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Organización Mundial
del Comercio

WT/DS18/R
12 de junio de 1998
(98-2258)
Original: inglés

Australia - Medidas que Afectan a la Importación de Salmón

Informe del Grupo Especial

(Continuación)


ANEXO 2

GRUPO ESPECIAL ENCARGADO DE EXAMINAR EL ASUNTO
"AUSTRALIA - MEDIDAS QUE AFECTAN A LAS IMPORTACIONES DE SALMÓN"
GRUPO ESPECIAL ESTABLECIDO A SOLICITUD DEL CANADÁ

Transcripción de la reunión conjunta con los expertos, celebrada el 4 de febrero de 1998

Presidente

1. Permítaseme comenzar por dar la bienvenida a los expertos científicos y a las partes a esta reunión e informarles en primer lugar de que esta reunión está siendo grabada. Por tanto, cuando tomen la palabra por favor asegúrense de encender su micrófono pulsando el botón verde. En el micrófono se enciende una luz roja cuando está encendido. De igual importancia, por favor desconecten su micrófono cuando hayan terminado de hablar; con este sistema solamente se puede encender un micrófono a la vez. Una cuestión más en este sentido, a saber, que procuren hablar de forma razonablemente lenta y clara, porque más tarde habrá que preparar una transcripción y esto facilitará dicho proceso.

2. La finalidad de esta reunión es ofrecer a los expertos la oportunidad de ampliar sus respuestas por escrito a las preguntas del Grupo Especial, resaltando los puntos principales, y hacer posible un intercambio exhaustivo de opiniones entre los expertos, las partes y el Grupo Especial.

3. Querría aprovechar la ocasión para agradecer a los expertos que hayan accedido a actuar como asesores del Grupo Especial y respondido en tan poco tiempo a sus preguntas. Como saben, el tiempo de que disponemos es limitado y debemos preparar informes dentro de determinados plazos. Esto supone una gran presión no sólo para nosotros sino también para ustedes y les agradezco que hayan respondido de esta manera.

4. Para su información, es decir para información de los expertos, después de la reunión de hoy y de una segunda reunión con las partes en la diferencia, que se celebrará mañana, el Grupo Especial debe proceder a preparar su informe. En la primera parte de este informe se resumen los hechos del caso y los alegatos de las partes. Una versión provisional de esta parte será transmitida a las partes para que formulen sus comentarios. Uno de los componentes de esta primera parte fáctica del informe será una recopilación de sus respuestas por escrito a las preguntas del Grupo Especial, que les será distribuida, y se les brindará la oportunidad de hacer cualesquiera correcciones necesarias a este resumen de sus respuestas. Luego, el Grupo Especial debe presentar en primer lugar un informe provisional completo a las partes y después su Informe final. Tenemos previsto incluir una transcripción de la reunión de hoy en un anexo del informe, posiblemente cuando se elabore el Informe provisional o incluso en la etapa final, pues dudo de que la transcripción esté lista a tiempo para ser distribuida con la parte fáctica. En cualquier caso, se publicará y será un acta literal de lo ocurrido hoy. Me ha parecido que desearían enterarse de esto antes de dar comienzo a las actuaciones.

5. Debo subrayar que el procedimiento y las actuaciones del Grupo Especial son confidenciales y que todo lo que se diga en esta sala está sujeto a las normas de la OMC por las que se rige la solución de diferencias, así como a los procedimientos de trabajo del Grupo Especial. Una vez que el Grupo Especial ha concluido su labor y se ha distribuido un Informe final a todos los Miembros de la OMC, el informe, incluida la transcripción de esta reunión, suele ser considerado documento público, y por ende prevemos que el Informe final se distribuya en la forma señalada, probablemente a finales de mayo.

6. En lo que atañe a esta reunión, el Grupo Especial se propone proceder de la siguiente manera. En primer lugar daré la palabra a cada uno de los expertos para que formulen las observaciones introductorias de carácter general que consideren pertinentes. No hace falta repetir con todo detalle lo que figura ya en sus respuestas por escrito, pero les pediría que destacaran sus observaciones principales en aquellas esferas en que vean las cuestiones y los puntos de discrepancia más importantes. Si desean formular comentarios sobre cualquier observación hecha por otros expertos, les ruego no tener reparos en hacerlo. Querría señalar también su atención sobre varias preguntas adicionales distribuidas por el Grupo Especial además de las incluidas en la primera ronda de preguntas. Quizás podrían aprovechar sus declaraciones introductorias para referirse a las que les incumban. No todas van dirigidas a todos los expertos, pero les ruego responder a las que sean de su incumbencia. Sería útil que hicieran esto en sus declaraciones iniciales.

