 118

4.47 Seg�n Chile, para que una determinaci�n de aumento de las importaciones pueda calificarse como objetiva, imparcial y fundada y no como una determinaci�n subjetiva, sesgada e infundada, no basta con que la autoridad correspondiente se limite a anunciar que su investigaci�n abarcar� un per�odo de cinco a�os y que llegado el momento de hacer tal determinaci�n considere �nicamente los datos del pasado m�s reciente (1999/2000), los compare con datos correspondientes a un a�o no representativo del comportamiento normal de estas importaciones (1998) y los a�sle de datos correspondientes a un a�o que s� representa dicho comportamiento (1996).119 Chile aduce que la Argentina no ha logrado a�n explicar satisfactoriamente por qu� sus autoridades competentes excluyeron del an�lisis el a�o 1996 y por qu� el a�o 1998 s� ser�a objetivamente representativo de las tendencias posteriores. Es m�s, la Argentina nunca ha explicado por qu� motivo la CNCE excluy� en el informe t�cnico y su anexo toda informaci�n sobre consumo aparente en 1996.120

4.48 La Argentina no acepta la interpretaci�n de Chile de que lo que estaba ocurriendo era simplemente una recuperaci�n de las importaciones de durazno procedentes de Grecia hasta sus niveles hist�ricos representados por 1996, e insiste en que la rama de producci�n no se encontraba frente a una hip�tesis de recuperaci�n de las importaciones hasta sus niveles hist�ricos, sino ante una "evoluci�n imprevista de las circunstancias".121 En lo que a 1996 se refiere, la Argentina se�ala que en ese a�o se aplicaban desde el mes de enero derechos compensatorios a los duraznos procedentes de la UE, raz�n por la cual deb�a considerarse que el flujo de importaciones de esa procedencia se vio afectado. Como se observa en la p�gina 10 del anexo del Acta N� 781, y contrariamente a lo sostenido por Chile, la autoridad investigadora tuvo en cuenta la incidencia de los derechos compensatorios.122 En respuesta a la pregunta 33 del Grupo Especial123, la Argentina aclar� que mediante Resoluci�n MEyOSP N� 06/96, de 3 de enero de 1996, se impusieron derechos compensatorios a las importaciones de duraznos procedentes de la Uni�n Europea. Esta resoluci�n entr� en vigor el 9 de enero de 1996 al ser publicada en el Bolet�n Oficial. La aplicaci�n de los derechos compensatorios continu� durante el per�odo de investigaci�n correspondiente al expediente CNCE N� 94/00. El flujo de importaciones se vio afectado por haberse neutralizado el componente de subvenci�n que ten�an las importaciones procedentes de la Uni�n Europea.

4.49 En respuesta a la pregunta 15 del Grupo Especial, relativa a la representatividad de las estad�sticas correspondientes a 1997 y 1998124, la Argentina indica que en los a�os 1997 y 1998 las importaciones totales en la Argentina sufrieron una ca�da del 55 y 45 por ciento respectivamente, debido a problemas clim�ticos severos que afectaron a la producci�n mundial y, por ende, al comercio del producto en cuesti�n. La Argentina explica que un an�lisis de los precios medios f.o.b. demuestra que estos precios aumentaron en 1997, y tambi�n los del principal exportador: Grecia. En 1998, a�ade la Argentina, dicho crecimiento se reitera, aunque en menor medida en el promedio general, pero con una baja de un 15 por ciento para el citado pa�s, situ�ndose en 0,594 d�lares EE.UU./kg. Asimismo, en respuesta a la pregunta 35 del Grupo Especial125, la Argentina explic� que las autoridades investigadoras tuvieron en cuenta todos esos datos, como se indica en la secci�n V del anexo del Acta N� 781.

b) Si el estudio sectorial de 1994/96 era pertinente

4.50 Chile present� dos cuadros en los que se expon�a, en toneladas y porcentajes, el consumo aparente de duraznos en conserva en la Argentina, desde 1994 hasta 1996 que hab�a calculado sobre la base de un "estudio sectorial sobre duraznos enlatados" de octubre de 1998.126 En referencia a esos dos cuadros, Chile observa que los niveles hist�ricos medios de las ventas de duraznos en conserva argentinos en el mercado nacional representan aproximadamente el 73,3 por ciento en el per�odo 1994/96; en otras palabras, el consumo aparente medio de los duraznos en conserva importados en ese per�odo fue del 26,7 por ciento. Adem�s, Chile se�ala que, en contraste, el consumo aparente de duraznos en conserva importados en los a�os 1999 y 2000 fue del 11 y el 17 por ciento, menor a la cuota promedio existente en el per�odo 1994/96, y desde luego a la existente en 1996.127

4.51 La Argentina sostiene que los datos arriba expuestos128 se basan en un estudio sectorial de la CNCE sobre consumo aparente medido en latas de duraznos con un peso inferior a 1 kg, que no corresponde al producto objeto de investigaci�n, mientras que en los p�rrafos pertinentes del informe t�cnico se utiliza a las toneladas como unidad de medida.129 Por tanto, aduce la Argentina, la cita de ese estudio sectorial es inexacta. La Argentina a�ade que ese estudio estaba disponible en la p�gina Web de la CNCE, y que por tanto el p�blico en general ten�a acceso a �l antes de la iniciaci�n de la investigaci�n. En respuesta a la pregunta 11 del Grupo Especial130, la Argentina aclar� que el informe t�cnico no toma en cuenta los datos del estudio sectorial porque el producto objeto del estudio no se corresponde con el producto objeto de la investigaci�n en materia de salvaguardias, y porque la cuantificaci�n del estudio est� expresada en distintas unidades de medida (latas versus toneladas), y hace referencia a distintos per�odos de an�lisis, etc.

4.52 Chile responde131 que, con independencia de que el consumo aparente de duraznos en conserva se mida en unidades de 0,820 kg (latas de duraznos) o en toneladas, las cifras y los resultados obtenidos en el proceso de comparaci�n siguen siendo igualmente reales y representativos. Seg�n Chile, lo importante es que la estructura del consumo aparente de duraznos en conserva registrada en el estudio sectorial correspondiente a 1994/96, medida en porcentajes, es plenamente representativa, real y objetiva. Adem�s, a juicio de Chile, aunque la unidad de medida en la que se basa la informaci�n registrada en el informe t�cnico se expresa a veces en toneladas, esas toneladas se calculan sobre la base de una unidad de duraznos enlatados con un peso de 0,820 kg.132 Chile indica asimismo que el argumento de que el estudio sectorial no se refer�a al mismo producto investigado en relaci�n con la imposici�n de una medida de salvaguardia no es cierto. Chile alega que el estudio proviene del expediente de la Investigaci�n N� 28/95 de la CNCE, y concierne a la imposici�n de derechos compensatorios a las importaciones de duraznos en lata procedentes de la Uni�n Europea, y que por consiguiente se refiere a exactamente el mismo producto. De hecho, a�ade Chile, el propio anexo del informe t�cnico incorpora dicho expediente en sus gr�ficos estad�sticos.133, 134

4.53 La Argentina insiste en que el estudio sectorial tom� como referencia la investigaci�n llevada a cabo bajo Expediente CNCE N� 28/95, donde el producto investigado fue "durazno en alm�bar", en tanto que en la investigaci�n de salvaguardia el producto analizado fue "duraznos en agua edulcorada, incluido el jarabe, conservados en otra forma o en agua".135 En consecuencia, a juicio de la Argentina, es evidente que el producto analizado en la investigaci�n de salvaguardia comprendi� un universo m�s amplio que aquel considerado en el Expediente N� 28/95.136

4.54 Tambi�n con respecto al consumo aparente, la Argentina considera que la tendencia creciente es indudable, y que la importancia relativa de las importaciones sigue una pauta similar a la de la relaci�n importaciones/producci�n. Seg�n la Argentina, despu�s de que las importaciones se recuperaran en 1999 hasta alcanzar la cuota relativa de que disfrutaban antes del a�o de la crisis de producci�n mundial, se produjo un crecimiento significativo en 2000 que super� sobradamente los niveles hist�ricos registrados.137 La Argentina alega que ello fue consecuencia de la evoluci�n imprevista de las circunstancias.138 Sostiene que la presencia de importaciones a precios bajos (ya sea debido a la competencia desleal en el per�odo 1994/96 o por efecto de la sobreoferta mundial en los a�os m�s recientes) determina, por l�gica, una mayor participaci�n de las importaciones en el consumo aparente, que es significativa.139

4.55 Adem�s, la Argentina aduce que la comparaci�n de per�odos -como 1994/96 con 1999/2000- es claramente cuestionable, dado que se habla de estructuras de mercado y comercializaci�n totalmente diversas y de un cambio en la oferta altamente influenciado por el inicio de la reestructuraci�n del sector productivo nacional.140 En respuesta a la pregunta 21 del Grupo Especial141, la Argentina aclara que las transformaciones en el mercado incluyeron cambios en los canales de distribuci�n con concentraci�n de la demanda y del poder de compra, en la composici�n de los importadores y en los h�bitos de consumo y precios relativos. Con respecto al proceso de reestructuraci�n, la Argentina sostiene que se observaron significativas diferencias en las condiciones de la rama de producci�n a partir de importantes mejoras tecnol�gicas, un aumento del nivel de integraci�n del proceso productivo, con altas inversiones, reestructuraciones de plantas fabriles y una mayor concentraci�n industrial.

  1. Determinaci�n de la existencia de una amenaza de da�o grave. P�rrafo 1 a) del art�culo XIX del GATT de 1994 y p�rrafo 1 del art�culo 2, p�rrafo 1 del art�culo 3 y p�rrafos 1 b) y 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias

4.56 Chile sostiene que ha demostrado que no hubo un aumento de importaciones, en t�rminos absolutos ni relativos, y tampoco una evoluci�n imprevista de las circunstancias, por lo que era imposible que la industria argentina de duraznos en conserva hubiera estado en una situaci�n que constituyera una clara inminencia de da�o grave. De hecho, a�ade Chile, "si el aumento de las importaciones (sea en t�rminos absolutos o relativos) debe ser consecuencia de una evoluci�n imprevista de las circunstancias, y si la amenaza de da�o grave debe ser consecuencia de un aumento de las importaciones, sea en t�rminos absolutos o relativos, en los hechos y en el derecho, es imposible que la industria argentina haya sufrido una amenaza de da�o grave al amparo del p�rrafo 1 a) del art�culo XIX del GATT de 1994 y del Acuerdo sobre Salvaguardias". Seg�n Chile, las incompatibilidades arriba descritas muestran per se que la determinaci�n de la Argentina sobre la presencia de una amenaza de da�o grave infringe los Acuerdos de la OMC abarcados.142

4.57 Chile observa que el p�rrafo 1 a) y b) del art�culo 4 y el p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias imponen obligaciones sustantivas y de procedimiento. Por una parte, aduce Chile, el Miembro que desee aplicar una medida de salvaguardia tiene que evaluar todos los factores pertinentes de car�cter objetivo y cuantificable presentes en el pasado m�s reciente, pero sin aislarlos de los datos relativos a las tendencias existentes durante todo el per�odo de investigaci�n; y, por otra parte, el Miembro tiene que demostrar que se ha producido una amenaza de da�o grave proveyendo una explicaci�n razonada y adecuada acerca de c�mo los factores analizados apoyan esa determinaci�n.143 Por lo que respecta a esta segunda obligaci�n sustantiva, Chile especifica que requiere del Miembro que realice una evaluaci�n sustantiva de la "relaci�n" -o la "influencia", "efecto" o "impacto"- que tienen los factores pertinentes en la "situaci�n de la rama de producci�n [nacional]", es decir, que proporcione una explicaci�n razonada y adecuada de la manera en que los factores pertinentes corroboran o respaldan su determinaci�n.144, 145

4.58 La Argentina rechaza las alegaciones de Chile arriba expuestas y sostiene que lo que Chile no menciona es que la Argentina, actuando en conformidad con el art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias y el p�rrafo 1 a) del art�culo XIX del GATT de 1994, determin� la existencia de una amenaza de da�o y el correspondiente aumento de las importaciones mediante una evaluaci�n que exced�a la mera constataci�n de algunos indicadores, como pueden ser algunas comparaciones puntuales a nivel de la incidencia de las importaciones en dos per�odos distintos de tiempo. La Argentina aduce que si criterios de esta naturaleza fuesen suficientes para concluir que en un caso u otro estar�a configurada o no la amenaza de da�o, se estar�a vaciando de contenido a la misma definici�n, por cuanto la evaluaci�n del contexto en el m�s amplio sentido de la palabra quedar�a vaciada de todo contenido �til.146 La Argentina es partidaria de una interpretaci�n m�s amplia, que considera coherente con la normativa y pr�ctica multilateral. Opina que el criterio para determinar la amenaza de da�o tiene mucho m�s que ver con la tendencia de las variables en funci�n de un contexto que con la mera constataci�n relativa de los valores de las mismas. En otras palabras, la amenaza de da�o debe ser vista m�s en funci�n de flujos probables que de est�tica comparativa, como es el caso del an�lisis realizado por Chile.147

a) Si la CNCE evalu� todos los factores pertinentes que ten�an relaci�n con la situaci�n de la rama de producci�n nacional enumerados en el p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias

4.59 Chile alega que, con arreglo a lo dispuesto en el p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias, la CNCE ten�a que evaluar e investigar todos los factores pertinentes que guardaban relaci�n con la situaci�n de la rama de producci�n argentina de duraznos en conserva, y como m�nimo los mencionados expl�citamente en dicha disposici�n.148 Sin embargo, aduce Chile, no hay pruebas de que se hubieran investigado y evaluado la productividad, la utilizaci�n de la capacidad y el nivel de empleo.149 Las �nicas claves son algunos cuadros estad�sticos adjuntos al informe t�cnico que no revelan gran parte de su contenido, y una simple menci�n del factor empleo en el anexo del Acta. En cualquier caso, a�ade Chile, la informaci�n relativa a estos factores, parcialmente registrada en el informe t�cnico, muestra que la situaci�n de la industria nacional distaba mucho de representar una amenaza de da�o.150

4.60 La Argentina rechaza la alegaci�n de Chile de que la autoridad investigadora no evalu�, entre los factores de da�o, el "grado de utilizaci�n de la capacidad de producci�n" y el "empleo". Sostiene que Chile no ha esgrimido ning�n argumento que sea capaz de sustentar semejante afirmaci�n. De hecho, aduce la Argentina, la autoridad investigadora analiz� el grado de utilizaci�n de la capacidad de producci�n, y su an�lisis apoya la determinaci�n de amenaza de da�o grave.151

4.61 En respuesta a la pregunta 50 del Grupo Especial152, Chile reconoce que el informe t�cnico contiene cuadros relativos a la utilizaci�n de la capacidad y el empleo, pero indica que ninguno de ellos hace referencia expresa al factor "productividad". Se�ala que la Argentina describe ese factor con la expresi�n "producto medio f�sico del empleo", cuyo sentido Chile desconoce.153 Aduce adem�s que, a diferencia de lo que sucede con los dem�s cuadros estad�sticos, en el anexo I del informe t�cnico no se presenta explicaci�n alguna sobre los datos registrados en el cuadro 7 o los registrados bajo la expresi�n "producto medio f�sico del empleo". En cualquier caso, agrega Chile, una cosa es registrar datos en cuadros estad�sticos -como lo han hecho las autoridades competentes-, y otra cosa muy diferente es que esos datos o factores sean analizados adecuada y razonadamente a efectos de explicar y demostrar el modo en que apoyan una determinaci�n.

i) Productividad154

4.62 La Argentina sostiene que la productividad es analizada en el Acta y en el informe t�cnico sobre la base de una aproximaci�n determinada por el producto medio f�sico del empleo. Respecto a este punto, alega, el coeficiente determinado como Producci�n propia respecto del n�mero de empleados del �rea producci�n (cuadro 7 e) del informe t�cnico) indica que en el a�o 2000 y por efectos indiscutibles de la ca�da de la producci�n, el indicador baj� a 32 puntos luego de haber ido aumentando como evidencia de una mejor actuaci�n del sector, correspondi�ndole m�s de un 10 por ciento menos que en 1999. La Argentina opina que ese valor decreciente de la mencionada relaci�n afecta a los costos unitarios del producto, aumentando la incidencia relativa de la mano de obra directa en la mayor�a de las empresas.155

4.63 Chile sostiene que, en caso de que la Argentina aclarase ex post facto que la expresi�n "producto medio f�sico del empleo" se refiere al factor "productividad", no ser�a evidente que la productividad estaba disminuyendo, por lo siguiente: a) todos los datos parciales no se registran por d�rseles el car�cter de confidenciales; b) no hay registro de los totales del relevamiento para el a�o 1996; c) el total del relevamiento para el a�o 1999, con las importaciones del principal origen y competidor -Grecia (ya en franca recuperaci�n)- es mayor que el total para el a�o 1998, cuando estas importaciones estaban pr�cticamente interrumpidas por factores clim�ticos desfavorables imprevistos; d) los totales del relevamiento para los a�os 2000 y 1999, con las importaciones provenientes de Grecia en recuperaci�n, son mayores que los totales para los a�os 1998 y 1997, cuando estas importaciones pr�cticamente se hab�an interrumpido; y e) el cuadro estad�stico comprende tambi�n la producci�n encargada a plantas de terceros, pero sus cifras totales no separan la incidencia de dicha producci�n de la incidencia de la producci�n propia.156

ii) Utilizaci�n de la capacidad

4.64 La Argentina observa que la capacidad de producci�n, como indica el Acta N� 781, "ha sido determinada considerando los valores que afectan exclusivamente al producto en cuesti�n �". Explica que en este sentido, si bien a nivel nacional se inform� sobre la capacidad de producci�n constante durante el per�odo analizado, dicha capacidad a nivel de las empresas que aportaron informaci�n como respuesta a los cuestionarios de la CNCE y que fueron verificadas muestra crecimiento en funci�n de absorci�n y cierre de empresas (informe t�cnico, p�gina 42) y con valores concordantes con la metodolog�a expuesta en los cuestionarios al productor.157 Explica adem�s que, para el conjunto de empresas (cuadro 6 del informe t�cnico), la utilizaci�n de la capacidad instalada fue creciente hasta 1999, pasando del 71 por ciento al 88 por ciento y disminuyendo en el 2000 al 73 por ciento, en parte por incremento de la capacidad instalada, y en parte, de hecho sobre todo, por la ca�da de la producci�n.158 La Argentina sostiene que si no se hubiera producido un aumento de la capacidad instalada en 2000, con el nivel de producci�n real, la utilizaci�n de las 51.000 toneladas de capacidad de 1999 se corresponder�a en 2000 con una utilizaci�n del 76 por ciento. Esto implica que, de la ca�da de 15 puntos porcentuales en la utilizaci�n de la capacidad instalada en 2000, s�lo tres puntos son atribuibles al aumento de dicha capacidad y el resto a la incidencia de la ca�da de la producci�n por efecto de las importaciones, ya que no existieron factores primarios que pudieran haber incidido sobre tal ca�da.159