7. Cuando acabemos esto, daremos la palabra a las partes, empezando por el Canadá. El Canadá podrá formular preguntas y comentarios sobre las opiniones de los expertos y luego se invitará a los expertos a responder. Desearíamos abordar las preguntas una por una para velar por el orden del procedimiento, pero si Australia quisiera formular alguna pregunta complementaria relacionada directamente con una pregunta recién planteada por el Canadá, se le ofrecería la posibilidad de formularla de inmediato para evitar luego tener que ir y venir de un tema a otro. Si abordamos un tema, tratémoslo y liquidémoslo. Análogamente, después de las respuestas de los expertos al Canadá, Australia tendrá ocasión de formular sus preguntas y comentarios sobre las opiniones de los expertos. Si el Canadá deseara formular alguna pregunta complementaria relacionada directamente con lo tratado, se le permitiría intercalarla también. Una vez más los expertos tendrán la oportunidad de responder a cada pregunta conforme se vayan formulando. Ahora bien, subrayo que en realidad corresponde a los expertos determinar cómo responder a estas preguntas, que no les estamos sometiendo a una interrogación, ni estamos en un tribunal de derecho, por lo que han de hacerlo con soltura y aportar por cierto sus conocimientos especializados como crean conveniente. Debo decir que según mi experiencia en anteriores reuniones de este tipo, se han conducido de forma muy satisfactoria en lo concerniente al asesoramiento de los expertos y no entrañan el menor elemento de interrogación.

8. Dicho esto, hoy nos concentraremos sobre todo en dialogar con los expertos y rogaría a las partes que se abstuvieran de rebatir argumentos o formular declaraciones como las que tendrán ocasión de hacer mañana. Mañana será la última oportunidad que tengan para hacer exposiciones, pero hoy la prioridad es consagrar nuestro tiempo a los expertos y a las cuestiones empíricas de carácter científico que están siendo examinadas con ellos.

9. Después de las intervenciones de las partes, quizá el Grupo Especial desee formular más preguntas o pedir nuevas aclaraciones y, por último, daré a los expertos la oportunidad de tomar la palabra de nuevo para que formulen declaraciones finales de forma que puedan destacar las opiniones y conclusiones que consideren más importantes. Ruego tanto a los expertos como a las partes que procuren ser lo más concisos y directos posible y eviten, por ejemplo, repetir en detalle lo que ha sido expuesto ya por escrito. Hechas estas observaciones, voy a dar la palabra a los expertos, cuyos nombres, que figuran en las correspondientes placas, iré diciendo, conforme lo haga. Pediría a las partes que cuando llegue su turno, la persona que vaya a tomar la palabra empezara por decir su nombre y su cargo, no sólo en interés de los expertos y los miembros del Grupo Especial, sino también para que les podamos identificar a efectos de la transcripción.

10. Dicho esto, a menos que hubiera alguna pregunta sobre el procedimiento, propondría invitar ahora a los expertos a tomar la palabra. A falta de un método más adecuado, se la daré por orden alfabético. Empezaré pues dando la bienvenida a esta reunión al Dr. Burmaster, a quien invito a tomar la palabra.

11. Si desea emplear el proyecto de diapositivas o servirse de él para presentar algo, hay un micrófono portátil. De no ser así, le ruego emplear el que tiene enfrente, pues comprobará que es mejor.

Dr. Burmaster

12. Buenos días y gracias. Mucho me complace estar aquí esta mañana. Debo decir que esta es mi primera experiencia de esta naturaleza. Les ruego pues ser pacientes conforme intento ayudar al Grupo Especial lo mejor que puedo. Tengo uno o dos comentarios que formular en este momento para complementar la declaración que presenté por escrito en noviembre del año pasado.

13. Lo primero que dije en noviembre, y lo sigo diciendo ahora, es que en mi opinión una evaluación de riesgos para un asunto de este tipo debe realizarse de forma cuantitativa; que debe entrañar cálculos numéricos tan bien hechos como permitan los conocimientos existentes y explicitar los elementos de incertidumbre. En mi opinión, el grueso de una evaluación de riesgos debe realizarse con razonamientos numéricos; es más, pienso que en ella deben emplearse distribuciones de probabilidades, que pueden revestir distintas formas, pues no hay una única forma correcta de realizar esta clase de análisis. Con todo, creo que comoquiera que se reúnan los datos, debe incluir descripciones probabilísticas de la variabilidad de lo que se sabe sobre los hechos y el carácter de las enfermedades de los peces, la transmisión de las mismas, etc. Además, de algún modo debe especificar lo mejor posible con datos numéricos en qué medida los conocimientos asociados con esos cálculos son ciertos o inciertos. Se me ha preguntado esporádicamente cuáles serían los requisitos mínimos de una evaluación de riesgos y, como vengo de los Estados Unidos, diré que en nuestro país hemos adoptado una suerte de proceso de evaluación de riesgos que suele comprender cuatro etapas. En la primera etapa se identificaría el peligro; en la segunda se evaluaría la dosis-respuesta; en la tercera se evaluaría la exposición; y en la cuarta y última etapa se caracterizarían los riesgos. En los Estados Unidos en la etapa de identificación del peligro generalmente se emplean métodos cualitativos y en ella se determina la naturaleza del problema. En un caso como el que nos ocupa se determinaría qué enfermedades podrían aparecer y qué peces podrían ser más susceptibles a ellas. Esto sería objeto de un examen de carácter cualitativo. Luego, sin embargo, las demás etapas, es decir, de evaluación de dosis-respuesta, las probabilidades de exposición y las probabilidades de aparición, las probabilidades de dosis-respuesta, las probabilidades de exposición y las probabilidades de caracterización de los riesgos. Con esto concluirían las etapas de la evaluación de riesgos y luego se darían otros pasos, a saber, los relacionados con la comunicación y gestión del riesgo que ustedes y otros gestores de riesgos podrían dar.