4.65 Chile responde que la Argentina no ha explicado por qu� o c�mo lleg� a la conclusi�n de que ese factor respaldaba la determinaci�n de la existencia de una amenaza de da�o grave. Alega que la Argentina se limita a afirmar que el grado de utilizaci�n de la capacidad de producci�n se analiza en el Acta y en el informe t�cnico y, en contraste con los directores de la CNCE, procede a facilitar explicaciones sobre las cifras registradas parcialmente en el anexo del informe t�cnico.160 Sin embargo, aduce Chile, en ning�n lugar se observa que ese factor haya sido examinado.161 Chile sostiene adem�s que la informaci�n registrada en el informe t�cnico no respalda la determinaci�n de la CNCE de presencia de "amenaza de da�o grave". Aduce que con arreglo a esa informaci�n el grado de utilizaci�n de la capacidad de producci�n de duraznos en conserva de toda la rama de producci�n nacional experiment� un aumento a partir de 1997, hasta alcanzar el 83 por ciento en 1999, para permanecer a ese nivel en 2000.162

iii) Empleo

4.66 La Argentina sostiene que, como se indica en el punto 2 del anexo del Acta N� 781 (Condici�n de la industria), el nivel de empleo se redujo, especialmente hacia el final del per�odo. De hecho, aduce la Argentina, como muestra el cuadro 7 a) del informe t�cnico, el n�mero de empleados del �rea de producci�n del conjunto de empresas disminuy� un 4 por ciento en 2000.163 A juicio de la Argentina, igual sentido se observa en la masa salarial de producci�n (cuadro 8 del informe t�cnico), mientras que el salario medio por empleado en el sector de la producci�n muestra disminuciones permanentes, todos los a�os, de diferentes intensidades.164 Seg�n la Argentina, la correlativa b�squeda de niveles de costos y productividad adecuados influye para explicar que estos factores no tengan una m�s expl�cita correlaci�n. Sin embargo, el an�lisis realizado sobre las variaciones de los restantes productos de las empresas muestra comportamientos diferentes, lo que indica que la disminuci�n de la producci�n de duraznos tuvo incidencia real sobre este factor.165

4.67 Chile recalca que el �nico examen de este factor que es posible encontrar en el expediente de la investigaci�n es una consideraci�n muy menor. A juicio de Chile, los directores de la CNCE que votaron a favor de imponer la medida �nicamente se�alaron que "en el an�lisis de los restantes par�metros, se verifican ca�das en el nivel de empleo y el producto medio f�sico del empleo ... El comportamiento de estos factores est� en directa relaci�n con lo reflejado en las ventas y la producci�n".166 Chile aduce adem�s que el informe t�cnico167, sin revelar los �ndices de empleo por empresa, nada m�s refleja datos globales sobre este factor. A�ade que la CNCE, en vez de evaluar y verificar esa informaci�n, se limita a repetir lo que se�ala el informe t�cnico. Chile observa tambi�n, de manera an�loga, que el informe t�cnico indica que el nivel de empleo en el �rea de producci�n de duraznos en conserva apenas disminuy� en el a�o 2000, y que ese a�o el nivel de las otras �reas de producci�n no baj�, en promedio, m�s de un 7 por ciento.168, 169

b) Si la CNCE proporcion� una explicaci�n razonada y suficiente de la manera en que las pruebas sobre los factores de da�o pertinentes enumerados que se hab�an recogido y evaluado justifica que se constate la existencia de una "amenaza de da�o grave"

4.68 Chile alega que los factores de da�o que la CNCE s� consider�: i) no indican la existencia de una amenaza de da�o grave; ii) no fueron evaluados razonada y adecuadamente por los Directores porque �stos no explicaron el modo en que esos factores apoyaban su determinaci�n; iii) no fueron examinados en el contexto de los datos existentes durante todo el per�odo de investigaci�n; y iv) en su mayor�a, se sustentaban en informaci�n incompleta tratada como confidencial, que la CNCE recibi� de las empresas del relevamiento, y cuya verificaci�n no consta ni fue posible para Chile.170

4.69 La Argentina rechaza las alegaciones de Chile de que la autoridad investigadora no actu� correctamente. A juicio de la Argentina, la autoridad investigadora en ning�n momento actu� de manera que justificara la alegaci�n de Chile, sino que efectu� un an�lisis correcto de la informaci�n.171

4.70 La Argentina sostiene que la CNCE s� proporcion� una explicaci�n razonada y suficiente de la manera en que las pruebas sobre los factores de da�o pertinentes enumerados que se hab�an recogido y evaluado justificaba que se constatara una amenaza de da�o grave. La Argentina explica que la evoluci�n de las variables relacionadas con las importaciones pertinentes est� fuertemente ligada a la evoluci�n del mercado internacional. Aduce que entre las campa�as 1998/99 y 1999/2000, la producci�n mundial creci� un 16 por ciento172, crecimiento m�s que significativo si se recuerda que durante casi toda la d�cada de 1990 la producci�n mundial de duraznos en conserva se mantuvo bastante estable alrededor del mill�n de toneladas anuales.173 La Argentina aduce que lo significativo en el an�lisis de las tendencias de los mercados internacionales es la disponibilidad de excedentes exportables, y que ese an�lisis revela el car�cter de exportador estructural de Grecia, como se desprende claramente de la relaci�n entre producci�n, exportaciones y disponibilidad de existencias en la �ltima d�cada.174, 175 Las exportaciones representaron un 97,2 por ciento de la producci�n en el per�odo 1990/2000, registr�ndose a�os en que dicho valor fue superior al 100 por ciento, lo que demuestra la alt�sima disponibilidad de existencias que pueden f�cilmente ser volcadas al mercado internacional.176 En el caso de Grecia, esos valores se explican por las condiciones naturales para la producci�n de duraznos.177 Los duraznos griegos cuentan tambi�n con una enorme flexibilidad en t�rminos de precios, lo cual se evidencia en la gran dispersi�n de cotizaciones f.o.b. seg�n el destino de las exportaciones de origen griego.178, 179 A juicio de la Argentina, esto tuvo su correlato l�gico en el comportamiento del mercado interno de duraznos para la temporada 1999/2000, en la que a la ca�da de la producci�n en volumen se agreg� una disminuci�n significativa en el valor unitario del producto y, lo que es m�s importante, en el mark up unitario, puesto que si bien los costos bajaron durante el per�odo de referencia, los precios sufrieron un efecto depresivo a�n mayor. Ello qued� evidenciado en el hecho de que la relaci�n precio unitario/costo registr� una ca�da abrupta para el total de las empresas incluidas en la muestra en la temporada 1999/2000180, confirm�ndose as� la inminencia de amenaza de da�o grave en el sentido del p�rrafo 1 b) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias.181 En respuesta a la pregunta 16 del Grupo Especial182, la Argentina confirm� que la informaci�n citada constaba en el informe t�cnico (p�ginas 54/59, 73/74, 81/82 y anexo I, "Notas Metodol�gicas y Cuadros Estad�sticos"). La autoridad competente consider� que esa informaci�n mostraba que exist�a una amenaza de da�o grave.183

4.71 La Argentina aduce tambi�n que la autoridad de aplicaci�n no analiz� los indicadores pertinentes descontextualizados, sino a la luz de los cambios que se dieron en el mercado internacional y de la mayor o menor exposici�n de la econom�a argentina a esos eventos.184 Por ejemplo, a�ade la Argentina, la CNCE no dej� de considerar el hecho de que 1998 fue un a�o at�pico en t�rminos de producci�n para el hemisferio norte debido a la sequ�a, por lo cual los niveles de producci�n del a�o siguiente necesariamente deb�an ser superiores. Tampoco escap� a la atenci�n de la CNCE el hecho de que las importaciones, medidas en forma absoluta o relativa, y analizadas en el contexto de toda la d�cada del 90, presentaron sus vol�menes m�s significativos en el a�o 1993.185

4.72 Chile no est� de acuerdo con las observaciones de la Argentina arriba expuestas. A juicio de Chile, la informaci�n no confidencial registrada en el informe t�cnico no las justifica; se basan en informaci�n no registrada en el expediente de la investigaci�n; y se basan en los datos del pasado m�s reciente, sin analizarlos en el contexto de las tendencias existentes durante todo el per�odo de investigaci�n. Adem�s, Chile se�ala a la atenci�n del Grupo Especial que la Argentina presenta m�ltiples argumentos y razonamientos que no se encuentran en las consideraciones y determinaciones de los Directores de la CNCE que votaron a favor de imponer la medida cuestionada, por lo que representan aclaraciones ex post facto.186

4.73 En opini�n de Chile, cualquier intento de un Miembro de subsanar ex post facto deficiencias investigativas o procedimentales cometidas por sus autoridades competentes mediante la presentaci�n de posibles explicaciones y razonamientos de sus determinaciones no desarrollados por dichas autoridades es contrario al Acuerdo sobre Salvaguardias. El momento y el lugar para presentar las explicaciones y fundamentos de una determinaci�n es antes de imponer la medida y en el expediente de la investigaci�n, y lo deben hacer las autoridades competentes. Espec�ficamente para el caso de la Argentina, a�ade Chile, quienes deben hacer una evaluaci�n adecuada y razonada son los Directores de la CNCE.187

i) Ritmo y cuant�a del aumento de las importaciones del producto de que se trate en t�rminos absolutos y relativos. Participaci�n en el mercado interno del aumento de las importaciones