14. En cuanto a la segunda pregunta formulada, en la situación objeto de examen las enfermedades de peces y las especies de peces potencialmente afectadas son múltiples. Se ha preguntado si, por tratarse de diez enfermedades de peces -diez enfermedades distintas- y cinco especies de peces distintas, para elaborar una respuesta hipotética habría que multiplicar el número de aquéllas por el de éstas y realizar 50 evaluaciones de riesgos distintas (diez multiplicado por cinco). Creo que en la práctica no hace falta realizar 50 evaluaciones distintas. Me parece que esto se puede evitar. Posiblemente habría que realizar una evaluación o dos o un número menor de evaluaciones, pero no las 50. Con esto doy por concluida mi intervención. Gracias.

Presidente

15. Muchas gracias Dr. Burmaster. Permítaseme dar la bienvenida ahora al Dr. Rodgers, a quien invito a formular sus observaciones iniciales. Tiene usted la palabra.

Dr. Rodgers

16. Gracias, señor Presidente. Me voy a extender un poco más que el Dr. Burmaster porque mi campo específico de especialización guarda relación con las enfermedades de los peces y la transmisión y prevalencia de estas enfermedades, o sea, que tengo algunas observaciones importantes que formular a propósito de estas secciones. Sin embargo, antes de formular algunos comentarios, quisiera dar las gracias al Grupo Especial por brindarme la oportunidad de dirigirme a sus miembros y espero también que hasta ahora mis respuestas les hayan facilitado la comprensión de los antecedentes de este asunto. A mí personalmente este proceso me ha parecido fascinante, aunque a ratos ha sido laborioso y desalentador, no forzosamente a causa de la naturaleza del problema, pero sí de los 20 y pico de kilos de documentos que me enviaron para analizar, es decir, casi un kilo por cada año de duración de la diferencia, lo que en realidad no está nada mal.

17. Mis propias respuestas a las preguntas formuladas a los expertos han ido dirigidas a esclarecer los puntos conflictivos, por así decirlo, que se insertan en un cuadro muy complicado. He procurado también emplear la menor cantidad de tecnicismos posible y he citado hechos para respaldar mis opiniones personales y, repito, espero que al Grupo Especial les hayan parecido útiles hasta ahora. Me parece pues que mis respuestas, y quizá también las de los demás expertos, deben de ser tomadas como un todo y no han de ser sacadas de contexto, ni subdivididas en frases, porque como digo, enfrentamos una situación muy complicada. Dicho esto, reconozco que en determinados casos es prácticamente inevitable que ciertas frases sean sacadas de contexto. Reflexionando de forma retrospectiva, me complacen especialmente mis respuestas a las preguntas 8 y 14, pues por lo visto ambas partes están de acuerdo en que respaldan sus respectivas posturas, y esto me coloca en mejor posición en el día de hoy.

18. Voy a tratar de resumir las respuestas que he dado ya haciendo algunos comentarios generales que reflejan mi opinión sobre algunos puntos importantes, quizá algunos de los puntos más importantes, tal y como yo los veo, y responder al mismo tiempo a las preguntas complementarias que nos enviaron hace algunas semanas, aunque estas últimas no las voy a citar necesariamente por su número. Las secciones o, mejor dicho, las preguntas iniciales estaban divididas en tres secciones, a saber, las referentes a los procedimientos de evaluación del riesgo, a las enfermedades de los peces, su transmisión y prevalencia y a los procedimientos de la OIE. Me voy a referir a ellas siguiendo el orden inverso tradicional, pues ni siquiera intenté responder a las preguntas de la sección relativa a la OIE toda vez que en realidad no poseía suficientes conocimientos prácticos sobre la OIE como para opinar. Tampoco pienso decir gran cosa sobre la sección relativa a las enfermedades de los peces, porque salvo algunas excepciones, que yo calificaría de menores, las respuestas de las partes fueron en gran parte coincidentes, aunque las partes mismas posiblemente no estén de acuerdo en que las excepciones son menores.

19. Básicamente, sin embargo, lo que yo diría sobre la sección relativa a las enfermedades es que los datos actualizados más exactos sobre la prevalencia de enfermedades en un país exportador suelen obrar en poder del propio país exportador, a condición, naturalmente, de que esté reconocido como una autoridad competente. En este caso, el Canadá cuenta por cierto con un sistema de vigilancia bien respetado para ese tipo de situación. El grado de fiabilidad científica de los métodos existentes para detectar enfermedades depende en realidad de los límites de detección más bajos de cada prueba o serie de métodos de identificación. No obstante, esto puede dificultar el aislamiento de determinados agentes patógenos virales de los peces, así como de algunas cepas bacterianas. Además, la sensibilidad de la mayor parte de los métodos de diagnóstico tiene un punto límite que hace que el estado de portador en particular sea difícil de determinar, excepto con los métodos más sensibles. Empero, los defectos de sensibilidad de los métodos existentes son aceptados en general por la comunidad científica teniendo en cuenta tanto su base científica como las políticas legislativas, que estipulan en realidad que han de ser utilizados en los programas permanentes de vigilancia. También es verdad que las poblaciones sometidas a pruebas esporádicas suelen ser consideradas como un riesgo menor que las poblaciones sometidas a pruebas ocasionales o las que no son sometidas a prueba alguna, dado que con el tiempo la vigilancia periódica aportará, por así decirlo, una base de datos e informaciones generales. Con todo, después de su captura el pescado destinado al consumo humano casi nunca se somete a pruebas para detectar enfermedades de los peces.

20. En cuanto a la transmisión de enfermedades propiamente dicha, se conjugan muchos factores biológicos, de comportamiento y ambientales interrelacionados. Esto es insoslayable. Como tales, los factores epidemiológicos relacionados con la transmisión de enfermedades no son necesariamente los mismos para cada enfermedad, pues son complejos y numerosos, aunque los aspectos generales son comunes. En mi opinión, el factor más significativo en este caso en particular podría ser la introducción de agentes patógenos potenciales en un ambiente estable. Dado que el equilibrio natural de una población de peces autóctonos podría ser alterado quizá de forma irreversible, este es uno de los posibles factores preponderantes en este caso concreto de transmisión. Dicho esto, sin embargo, se acepta en general que faltan datos sobre la aparición de enfermedades en los peces silvestres y las interacciones potenciales entre los peces silvestres y los mecanismos de introducción de enfermedades como tales.

21. Evidentemente, la cuestión de la evisceración es también pertinente en este caso. Me parece que estamos todos de acuerdo en que es un medio eficaz de reducir el nivel de riesgo, aunque el nivel de reducción dependerá en gran parte del tejido en que se halle el agente patógeno y de la eficacia del proceso de evisceración. Con todo, no se conoce ningún caso específico de transmisión de enfermedades de peces de una zona a otra a través de salmónidos eviscerados importados o, en realidad, de peces eviscerados de cualquier otra especie.

22. Además, al llevarse a cabo el examen organoléptico a efectos de clasificación se deberían eliminar los peces de aspecto desagradable, como los que presenten úlceras o muchas hemorragias o alguna clase de daño superficial. Estas condiciones pueden ser producidas por enfermedades, aunque es posible que después de un examen de esta clase aún queden peces portadores con infección subclínica.

23. No tengo la intención de hacer más comentarios sobre las consecuencias de la entrada de enfermedades, pues creo que también estamos de acuerdo respecto de los principales criterios de secuencias de pasos que se han de cumplir para que esto ocurra. Sin embargo, debemos tener presente que la detección precoz de la entrada de enfermedades y la erradicación de cualquier enfermedad después de su establecimiento serían difíciles en cualquier país. La única pregunta complementaria que no se puede incluir fácilmente en ninguna de las tres secciones principales en que se dividieron las preguntas iniciales, en las que se planteó, básicamente, la cuestión de saber qué es una "trucha arcoiris", iba dirigida a mí en particular, o sea que si me lo permiten, la voy a contestar de inmediato, antes de pasar a la sección concerniente a la evaluación de los riesgos. En esencia, las distintas truchas arcoiris son salmónidos y no salmones, y pertenecen a la misma especie o sea que son Oncorhynchus mykiss. El género Oncorhynchus incluye algunos salmones, pero se trata de salmones de verdad, como el salmón plateado y el salmón rojo. La principal diferencia entre las dos clases de trucha arcoiris estriba en su capacidad de migrar. Una es anádroma, es decir que se trata de un pez migratorio, mientras que la otra, su equivalente no migratorio, es no anádroma. Estos peces fueron incluidos inicialmente en el género Salmo, en el que figura aún el salmón del Atlántico, pero un volumen cada vez mayor de datos taxonómicos, por así decirlo, redundó, en 1989, en la introducción del cambio, pues se estimó que estos peces estaban más emparentados con el género Oncorhynchus que con el género Salmo, que contiene más especies atlánticas de Europa, y al mismo tiempo todas las truchas de río fueron incluidas en el género Oncorhynchus.