4.74 Por lo que respecta al an�lisis de las importaciones en t�rminos absolutos, Chile opina que los directores de la CNCE que votaron a favor de la medida restaron importancia al hecho de que el crecimiento de las importaciones durante los a�os 1999 y 2000, visto en el contexto de todo el per�odo investigado (1996/2000), evidencia una recuperaci�n, y no un aumento, de esas importaciones hacia sus niveles hist�ricos, fuertemente interrumpidos durante los a�os 1997 y 1998.188 Chile alega que la Argentina no ha ofrecido un argumento para justificar la decisi�n de la CNCE de considerar exclusivamente los datos del pasado m�s reciente, sin analizarlos en el contexto de las tendencias existentes durante todo el per�odo investigado.189 Seg�n Chile, esos datos figuran en el informe t�cnico y en su anexo. Chile mantiene que si las importaciones totales en 1999 y 2000 se hubieran analizado respecto de todo el per�odo investigado, se habr�a llegado a la conclusi�n de que las importaciones realmente disminuyeron aproximadamente un 75 por ciento en 1998, un 51 por ciento en 1999 y un 16 por ciento en 2000 con respecto al promedio de importaciones del a�o 1996. Por tanto, a juicio de Chile, ni aun en el pasado m�s reciente (1999 y 2000), las importaciones alcanzaron los promedios hist�ricos interrumpidos en 1997. Chile concluye que no se puede sostener que haya amenaza de da�o grave cuando las importaciones de 1999 y de 2000 son sensiblemente inferiores al promedio hist�rico representado por las de 1996, y cuando su crecimiento hacia el final del per�odo es una tendencia previsible que permite a la industria nacional ajustarse anticipadamente al comportamiento normal de las importaciones.190

4.75 Por lo que respecta al an�lisis de las importaciones en t�rminos relativos, Chile sostiene que cuando la CNCE analiza el ritmo y cuant�a del supuesto aumento relativo de las importaciones (al igual que el aumento absoluto), resta toda importancia al hecho de que el crecimiento del consumo aparente de las importaciones durante los a�os 1999 y 2000, visto en el contexto de todo el per�odo investigado (1996/2000), evidencia una recuperaci�n y no un aumento de esas importaciones.191 Seg�n Chile, la interrupci�n de las importaciones explica adem�s que la participaci�n de las ventas de producci�n nacional en el consumo aparente registrara un m�ximo del 93 por ciento en el per�odo investigado. Por consiguiente, aduce Chile, no se puede sostener que haya amenaza de da�o grave cuando el consumo aparente de las importaciones en 1999 y 2000 fue sensiblemente inferior al promedio hist�rico representado por el a�o 1996. Chile opina que una rama de producci�n que hist�ricamente debi� compartir por lo menos un 25 por ciento del consumo aparente no puede alegar amenaza de da�o grave cuando posteriormente, y en un estado de recuperaci�n de las importaciones, comparte nada m�s que un 17 por ciento de este consumo.192

4.76 La Argentina estima que ha refutado adecuadamente las alegaciones de Chile relativas al ritmo y la cuant�a de las importaciones al tratar el aumento de las importaciones.193 En ese sentido, insiste en que ya ha se�alado que los datos m�s relevantes a los efectos de una determinaci�n son los del pasado m�s reciente, y que esto es justamente lo que realiz� la autoridad investigadora en el presente caso.194 Aduce asimismo que el mayor productor-exportador mundial de duraznos, Grecia, registr� un incremento de sus exportaciones hacia la Argentina del 207 por ciento en 1998, del 309 por ciento en 1999 y del 110 por ciento en 2000. Este ritmo y cuant�a del aumento de las importaciones se dio en un contexto, descrito en la secci�n IV.B.2, de superproducci�n y acumulaci�n de existencias en condiciones de ser volcadas al mercado internacional. La Argentina se�ala que s�lo en este �ltimo aspecto las existencias griegas disponibles en los a�os 1999 y 2000 fueron un 152,1 y un 173,1 por ciento, respectivamente, superiores al promedio registrado para toda la d�cada de los 90. Asimismo, medidos como porcentaje de la producci�n argentina para los a�os 1999 y 2000, las referidas existencias representaron, respectivamente, el 183 y el 225 por ciento de esa producci�n.195 La Argentina sostiene que el incremento de las importaciones fue menor en valor, y que esto se debi� a la fuerte ca�da de precios que se registr� a nivel mundial, especialmente en Grecia, donde en 2000, a un incremento de las importaciones en volumen del 110 por ciento, le correspondi� un aumento de las importaciones en valor del 76 por ciento.196

4.77 La Argentina mantiene que el mercado interno argentino se ha desarrollado en los �ltimos a�os en virtud de varios factores, tales como un crecimiento generalizado de la demanda y cambios en las estructuras de consumo para una serie de productos. En este sentido, explica la Argentina, la presencia masiva en dicho mercado de productos con precios relativos bajos provoc� la absorci�n de parte del mercado por esos productos.197 En lo tocante a los duraznos en conserva, aduce la Argentina, el consumo aparente present� una tendencia creciente s�lo afectada en 1998 por condiciones clim�ticas desfavorables en el hemisferio norte y una oferta nacional que, a�n en proceso de reajuste, no fue suficiente.198 La Argentina sostiene que los precios de las importaciones de duraznos en el mercado (a�n despu�s de la correcci�n del precio de Grecia con el derecho compensatorio) fueron mayoritariamente decrecientes, especialmente desde los principales or�genes, con niveles de hasta un 20 por ciento por debajo del precio nacional.199 Con esos antecedentes, afirma la Argentina, la participaci�n de las importaciones en el mercado interno medidas a trav�s del consumo aparente (v�ase Argentina - Prueba documental VI) creci� significativamente en el 2000, en detrimento de las ventas del producto nacional, afectando a los niveles de precios, a la producci�n y a la utilizaci�n de capacidad instalada.200

ii) Cambios en el nivel de ventas, por volumen y por valor

4.78 Chile observa que, sobre la base de la informaci�n proporcionada por la parte de la rama de producci�n nacional analizada por la CNCE, las ventas en volumen de duraznos en conserva en el a�o 1997 alcanzaron las 24.386 toneladas, en 1998, las 26.422 toneladas, en 1999, las 37.264 toneladas y en 2000, las 37.113 toneladas. Chile observa tambi�n que esto es una variaci�n, seg�n las estimaciones de la CNCE, de, respectivamente, 8 por ciento, 41 por ciento y -0,4 por ciento. En precio (pesos argentinos) la variaci�n estimada por la CNCE es de 5 por ciento, 28 por ciento y 14 por ciento, respectivamente.201 Chile se�ala que en el expediente de la investigaci�n la informaci�n sobre ventas mensuales de esta parte de la rama de producci�n, tanto en volumen como en pesos, salvo respecto de la empresa ARCOR, no se registra para cada empresa en particular. Chile explica que la CNCE la trata como informaci�n confidencial, y que en las ventas en pesos ni siquiera hay registro de los totales del relevamiento. En consecuencia, Chile no tiene manera de verificar la estimaci�n de ventas anuales totales en toneladas, y menos a�n la estimaci�n de las ventas en pesos.202

4.79 Chile observa que cuando la CNCE eval�a este factor se�ala que las ventas al mercado interno del conjunto de empresas analizadas, en valor, disminuyeron un 14 por ciento en 2000 respecto del a�o anterior, y que las ventas nacionales calculadas a los efectos de la estimaci�n del consumo aparente disminuyeron en el a�o 2000. A�ade que esta p�rdida tuvo lugar en un contexto de crecimiento del consumo aparente a partir de 1999. A juicio de Chile, esta evaluaci�n es claramente insuficiente.203 Chile afirma que la CNCE no da razones sobre por qu� su estimaci�n de que las ventas, en valor, disminuyeron hacia el final del per�odo de investigaci�n (14 por ciento) reflejar�a una amenaza de da�o grave claramente inminente en el futuro pr�ximo. Adem�s, Chile alega que la Argentina en ning�n momento ha explicado por qu� no considera en modo alguno su estimaci�n de las ventas en volumen, que pr�cticamente no muestra disminuci�n alguna en 2000.204 Tampoco ha explicado por qu� esa relaci�n entre su estimaci�n del valor de las ventas para el a�o 2000 y su estimaci�n del consumo aparente para los a�os 1999 y 2000 justifica su determinaci�n de amenaza de da�o grave.205

4.80 Chile observa que el consumo aparente muestra que las ventas de la rama de producci�n nacional s�lo disminuyeron un 1 por ciento en 2000 en comparaci�n con 1999, y que su participaci�n en el mercado respecto de las importaciones s�lo disminuy� del 89,41 por ciento al 83,44 por ciento en 2000. En consecuencia, a juicio de Chile, es una exageraci�n hablar de "ca�da de participaci�n de las ventas" en 2000, cuando esa "ca�da" representa una variaci�n de menos 5 por ciento y cuando las ventas disminuyeron un 1 por ciento.206 Adem�s, aduce Chile, la CNCE se limita a las tendencias del per�odo m�s reciente sin analizar la participaci�n de las ventas en el consumo aparente para todo el per�odo de investigaci�n. A juicio de Chile, la CNCE no deber�a haber excluido las tendencias en 1996, ya que son importantes por lo que respecta al comportamiento de las importaciones y al consumo aparente. El mayor aumento de las ventas en valor y en pesos y la mayor participaci�n de la rama de producci�n nacional en el consumo aparente se registraron en 1998, y la situaci�n comenz� a mejorar en 1999.207

4.81 La Argentina aduce que las ventas en el mercado interno de las empresas argentinas, que luego de aumentos consecutivos en 1998 y 1999 s�lo disminuyeron, en toneladas, el 0,4 por ciento, medidas en valores disminuyeron un 14 por ciento. Adem�s, a�ade la Argentina, esa disminuci�n figura en las estad�sticas de todas y cada una de las empresas (Acta N� 781, anexo, secci�n 2, p�gina 7 Condici�n de la industria- y cuadro 2.2 del informe t�cnico).208 A juicio de la Argentina, esta disminuci�n -m�s que proporcional en valores- transmite la ca�da de los precios del producto nacional, ca�da provocada por la presencia en el mercado del importante y creciente volumen de importaciones a precios decrecientes. La Argentina sostiene que estos precios del producto nacional decrecientes y da�ados por las importaciones minimizaron las p�rdidas de vol�menes de ventas, pero a costa de un sacrificio en la rentabilidad y de un efecto negativo general sobre la rama de producci�n.209

4.82 Refiri�ndose a lo anteriormente expuesto, Chile aduce que la Argentina en ning�n momento ha justificado, con arreglo al Acuerdo sobre Salvaguardias: i) el que Chile no tuviera manera de verificar la estimaci�n del total de ventas anuales y ventas mensuales, en volumen y en valor, de las empresas incluidas en el relevamiento, porque, por motivos de confidencialidad, en el informe de la CNCE no se incluy� pr�cticamente ninguna informaci�n justificativa210; ii) el que la CNCE determinara la existencia de amenaza de da�o grave en circunstancias en que las ventas de la rama de producci�n argentina s�lo disminuyeron un 1 por ciento en 2000, y su porcentaje de participaci�n en el consumo aparente disminuy� en menos del 6 por ciento en el mismo a�o211; y iii) el que la CNCE, sin ninguna explicaci�n, desestimara las cifras de ventas en toneladas de la rama de producci�n argentina para el a�o 2000 proporcionadas por la CAFIM. Chile aduce que con arreglo a las cifras de la CAFIM, esas ventas aumentaron en el a�o 2000 un 13 por ciento respecto a 1999.212, 213

4.83 La Argentina responde que la informaci�n que figura como confidencial no impidi� que la autoridad investigadora pudiese extraer conclusiones adecuadas de esa informaci�n. A juicio de la Argentina, la cuesti�n de la disminuci�n de las ventas fue debidamente explicada. Refleja el hecho de que los precios del producto nacional decrecientes y da�ados por las importaciones fueron capaces de minimizar las p�rdidas de vol�menes de ventas, pero a costa de un sacrificio en la rentabilidad y de un efecto negativo general sobre la rama de producci�n. La Argentina aduce tambi�n que la autoridad investigadora no actu� arbitrariamente al analizar las cifras de ventas, sino que analiz� toda la informaci�n que ten�a ante s�.214

iii) Producci�n

4.84 En su Primera comunicaci�n escrita, Chile aduce que el informe t�cnico no contiene un an�lisis de este factor, y se limita a facilitar, en un anexo, un cuadro estad�stico que muestra datos sobre la producci�n nacional.215 Chile explica que para la CNCE la informaci�n facilitada por la CAFIM indica un decrecimiento del orden del 4,5 por ciento en 1998, y luego valores estables para 1999 y 2000 del orden de las 65.000 toneladas. Sin embargo, la CNCE a�ade que la producci�n de las empresas incluidas en el relevamiento, aunque �stas experimentaron crecimiento en 1998 y 1999, disminuy� en conjunto un 14 por ciento en el a�o 2000.216 Chile sostiene que la CNCE procedi� a realizar otro an�lisis sin tener en cuenta los datos facilitados por la CAFIM, porque �stos no reflejaban tendencias que se ajustasen a su determinaci�n de existencia de una amenaza de da�o grave. Seg�n Chile, la CNCE, sin dar ning�n tipo de explicaci�n que justificara o respaldara su nueva constataci�n, observ� una baja en la producci�n nacional en el a�o 2000 concordante con la baja registrada en las empresas analizadas. Estim� el total de la producci�n nacional en 57.847 toneladas, un 12 por ciento inferior a la de 1999.217 Chile sostiene que la CNCE no considera el a�o 1996, y se limita a hacer estimaciones y a usar informaci�n del informe t�cnico sin explicar adecuada y razonadamente c�mo esta informaci�n apoya sus conclusiones.218 En todo caso, aduce Chile, la estimaci�n de la CAFIM, que s� es representativa de la industria nacional, no justifica una constataci�n de "amenaza de da�o grave", como tampoco la justifica la disminuci�n del 12 por ciento para el a�o 2000 estimada por la CNCE, ya que tuvo lugar en un contexto de recuperaci�n de las importaciones. Es m�s, estas estimaciones de la CNCE no indican una relaci�n entre esta recuperaci�n y la menor productividad. Seg�n Chile, la producci�n nacional de 1998, cuando las importaciones hacia Argentina alcanzan su punto m�nimo, es menor en un 4 por ciento a la de 1997 y en un 6.5 por ciento a la de 2000.219

4.85 La Argentina rechaza la afirmaci�n de Chile arriba expuesta y sostiene que los indicadores analizados y verificados para el mencionado subconjunto de empresas muestran producci�n creciente en 1998 y 1999 (20 por ciento y 39 por ciento, respectivamente), y decreciente en 2000 (14 por ciento). A juicio de la Argentina, debe tenerse presente que el proceso de reajuste iniciado por el sector se plasm� en un crecimiento de la producci�n, que fue revertido por la presencia masiva de importaciones en condiciones tales que influyeron negativamente sobre esa variable.220, 221

4.86 Chile alega que la explicaci�n de la Argentina arriba expuesta no ofrece argumentos que justifiquen, al amparo del Acuerdo sobre Salvaguardias, que la CNCE, sin explicar en ning�n momento su determinaci�n, decidiera desestimar las cifras de producci�n nacional facilitadas por la CAFIM, que no registraron decrecimiento alguno en 1999 y 2000, optando, en cambio, por ajustar su estimaci�n sobre la base de las empresas incluidas en el relevamiento, que s� mostraron una baja en el a�o 2000.222, 223

iv) Ganancias y p�rdidas

4.87 Chile sostiene que no es posible comprobar todos y cada uno de los datos proporcionados por los productores de la Argentina. A juicio de Chile, la CNCE se limita a repetir lo aseverado por los productores sobre la base de sus estados contables generales y sus cuentas espec�ficas de ventas del producto investigado. Chile alega que no se sabe en absoluto cu�les son las metodolog�as utilizadas por los productores para llegar a tales conclusiones, y en el expediente de la investigaci�n no consta ni aparece que la CNCE haya investigado estos datos, y menos a�n que los haya verificado para ver si se ajustaban o no a la realidad.224 Seg�n Chile, consta en el expediente de la investigaci�n que la rama de producci�n argentina hizo fuertes inversiones dentro de un proceso de reconversi�n de los sectores primarios y secundarios, que el costo medio total del durazno como materia prima decreci� a lo largo del per�odo investigado, y que adem�s, es com�n que parte de esta industria encargue su producci�n de duraznos en conserva a plantas procesadoras de terceros. Chile sostiene que la CNCE no evalu� ninguna de esas circunstancias, que influyen en los costos de producci�n y los beneficios.225

4.88 Chile observa que la propia CNCE reconoce que los estados contables de las empresas tienen la limitaci�n de an�lisis derivada del hecho de que son multiproductoras. A ello se debe, en opini�n de Chile, que decidiera obtener de las empresas en cuesti�n las cuentas espec�ficamente relacionadas con los duraznos en conserva. Sin embargo, a�ade Chile, nada dice respecto de la incidencia que la rentabilidad de ventas de este producto tiene para cada empresa multiproductora en t�rminos de facturaci�n.226 Chile aduce que, con arreglo a la informaci�n realmente facilitada por las empresas incluidas en el relevamiento, las ventas de duraznos en conserva representaron entre el 1 y el 40 por ciento; sin embargo, es imposible verificar la incidencia de esa facturaci�n en sus ventas totales, ya que la CNCE s�lo revel� esta informaci�n con respecto a ARCOR.227 Adem�s, afirma Chile, todas las empresas incluidas en el relevamiento muestran altos �ndices de endeudamiento, que se arrastran desde 1997. Chile alega que la CNCE no analiz� c�mo este endeudamiento hist�rico podr�a estar afectando a la rentabilidad de la rama de producci�n nacional.228

4.89 La Argentina sostiene que en lo atinente al an�lisis de rentabilidad y la situaci�n patrimonial de las empresas, al analizar su evoluci�n en lo relativo al impacto de las importaciones sobre la rama de la producci�n nacional, cabe considerar que al tratarse de empresas multiproductora, para que un an�lisis sea m�s espec�fico y directamente pertinente, as� como objetivo, debe realizarse sobre las cuentas que reflejan los resultados referidos al producto.229 En opini�n de la Argentina, el hecho de que la CNCE estuviera tratando una industria multiproducto, as� como la alegaci�n de Chile de que no se cuenta con indicadores de rentabilidad desagregados a nivel de cada producto, no excluye la posibilidad de que la CNCE haya podido extraer conclusiones coherentes en cuanto a la amenaza de da�o a la rama de producci�n de duraznos en conserva.230 La Argentina observa que existen cuentas desagregadas para la producci�n de duraznos en t�rminos de costos, precios, nivel de ocupaci�n de mano de obra y salarial correspondiente, as� como la evoluci�n de las ventas (en volumen y valor) y el mark up por unidad de producto, medido como la relaci�n precio/costo unitario.231 Opina que en esas circunstancias lo m�s apropiado y pertinente era el an�lisis de las cuentas espec�ficas de una porci�n importante (superior al 60 por ciento) de la rama de la producci�n.232