24. Esto me trae a la última sección, relativa a los procedimientos de evaluación del riesgo, que, para nosotros los expertos es quizá la más conflictiva, en particular cuando se comparan los dos informes que nos han presentado. Para mí, en general, el Informe final de 1996 es menos específico que el Informe provisional de 1995. Su presentación es también más confusa, pero incluye los resultados de un proceso de comunicación, que no figuran en el Informe provisional. De hecho, hace pensar que no se previó nunca incluir en la versión original del Informe provisional información sobre un proceso de comunicación del riesgo. Ninguno de los dos informes puede ser clasificado como una evaluación cuantitativa del riesgo, aunque en mi opinión el Informe provisional contiene una evaluación cualitativa clara del riesgo de las importaciones. Si bien ambos informes descansan en gran parte en la interpretación de los mismos datos de evaluación del riesgo, el Informe final llega a una conclusión distinta en cuanto al análisis del riesgo que, en mi opinión, es el resultado de la consulta pública. En general, el Informe provisional de 1995 cumple los requisitos mínimos de una evaluación del riesgo y lo considero aceptable.

25. En cuanto al Informe final de 1996, se basa, evidentemente, como estaba previsto, en el Informe provisional anterior e incluye también los resultados del proceso de comunicación del riesgo, y por ende debería ser igualmente aceptable. En mi opinión, tenemos el privilegio, por así decirlo, de poder comparar ambos informes y, al compararse, creo yo, da la impresión de que en el Informe final falta algo, lo que me sorprende porque al ser posterior al Informe de 1995 debería contener todos los elementos básicos. El elemento que falta parece relacionarse especialmente con su claridad, su detalle y la metodología en que se basa, que se aproxima mucho a una reseña bibliográfica sin conclusión.

26. Con toda franqueza, al buscar en el Informe final secciones que posiblemente no estaban en su sitio, me perdí por completo, y esto, en mi opinión, hace que sea menos transparente que el Informe provisional inicial. En el Informe final los riesgos se evalúan por enfermedad, pero de forma verbal y en él no se asigna ninguna de las probabilidades que harían falta para alcanzar una conclusión. Por tanto, en este sentido me parece enteramente posible que no llegue a determinar ninguna probabilidad basada en los datos disponibles. Este concepto de probabilidad se recoge en las Directrices de la OIE, que indican que los factores de riesgo deben utilizarse para estimar la probabilidad de que se produzca un acontecimiento perjudicial con estimaciones puntuales de distribuciones de probabilidades, empleadas para representar los valores de forma cuantitativa o cualitativa.

27. En consecuencia, es probable que por sí solo, sin la referencia del Informe provisional, no constituya un proceso globalmente aceptable de evaluación del riesgo, aunque contiene más elementos. Según parece, después del proceso de comunicación del riesgo se modificó el estilo, el contenido y la orientación del Informe final. Personalmente, pienso que esto ha desvalorizado todo el informe que, después de todo, presumiblemente ha de ser la expresión pública de todo el proceso de análisis.

28. Cuando varias enfermedades son objeto de preocupación, los riesgos se determinan efectivamente elaborando una lista de las enfermedades potenciales que pudieran estar asociadas con las importaciones de un producto de pescado determinado y examinando luego las consecuencias de su entrada y establecimiento. Ahora bien, aunque distintas enfermedades tienen muchos factores de riesgo comunes, cada una de ellas puede tener factores únicos que hay que analizar y cada uno de éstos contará con una cantidad y calidad variables de datos que habrá que examinar por separado, lo que hace necesario evaluar los riesgos por enfermedad. Naturalmente, sin embargo, como ha dicho David Burmaster, tal vez sería posible analizar una enfermedad de más alto riesgo para determinar una respuesta en lugar de tener que analizarlas todas una por una.