4.90 La Argentina sostiene que el an�lisis realizado sobre las cuentas espec�ficas de rentabilidad del producto indica que la ca�da de 11 puntos porcentuales en la contribuci�n marginal de las ventas, luego de cubrir los costos variables, as� como una relaci�n ventas/punto de equilibrio233, que pas� de 1,25 en 1999 a 0,67 en 2000, es decir, un 33 por ciento menos que la situaci�n l�mite marcada por el valor uno, revela una rentabilidad negativa al final del per�odo concordante con el abrupto crecimiento de las importaciones a precios decrecientes y su incidencia sobre los precios internos.234 Al mismo tiempo, la relaci�n precio/costo se ubic� en el final del per�odo -dependiendo de la empresa- en valores cercanos o menores a uno, mostrando ca�das importantes en el a�o 2000. La Argentina aduce que estos resultados, correspondientes, por la metodolog�a utilizada, exclusivamente al producto analizado, se dan en un contexto de empresas "multiproducto" en las que las ventas de durazno en conserva no superan el 40 por ciento de la facturaci�n total, estando sus balances, tal como se indica en el informe t�cnico, afectados por operaciones de transferencias de empresas e influenciados por resultados operativos correspondientes a otros productos, as� como por resultados no operativos y extraordinarios.235

4.91 La Argentina sostiene que en el per�odo m�s reciente, cuando las importaciones crecieron a niveles imprevistos, la mayor�a de los indicadores del conjunto de empresas relevadas representativas del sector mostraron una evoluci�n decreciente: una ca�da del 14 por ciento en el valor de la producci�n, una disminuci�n del 14 por ciento en el valor de las ventas, y una ca�da del 10 por ciento en el producto medio f�sico por empleado (entendido �ste como una aproximaci�n a la productividad), debido principalmente a la disminuci�n del 14 por ciento en la producci�n, disminuci�n superior a la observada en el nivel de empleo. En tanto, la capacidad de producci�n aument� (respondiendo a la reestructuraci�n mencionada anteriormente) mientras que la utilizaci�n de la capacidad fue decreciente en el 2000. A juicio de la Argentina, esta evoluci�n negativa del grado de utilizaci�n de la capacidad no se justific� por la variaci�n creciente de la capacidad, sino por la ca�da de la producci�n.236

4.92 La Argentina aduce asimismo que, en adici�n a lo ya expuesto sobre las cuentas especiales de rentabilidad para duraznos, el an�lisis de los indicadores sobre empleo (salario medio y masa salarial) reconfirma la relatividad de los balances consolidados, dada la condici�n de industria multiproducto. Seg�n la Argentina, esto se evidencia en la relaci�n negativa entre los indicadores arriba se�alados y la evoluci�n de los indicadores sobre salarios para el resto de la producci�n de las empresas relevadas. En este �ltimo caso, dichos valores son positivos para los a�os 1999 y 2000, lo cual, a juicio de la Argentina, s�lo podr�a ser el resultado de un diferencial de rentabilidad vis-�-vis la producci�n de duraznos.237 La Argentina concluye que resulta evidente que los valores positivos (alegados por Chile) que se reflejan en los balances consolidados s�lo podr�an explicarse por resultados correspondientes al resto de los productos y no por la facturaci�n correspondiente a duraznos, cuyos precios se vieron seriamente afectados por el efecto depresivo de las importaciones.238

4.93 Chile sostiene que la Argentina no ha esgrimido ning�n argumento que justifique, a la luz del Acuerdo sobre Salvaguardias: i) que la CNCE no explique ni demuestre la incidencia real que las facturaciones por ventas de duraznos en conserva de las empresas incluidas en el relevamiento tienen en las ventas totales o los �ndices de rentabilidad de esas empresas multiproducto; y ii) que la CNCE no d� ninguna explicaci�n de las metodolog�as utilizadas por las empresas para presentar esa informaci�n ni de la manera en que esa informaci�n puede verificarse cuando, en su mayor parte, se trata como informaci�n confidencial.239, 240 Chile responde adem�s a la Argentina que241, precisamente, una explicaci�n adecuada y razonada, apoyada en pruebas suficientes, lo que persigue evitar son suposiciones o conjeturas como estas. Objetivamente, dice Chile, las determinaciones de la CNCE deben ser evidentes y fundamentadas para todos los Miembros, y no s�lo para la Argentina.242

v) Otras consideraciones

4.94 La Argentina sostiene que Chile no valora adecuadamente determinadas variables que, a juicio de la Argentina, son esenciales por lo que respecta a la evaluaci�n de la amenaza de da�o, a saber:

a) Chile no valora adecuadamente el hecho de que la tasa de crecimiento de las importaciones fue positiva desde 1998, y que las mismas crecieron a un ritmo mayor que las registradas en 1996243;

b) Chile tampoco valora adecuadamente el hecho de que el per�odo 1998/2000 fue de recesi�n en la Argentina, mientras que dicho pa�s crec�a en forma sostenida hasta el a�o 1997, en funci�n de lo cual el efecto de las importaciones a bajo precio, en un contexto de sustituci�n en el consumo como fue ya argumentado por la Argentina, conllevaba una potencialidad de da�o much�simo mayor por el efecto depresivo de las importaciones;

c) Chile no otorga debida importancia al hecho incontrastable de que los vol�menes de existencias disponibles en Grecia para ser volcados al mercado internacional en el per�odo 1999/2000 representaban 1,83 y 2,25 veces la producci�n argentina para dichos a�os, registrando �sta en el a�o 2000 una ca�da de la producci�n del 12 por ciento244;

d) Chile no considera debidamente el hecho de que dichas existencias pod�an f�cilmente ser volcadas al mercado argentino por cuestiones de �ndole macroecon�mica (paridad 1 a 1 como resultado de la caja de conversi�n) y por el hecho de ser un mercado de contraestaci�n y con crecimiento del consumo aparente. La Argentina observa que el componente de estacionalidad fue destacado por la autoridad investigadora en la p�gina 9 del anexo del Acta N� 781 y se encuentra, adem�s, reflejado en el cuadro 15.2 del informe t�cnico245;

e) Chile no analiza correctamente los vol�menes hist�ricos de Grecia, pa�s que m�s all� de toda duda es, por su enorme capacidad de producci�n y alt�simo coeficiente de exportaci�n, el pa�s que tiene mayor potencialidad para volcar excedentes en el mercado mundial, e insiste �nicamente con el componente de competencia desleal que fue oportunamente subsanado con la aplicaci�n de derechos compensatorios. Circunstancia, esta �ltima, a la que hace especial referencia la autoridad investigadora en la p�gina 10 del anexo del Acta N� 781;

f) Chile no valora adecuadamente el hecho de que la posibilidad de que los citados vol�menes fueran volcados a un mercado como el argentino era muy alta. El mercado europeo tiene, adem�s de Grecia, otros pa�ses proveedores importantes (Espa�a, Italia, Francia), y el otro gran mercado de consumo del hemisferio norte, los Estados Unidos, hist�ricamente se autoabastece en casi su totalidad;

g) Chile obvia el hecho de que la industria argentina hab�a encarado un plan de inversiones y expansi�n productiva significativo en los a�os anteriores, a la luz de lo cual el efecto depresivo de las importaciones sobre los precios, en adici�n a lo expuesto en el apartado b) supra, potenciaba el da�o a la rama de producci�n nacional.

4.95 La Argentina mantiene que si se toma el per�odo 1995/96 se observa claramente que la tasa anual de crecimiento de las importaciones fue decreciente hasta el a�o 1998. Contrariamente, sostiene la Argentina, la tasa de crecimiento anual de las importaciones correspondiente al per�odo 1998/2000 fue sostenidamente creciente en valores s�lo superados, analizada toda la d�cada, por el a�o 1993. Asimismo, cabe se�alar que durante el per�odo 1998/2000 tanto el consumo aparente como el crecimiento de las existencias internacionales mostraron una tendencia creciente. La Argentina destaca que el promedio anual de existencias correspondiente a Grecia, el principal exportador y productor mundial, (en miles de toneladas) fue de 47,6, mientras que para los a�os 1995/96 fue de 43,25. En este �ltimo sentido, y respecto del referido promedio para la d�cada de 1990 (47,6) las existencias disponibles en Grecia para el a�o 1999 superaron dicho valor en un 152 por ciento, y los de 2000 en un 173 por ciento.246,  247

c) Si la CNCE tuvo en cuenta todos los factores de da�o pertinentes no enumerados en el p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias. Reajuste de la rama de producci�n

4.96 Seg�n Chile, los productores que participaron en la investigaci�n acreditaron que la producci�n nacional experiment� una expansi�n notable en la �ltima d�cada, sobre la base de fuertes inversiones y estrategias comerciales que implicaron nuevas plantaciones de variedades de duraznos para conserva de alta eficacia y buenas perspectivas de mercado, integraci�n vertical de la producci�n entre los sectores primario y secundario, asesoramiento cient�fico-t�cnico internacional, protecciones contra riesgos clim�ticos y concentraci�n industrial en plantas con econom�a de escala. Este reajuste expansivo permiti� importantes aumentos en la productividad, la producci�n, las ventas y el grado de utilizaci�n de la capacidad productiva, entre otros. Chile indica que todo ello tuvo lugar en un marco de apertura comercial, lo que demuestra confianza de la industria nacional en la competitividad exportadora a largo plazo. A juicio de Chile, en tales condiciones no es posible que la CNCE haya constatado que esa industria sufr�a una amenaza de da�o grave.248 

4.97 La Argentina responde que la CNCE envi� cuestionarios al 100 por ciento de las empresas registradas como productoras en la CAFIM y obtuvo respuestas de un porcentaje importante de la industria nacional: seis empresas, de las cuales cinco, que fueron oportunamente verificadas, representaban en 1999 el 68 por ciento de la producci�n. El conjunto de estas empresas fue denominado a lo largo del Acta y del informe t�cnico indistintamente como "relevamiento" o "empresas relevadas".249 La Argentina mantiene que la informaci�n aportada, junto con las verificaciones, pusieron en evidencia la reestructuraci�n del sector a partir de la existencia de nuevas "unidades productivas" primarias que se tradujeron hacia 1999 en un crecimiento del 21 por ciento de la producci�n de duraznos en conserva. Este proceso se revirti� en el a�o 2000 por la presi�n de las importaciones en condiciones que produjeron un retroceso significativo de la producci�n nacional, acentuando el grado de sensibilidad de la industria y manifestando un camino cierto y predecible de da�o inminente.250

4.98 En respuesta a la pregunta 17 del Grupo Especial251, Chile indica que la base jur�dica de su alegaci�n relativa al reajuste de la rama de producci�n descansa en la obligaci�n impuesta por el p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias, en virtud del cual las autoridades competentes no s�lo deben evaluar como m�nimo los factores indicados en esa disposici�n, sino que adem�s deben evaluar todo otro factor que sea relevante o pertinente a la situaci�n de la industria nacional involucrada, con el objetivo de determinar si �sta enfrenta o no una situaci�n de da�o grave o amenaza de da�o grave. En respuesta a la pregunta 42 del Grupo Especial252, Chile aclar� que, en su opini�n, es perfectamente posible medir y cuantificar un proceso de reajuste industrial sobre la base de datos objetivos relacionados con indicadores de dicho proceso, considerado �ste como un factor m�s. Entre ellos cabe citar la producci�n, la inversi�n, la innovaci�n tecnol�gica, los saldos exportables, etc.

4.99 En respuesta tambi�n a la pregunta 42 del Grupo Especial, la Argentina indica que a su juicio el ajuste, si bien puede tener las caracter�sticas de un hecho objetivo y eventualmente cuantificable, no lo es en los t�rminos del p�rrafo 2 del art�culo 4 a) que, por otra parte, no lo menciona en la enumeraci�n de los hechos objetivos y cuantificables a los efectos de la determinaci�n del art�culo 4.

d) Si la CNCE bas� su constataci�n de la existencia de una "amenaza de da�o grave" en meras conjeturas o posibilidades remotas y no demostr� de manera adecuada que era claramente inminente

4.100 Chile alega que la CNCE bas� su constataci�n acerca de la existencia de una "amenaza de da�o grave" en meras conjeturas o posibilidades remotas y no en los hechos, y que no demostr� adecuadamente que en el a�o 2000 hubiera una alta probabilidad o inminencia de que tales da�os pudieran ocurrir en el futuro pr�ximo. La CNCE estim� que los factores por ella considerados demostraban un alto grado de sensibilidad de la industria nacional al cambio que se observaba en el mercado como resultado de las importaciones, y que el comportamiento de esas importaciones hacia finales del 2000, por precios y vol�menes, ten�a capacidad para causar un da�o grave. A partir de ello, constat� la existencia de una amenaza de da�o grave, afirmando que en el mercado internacional no exist�an indicadores que se�alaran que los vol�menes y precios de la producci�n y las exportaciones mundiales, tanto en el presente como en el futuro, no ser�an iguales o incluso mayores a los del a�o 2000.253 Chile sostiene que todos los factores pertinentes de car�cter objetivo y cuantificable, evaluados adecuadamente, no muestran que el comportamiento de las importaciones hacia finales del 2000 constitu�a una amenaza de da�o grave.254

4.101 Seg�n Chile, la CNCE proyecta injustificadamente la ocurrencia de un da�o grave fund�ndose en una simple afirmaci�n de que no existen indicadores en el mercado internacional que prueben que los vol�menes y precios de la producci�n y exportaciones mundiales vayan a decrecer en el presente y en el futuro. La CNCE no ha aportado an�lisis alguno que demuestre la veracidad de su afirmaci�n ni explica c�mo y por qu�, ni presenta evidencia emp�rica que sustente su proyecci�n. Su afirmaci�n descansa en un supuesto basado en la no existencia de indicadores en el mercado internacional. Es decir, a partir de un hecho negativo supone uno positivo consistente en que los vol�menes y precios de la producci�n y exportaciones mundiales existentes tanto en el 2000 como en los a�os sucesivos podr�an ser iguales o incluso mayores. Funda su constataci�n de amenaza de da�o grave en un supuesto altamente equ�voco y vago al decir que el supuesto anterior permite concluir que existe este tipo de amenaza porque las condiciones del mercado internacional tal como est�n no van a cambiar en los a�os sucesivos. En otras palabras, funda un supuesto en otro supuesto. Chile aduce asimismo que la CNCE debi� centrarse m�s concretamente en la producci�n y exportaciones procedentes de los dos principales or�genes: Grecia y Chile.255

4.102 La Argentina resalta que la determinaci�n de amenaza de da�o grave, lejos de haberse realizado sobre la base de meras conjeturas o posibilidades remotas, se bas� en hechos. Observa que el propio Chile parece reconocer que el an�lisis efectuado por la Argentina permite determinar la existencia de una amenaza de da�o grave. La Argentina aduce que, seg�n Chile, la autoridad investigadora argentina habr�a incurrido en una incoherencia al sostener que los vol�menes y precios de la producci�n y exportaciones mundiales no decrecer�an en el futuro. Para la Argentina es evidente que Chile est� de acuerdo en que la situaci�n actual es de amenaza de da�o. Caso contrario, por qu� har�a hincapi� en el futuro si pudiera demostrar que son falsos los elementos considerados por la autoridad investigadora en el momento de realizar su determinaci�n. Adem�s, la Argentina destaca, tal como lo hizo el �rgano de Apelaci�n en el asunto Estados Unidos - Tubos, que en el estadio anterior a aqu�l en que se produce el da�o grave "... existe una progresi�n constante de efectos perjudiciales que finalmente se intensifican y culminan en lo que puede determinarse que es un 'da�o grave'. El da�o grave generalmente no se produce de forma repentina ...". En ese sentido, el �rgano de Apelaci�n determin� que la amenaza de da�o grave requiere un umbral inferior al de da�o grave y que la distinci�n entre amenaza de da�o grave y da�o grave tiene como objetivo que el Miembro importador pueda actuar "... antes a fin de adoptar medidas preventivas cuando el aumento de las importaciones representa una 'amenaza' de 'da�o grave' a la rama de producci�n nacional, pero todav�a no ha causado 'da�o grave'".256


Continuaci�n: 4. Demostraci�n de la existencia de una relaci�n causal. P�rrafo 1 del art�culo 2, p�rrafo 1 del art�culo 3 y p�rrafo 2 b) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias

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95 En el p�rrafo 4.29 de su Primera comunicaci�n escrita, Chile indica que, habi�ndose demostrado que la Argentina impuso una medida de salvaguardia definitiva sin que hubiera existido un aumento de las importaciones, tanto en t�rminos absolutos como relativos, no consideraba necesario abordar si la CNCE, adem�s, consider� ese supuesto aumento en funci�n de su cantidad o magnitud -aumento en tal cantidad- seg�n deb�a entenderse ese requisito a la luz del art�culo XIX del GATT de 1994 y el Acuerdo sobre Salvaguardias.

96 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.15.

97 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, encabezamiento de la secci�n IV 2.1, p�gina 13.

98 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 61.

99 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, cuadro 2, foja 1439 y cuadro 15.2, foja 1477.

100 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 61.

101 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 62.

102 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.16.

103 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.17.

104 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.23. Chile cita estad�sticas de un estudio sectorial que es objeto de argumentos que se resumen en la secci�n infra.

105 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.19.

106 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafos 4.22 a) b) y c).

107 En respuesta a la pregunta 12 del Grupo Especial ("En el Acta N� 781 y su anexo y en el informe t�cnico figuran estad�sticas correspondientes a varios a�os. �Podr�a la Argentina aclarar cu�l fue el per�odo de investigaci�n?").

108 La Argentina hace referencia al informe del �rgano de Apelaci�n, Argentina - Calzado (CE) , p�rrafos 130 y 131.

109 La Argentina hace referencia al informe del �rgano de Apelaci�n, Estados Unidos - Cordero , p�rrafo 137.

110 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafos 54 a 59.

111 V�ase la Primera declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafo 11.

112 Chile hace referencia al informe del �rgano de Apelaci�n, Estados Unidos - Cordero , p�rrafos 137 y 138.

113 V�ase la r�plica de Chile, p�rrafo 29.

114 En respuesta a la pregunta 34 del Grupo Especial ("V�ase el p�rrafo 12 de la Segunda declaraci�n oral de la Argentina. �Comparte la Argentina el punto de vista de Chile seg�n el cual el a�o base para la determinaci�n del aumento de las importaciones fue 1998? �Podr�a la Argentina confirmar que los aumentos fueron medidos en 1999 respecto de 1998, y en 2000 respecto de 1999?"), la Argentina confirm� que utiliz� 1998 como a�o base para la determinaci�n del aumento de las importaciones.

115 V�ase la r�plica de Chile, p�rrafo 30.

116 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafos 18 y 19.