29. Ahora bien, �qué significa todo esto? A mí me desorientó en cierto modo y por ende quizá el momento sea oportuno para que haga una recapitulación general, desde un punto de vista estrictamente científico, de cómo yo veo las cosas. En la práctica esto significa que ahora podemos introducir la evaluación del riesgo de 1997 presentada por el Canadá, en la que se aplicó un método cuantitativo para examinar los datos que estaban disponibles ya en 1995 sobre las dos enfermedades más graves objeto de preocupación, a saber, las causadas por Aeromonas salmonicida y Renibacterium salmoninarum. Para aclarar este punto felizmente no es necesario, creo yo, examinar el informe a fondo, pues en tal caso podríamos estar aquí hasta mañana, sino más bien las conclusiones generales de los diversos informes siguiendo los distintos elementos de evaluación del riesgo. Lo siento, pero voy a tener que citar algunos pasajes de los distintos informes.

30. En el Informe provisional de 1995 del AQIS se concluye que "se estima que, cuando el salmón silvestre del Pacífico capturado en el océano procedente del Canadá y los Estados Unidos que ha sido eviscerado y al que se ha quitado la cabeza, se consume en hogares y restaurantes, presenta un riesgo insignificante de introducción y establecimiento de enfermedades". En el Informe se observa también que "se considera extremadamente improbable que la importación de salmón silvestre del Pacífico capturado en el océano, eviscerado y sin cabeza, introduzca infecciones en las poblaciones de peces de Australia" (en este pasaje se hace referencia a Aeromonas salmonicida en particular), y que "el riesgo de introducción de enfermedades es aceptablemente bajo habida cuenta de las consecuencias potencialmente graves de dicho acontecimiento".

31. El Informe final de 1996 contiene un pasaje que dice que "existen riesgos de que los productos de salmón contengan agentes patógenos exóticos; sin embargo, el riesgo de establecimiento de una enfermedad exótica es bajo si se toman medidas de gestión adecuadas".

32. En la Evaluación del Riesgo de 1997 del Canadá (la denominada Evaluación de Vose), figura una observación que dice que "el riesgo de infección del salmón nativo con Aeromonas salmonicida o Renibacterium salmoninarum procedente del salmón del Canadá es extremadamente bajo" y que "los datos con que Australia contaba cuando se redactaron sus informes eran suficientes para que concluyera que el riesgo de forunculosis y renibacteriosis planteado por el salmón del Canadá debe ser considerado insignificantemente bajo". Por último, en él se afirma también que "el salmón del Pacífico del Canadá capturado en el océano, eviscerado, con y sin cabeza, fresco y congelado, presenta un riesgo insignificante de introducción de enfermedades".

33. En mi opinión esto significa que en todos estos informes se alcanza en realidad una conclusión científica semejante, a menos que en un informe "insignificante" se refiera a un nivel de riesgo distinto del de otro, lo que es enteramente posible, y me pregunto si Marion Wooldridge o David Burmaster podrían hacer comentarios más adelante sobre la diferencia entre expresiones como "insignificante", "extremadamente improbable", "aceptablemente bajo", "bajo", "extremadamente bajo" e "insignificantemente bajo". Lo interesante del caso es que tanto en las conclusiones del primer Informe provisional cualitativo del AQIS de 1995 como en las de la Evaluación de Vose de 1997 se emplea la misma expresión, a saber, "riesgo insignificante". Lo que ninguno de los dos contiene es información sobre la comunicación del riesgo.

34. Para mí, el problema parece estribar en el cambio de énfasis y conclusiones del Informe final de 1996, en el que se toman, al parecer, en consideración las opiniones consultivas científicas, pero luego, como he dicho, se alcanza una decisión política después de la consulta pública. Ahora bien, en las Directrices revisadas de la OIE se indica que los países importadores decidirán si el riesgo determinado en el análisis de las importaciones es o no aceptable, pero que el país importador ha de estar dispuesto a justificar su decisión. La disyuntiva entre las opiniones consultivas científicas y una decisión final política, representa, en mi opinión, un problema muy difícil de resolver, puesto que en definitiva la existencia de un riesgo, cualquiera que sea su nivel, puede ser inaceptable.

35. El Acuerdo MSF contiene una prescripción según la cual en circunstancias como éstas se ha de evaluar el riesgo y estipula que la medida deberá basarse "en una evaluación, adecuada a las circunstancias" y que la evaluación del riesgo se hará "teniendo en cuenta las técnicas de evaluación elaboradas por las organizaciones internacionales pertinentes" que, en el caso de la sanidad de los animales acuáticos, son las de la OIE. En las recomendaciones pertinentes de esta Organización no se estipula en ningún momento que haya que realizar evaluaciones cuantitativas. La OIE señala que "un análisis de riesgos debe ser capaz de hacer frente a las complejidades de las situaciones de la vida real y ningún método en particular es aplicable en todos los casos. Por este motivo, los países que deseen realizar análisis de los riesgos de las importaciones tal vez consideren necesario formular su propia metodología o sus propios procesos para ejecutar tales análisis".