117 V�ase el informe t�cnico, p�ginas 32, 57 y 58.

118 V�ase la r�plica de Chile, p�rrafo 31.

119 V�ase la Segunda declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 16.

120 V�ase la r�plica de Chile, p�rrafo 32.

121 V�ase la r�plica de la Argentina, p�rrafos 18 y 19.

122 V�ase la r�plica de la Argentina, p�rrafo 20.

123 A saber, "V�ase el p�rrafo 20 del Escrito de r�plica de la Argentina. �Podr�a la Argentina indicar la fecha exacta en enero de 1996 en la que la medida compensatoria entr� en vigor? �Podr�a confirmar si la medida compensatoria permaneci� en vigor durante la duraci�n del per�odo de investigaci�n relevante respecto del expediente CNCE N� 94/00? �Podr�a la Argentina explicar c�mo la medida compensatoria afect� al flujo de las importaciones durante dicho per�odo de investigaci�n?".

124 A saber "�Cree la Argentina que las estad�sticas para 1997 y 1998 fueron representativas de las importaciones o fueron influenciadas por factores inusuales? Si esto �ltimo, �c�mo las autoridades competentes tomaron esto en cuenta en su determinaci�n?".

125 A saber, "La respuesta de la Argentina a la pregunta 15 indica factores inusuales que influyeron en las estad�sticas de importaciones y precios en 1997 y 1998. �C�mo tuvieron en cuenta las autoridades competentes estos factores en su determinaci�n del aumento de las importaciones?".

126 V�anse la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.24, y Chile - Prueba documental 6.

127 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafos 4.25 y 4.26.

128 V�ase el p�rrafo 4.50 del presente informe.

129 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 64.

130 A saber, "�Fue el estudio al que Chile hace referencia en los p�rrafos 4.24-4.25 de su Primera comunicaci�n escrita presentado a la CNCE por una parte interesada, o el equipo de investigaci�n encargado del presente caso tuvo acceso a �l durante el procedimiento de salvaguardia?".

131 V�anse el p�rrafo 4.51 y la nota 130 del presente informe.

132 Chile hace referencia, como ejemplos, a la p�gina 21 y al anexo del informe t�cnico, cuadros 10 y 11.

133 Chile hace referencia al anexo del informe t�cnico, gr�ficos 5.1 y 5.2.

134 V�ase la r�plica de Chile, p�rrafo 34.

135 La Argentina hace referencia a las posiciones arancelarias 2008.70.10 -Duraznos en agua edulcorada, incluido el jarabe; y 2008.70.90 -Los dem�s.

136 V�ase la Segunda declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafo 32.

137 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, cuadro 2, foja 1439, y cuadro 15.2, foja 1477.

138 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 63.

139 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 65.

140 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 66.

141 A saber, "� �Podr�a la Argentina indicar cuales fueron las diferencias en las estructuras de mercado y las condiciones de la oferta entre estos dos per�odos?".

142 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.34.

143 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.31. V�ase tambi�n la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafos 24 y 25.

144 Chile hace referencia a los informes del �rgano de Apelaci�n, Estados Unidos - Cordero , p�rrafos 103 y 104; y Estados Unidos - Gluten de trigo, p�rrafo 71.

145 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 37.

146 V�ase la Segunda declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafos 46 y 47.

147 V�ase la Segunda declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafo 48.

148 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.60.

149 V�anse la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.61, y la r�plica de Chile, p�rrafo 35 b). Obs�rvese que en esta �ltima no se hace referencia expresa a la productividad.

150 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.62.

151 V�ase la r�plica de la Argentina, p�rrafos 24 y 25.

152 A saber, "V�ase el p�rrafo 4.62 de la Primera comunicaci�n escrita de Chile. �Est� de acuerdo Chile en que en el informe t�cnico hay cuadros estad�sticos sobre todos y cada uno de los tres factores: productividad, utilizaci�n de la capacidad y empleo?".

153 En respuesta a la pregunta 49 del Grupo Especial ("En lo que respecta a la productividad, por favor aclaren el sentido de la expresi�n 'producto medio f�sico del empleo'."), la Argentina indica que "producto medio f�sico del empleo" significa "la producci�n propia sobre cantidad empleada del �rea de producci�n de duraznos en conserva".

154 V�ase la nota 149 del presente informe.

155 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 91.

156 V�ase la respuesta de Chile a la pregunta 51 del Grupo Especial ("El voto de los directores que votaron a favor de la imposici�n de la medida de salvaguardia hace referencia a ca�das en 'el producto medio f�sico del empleo'. En vista de ello, por favor aclare la alegaci�n de Chile seg�n la cual no se hace referencia en absoluto a la productividad en el Acta N� 781 o su anexo.").

157 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 92.

158 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 93.

159 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 94.

160 Chile hace referencia a los p�rrafos 92 a 94 de la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, anexo del informe t�cnico, cuadro 6.

161 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 27.

162 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 28.

163 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 104.

164 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 105.

165 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 106.

166 Chile hace referencia a la p�gina 8 del anexo del Acta N� 781.

167 Chile hace referencia al anexo del informe t�cnico, cuadro 7.

168 Chile hace referencia al anexo del informe t�cnico, cuadro 7.

169 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafos 29 a 31.

170 V�ase la r�plica de Chile, p�rrafo 35 d).

171 V�ase la r�plica de la Argentina, p�rrafo 35.

172 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, p�gina 73, foja 1407.

173 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 69.

174 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, p�gina 59, cuadro 7, foja 1393.

175 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 72.

176 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 73.

177 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 76.

178 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, p�gina 82, foja 1416.

179 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 77.

180 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, cuadros 10.1, 10.2, 10.3, 10.4 y 10.5, fojas 1452/1456.

181 V�ase la respuesta de la Argentina a la pregunta 16.

182 A saber, "�Fue la informaci�n relativa al mercado mundial incluida en la Primera comunicaci�n de la Argentina en los p�rrafos 68-78 considerada por las autoridades competentes? Si es as�, �mostr� simplemente una amenaza de aumento de las importaciones o una amenaza de da�o grave? �En que parte del informe de las autoridades competentes aparece?".

183 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 79.

184 V�ase la Segunda declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafos 41 a 43.

185 V�ase la Segunda declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafos 44 y 45.

186 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 33.

187 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 36.

188 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.35.

189 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 34 a).

190 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.36.

191 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.37.

192 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.38.

193 La Argentina hace referencia a los p�rrafos 52 a 67 de su Primera comunicaci�n escrita. V�ase la secci�n IV.B.2 del presente informe.

194 V�ase la r�plica de la Argentina, p�rrafos 29 y 30.

195 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafos 81 y 82.

196 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 83.

197 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 84.

198 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 85.

199 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 86.

200 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 87.

201 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.39.

202 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.40.

203 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.41.

204 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.42.

205 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.43.

206 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.44.

207 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.47.

208 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 88.

209 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 89.

210 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.40.

211 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.44.

212 Chile hace referencia al anexo del informe t�cnico, cuadros 19.1 y 19.2.

213 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 34 b).

214 V�ase la r�plica de la Argentina, p�rrafos 32 a 34.

215 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.49.

216 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.50.

217 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.51.

218 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.53.

219 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.54.

220 La Argentina hace referencia al anexo del Acta N� 781, secci�n 2, p�gina 7 -Condici�n de la industria- y al cuadro 1 del informe t�cnico.

221 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 90.

222 Chile hace referencia al anexo del Acta N� 781, p�gina 7.

223 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 34 c).

224 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.55.

225 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.56.

226 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.57.

227 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.57.

228 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.58.

229 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 95.

230 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 96.

231 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 97.

232 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 98.

233 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, anexo estad�stico, cuentas espec�ficas para los duraznos en conserva, foja 1475.

234 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 99.

235 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 100.

236 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 101.

237 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 102.

238 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 103.

239 Chile hace referencia al anexo del informe t�cnico, cuadros 12, 13 y 14; anexo del Acta N� 781, p�gina 8; Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafos 4.57 y 4.58.

240 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 34 d).

241  Chile hace referencia al p�rrafo 103 de la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, donde �sta afirma que resulta evidente que los valores positivos (alegados por Chile) que se reflejan en los balances consolidados s�lo podr�an explicarse por resultados correspondientes al resto de los productos. V�ase el p�rrafo 4.92 del presente informe.

242 V�ase la Primera declaraci�n oral de Chile, p�rrafo 35.

243 La Argentina hace referencia a Argentina - Prueba documental XVII.

244 La Argentina hace referencia al informe t�cnico, p�gina 59 y cuadro 1.

245 La Argentina hace referencia a Argentina - Prueba documental XVIII.

246 La Argentina hace referencia a Argentina - Pruebas documentales IX y XVII.

247 V�ase la Segunda declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafo 49.

248 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.64.

249 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 79.

250 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de la Argentina, p�rrafo 80.

251 A saber, "�Cu�l es exactamente la base jur�dica de la reclamaci�n de Chile respecto del reajuste industrial en p�rrafos 4.63-4.64 de su Primera comunicaci�n escrita?".

252 A saber, "En su respuesta a la pregunta 17, Chile indica que alega que el reajuste industrial fue otro factor relevante o pertinente a la situaci�n de la industria nacional. �Podr�a considerarse que dicho proceso es 'de car�cter objetivo y cuantificable' en el sentido del p�rrafo 2 a) del art�culo 4 del Acuerdo sobre Salvaguardias? �Por qu�, o por qu� no?".

253 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.65.

254 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.66.

255 V�ase la Primera comunicaci�n escrita de Chile, p�rrafo 4.68.

256 V�ase la Primera declaraci�n oral de la Argentina, p�rrafo 53.