36. En resumen, desde una óptica estrictamente científica, personalmente estoy de acuerdo con la recomendación del Informe provisional del AQIS de 1995 basado en una evaluación cualitativa. Estoy de acuerdo también con los resúmenes sobre las enfermedades del informe BRS y la evaluación cuantitativa encargada más recientemente por el Canadá que, en conjunto, admiten que existe un riesgo y que ese riesgo es "bajo", "extremadamente bajo" o "insignificante", dependiendo de la expresión que se desee emplear. Según parece, nadie pone en duda que existe un riesgo. No obstante, para mí el hecho clave no es si los procesos de evaluación del riesgo deban ser cualitativos o cuantitativos o incluso si un informe es mejor que otro, porque en definitiva todos alcanzan una conclusión semejante empleando expresiones distintas. Para mí el hecho clave es lo que se hace con los datos que identifican un nivel de riesgo (el paso siguiente, por así decir), y en este caso identifican un nivel de riesgo insignificante. La decisión final que se tome después de un proceso de comunicación del riesgo en que se han examinado factores adicionales será una decisión política y no una decisión científica. Esta decisión puede o no estar en armonía con las opiniones consultivas científicas, que identifican, como he dicho, un nivel de riesgo determinado. El que luego este riesgo sea aceptable a la luz de consideraciones socioeconómicas y de política internas (que en este caso felizmente no me conciernen), es algo sobre lo que en realidad no me corresponde opinar en esta ocasión. Con todo, lo que sí desearía decir es que los temores adicionales acerca de si un nivel tan bajo de riesgo es aceptable deberían calmarse tomando en consideración una serie de factores de reducción del riesgo. Estos factores, sin embargo, deben ser aceptados por ambas partes. De esta manera, la aplicación de una serie de medidas de esta clase puede demostrar que el riesgo se ha reducido lo bastante como para que sea innecesario realizar una evaluación exacta del riesgo inicial no sujeto a controles, y digo esto basándome una vez más en el manual de la OIE. Para mí, la evaluación del riesgo es un aspecto del proceso que ayuda a las autoridades a alcanzar una conclusión final y no la respuesta en sí.

37. Esto es todo lo que querría decir, excepto concluir felicitando por último a ambas partes por sus exposiciones, porque no es fácil hallar y analizar los datos científicos necesarios para este proceso. Sé por experiencia lo difícil que puede ser y les rogaría, por así decirlo, que, como ha hecho en algún grado Nueva Zelandia, pusieran los datos al alcance de todo el mundo una vez que el Grupo Especial haya tomado una decisión, con independencia de cuál sea, porque son datos sumamente valiosos que deberían emplearse, quizá con alguna clase de auspicio de la OIE, en beneficio de cualquier persona que tome el relevo, a fin de contribuir a apoyar ulteriores procesos de evaluación de riesgos. Gracias, señor Presidente.

Presidente

38. Muchas gracias Dr. Rodgers. Siguiendo el orden señalado doy la palabra ahora al Dr. Winton. Tiene usted la palabra.

Dr. Winton

39. En primer lugar quisiera dar las gracias al Grupo Especial por invitarme a esta reunión. Este proceso me ha parecido muy interesante. Quisiera decir también que mi actitud hacia ambas partes en esta diferencia es amistosa y que tengo colegas científicos en ambos países. Se ha consagrado mucho esfuerzo y tiempo a esta cuestión y apoyo los comentarios del Dr. Rodgers de que ha generado muchos datos de muy buena calidad. He procurado limitarme a formular comentarios sobre la Comisión para las enfermedades de los peces por dos motivos. En parte para no tomar partido, pues estimo que esta es una diferencia amistosa, y en segundo lugar porque el Dr. Blancou, Director General de la OIE, opina que la OIE debería ser imparcial en estos asuntos. He procurado pues limitarme a hacer comentarios relacionados con ámbitos en los que a mi juicio la Comisión para las enfermedades de los peces desempeña alguna función.

40. En primer lugar, la Comisión para las enfermedades de los peces de la OIE y la propia OIE no son forzosamente depositarias de todos los datos ni de todos los dictámenes sobre estas cuestiones. De hecho, no actuamos como un tribunal, sino que reunimos datos en toda la medida de nuestras posibilidades por conducto de una red de colegas, bibliotecas de referencia y amigos. Con todo, hemos sacado provecho de una proporción apreciable de los datos aportados por ambas partes y el Dr. Rodgers, y nosotros mismos estamos aprendiendo en este sentido. Hemos comprobado que en realidad varios de estos procesos van muy por delante de lo que habíamos estimado que las evaluaciones de riesgos podían dar de sí en el campo de las enfermedades de los peces, puesto que la Comisión para las enfermedades de los peces ha adoptado en gran parte los enfoques formulados por la propia OIE para los grandes animales, y la Dra. Wooldridge puede formular más comentarios en este sentido. Con todo, se trata de un campo en plena evolución en el que hacen falta datos científicos nuevos para promover evaluaciones cuantitativas. Si se desconocen las curvas de supervivencia de los agentes patógenos es difícil asignar valores estimativos a algunos de los factores que se han de incluir en una evaluación cuantitativa del riesgo, y esto lo reconoce la OIE naturalmente.

41. La Comisión para las enfermedades de los peces, como he dicho, adoptó el enfoque de la OIE, a saber, que la evaluación del riesgo ha de ser el método que sirva para resolver diferencias entre partes, particularmente en un caso como éste, relativo a enfermedades de los peces. En general, la OIE había previsto que dichas evaluaciones de riesgos serían cuantitativas en la mayor medida posible, y pienso que, como han señalado el Dr. Rodgers y el Dr. Burmaster, esto es posible. Creo que los informes de Nueva Zelandia y, en cierto modo, los más recientes de Australia y del Canadá han contribuido en forma significativa a poner en evidencia lo que se puede hacer en materia de evaluación de riesgos.

42. La Comisión para las enfermedades de los peces no ha intentado abordar cada uno de los posibles riesgos de enfermedad entre cualesquiera interlocutores comerciales posibles, pues en prácticamente todos los casos existen elementos únicos. Éstos tienen que ver con las especies de los países importadores y exportadores, el volumen del comercio, la clase de producto que pudiera ser objeto de comercio, etc. Lo que la Comisión para las enfermedades de los peces ha intentado hacer es definir un grupo de enfermedades consideradas importantes en el comercio mundial por acuerdo general. La Comisión ha dado por supuesto también que los riesgos más importantes se relacionan con los peces y gametos vivos y en segundo lugar con los productos no eviscerados.

43. A la Comisión para las enfermedades de los peces de la OIE no le ha parecido que el pescado eviscerado represente un riesgo importante. Con todo, concuerdo con el Dr. Rodgers en que probablemente no existe ningún intercambio comercial que esté totalmente exento de riesgo. Pienso que, como han señalado el Dr. Burmaster y la Dra. Wooldridge, hay un equilibrio entre los beneficios y los riesgos, y que la única alternativa exenta de riesgos es la ausencia de comercio. Por tanto, si va a haber comercio, siempre se puede elaborar alguna hipótesis que haga posible el paso de algún agente. Para tratar de restablecer el equilibrio en este sentido, la Comisión para las enfermedades de los peces ha elaborado una lista de enfermedades de declaración obligatoria, que en su opinión es objeto de acuerdo general, y un método o conjunto de protocolos uniformes para obtener certificaciones para que el comercio internacional pueda continuar, principalmente el de productos de la acuicultura. Fuera de esta esfera existe una enorme zona gris que abarca la diferencia relativa a peces silvestres o el pescado eviscerado que nos ocupa. En realidad, la Comisión para las enfermedades de los peces de la OIE no tiene mucho que decir en ese sentido, excepto que, como grupo de expertos, en su evaluación de la bibliografía científica no ha encontrado pruebas científicas de que tales productos eviscerados hayan constituido un riesgo hasta ahora. Si se aportaran datos científicos que demostraran lo contrario, posiblemente modificaría los tipos de productos o los tipos de enfermedades. El proceso es muy dinámico y es probable que nunca consigamos acertar del todo.

44. Paso ahora a responder a algunas de las preguntas sobre la Comisión para las enfermedades de los peces, el detalle de las actas y cómo trabaja este órgano. La Comisión está integrada por cinco miembros elegidos. A menudo se le suman uno o dos expertos. Por ejemplo, me parece que el Dr. Beers asistió hace dos años a una de las reuniones y se le agradeció su aportación en esa ocasión. La Comisión procura invitar a expertos periódicamente para que hagan aportaciones en ámbitos en que es floja. Cierto es que la Comisión es floja en la esfera de la evaluación de riesgos, en la que depende de la OIE y de otras autoridades, como las que están representadas en esta reunión, para que la orienten. Es también relativamente floja en lo que atañe a las enfermedades de los crustáceos y los moluscos y tiene previsto invitar a expertos para que colaboren con ella en estas esferas. Con todo, cuenta con una extensa red de laboratorios de referencia y profesionales encargada de aportar datos al respecto. La Comisión no levanta actas pormenorizadas de sus debates y consultas. Decide sobre todo por consenso y si uno de sus miembros no está de acuerdo se limita a no hacer nada durante un tiempo hasta que se llega a un acuerdo o se consiguen datos nuevos. Las actas que facilita son más bien resumidas y se presentan en las reuniones generales, en las que cada Estado miembro tiene un representante con derecho de voto. En realidad pues, actúa como órgano técnico de la propia OIE.

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